La Muñeca De Sebastian ( Sebastian Y Tú)

Final - MS - CHAPTER F I V E T E E N

- por cierto, hablando de Elizabeth-

-Es tu... Prometida, ¿verdad? Me lo comentó Sebastian - reiteré -

-Sí, yo... Solo... No quiero que le digas que no me gusta, a ella le gusta Alois, no estoy celoso, para nada, es que... Tengo miedo de no conseguir a nadie -

-Lo harás, te lo prometo, eres listo Ciel, muy inteligente, decidido y lindo, las chicas te amarían si les hablases - carcajeó, en ese momento, Sebastian abrió la puerta, le sonreí - Cierrala y ven - Ciel negó varias veces hacia mí - Tú callado - se apegó avergonzado -

-Señorita, no creo que sea buena idea - lo señalé y le indiqué su lado -suspiró - permitame -

Se acostó, algo nervioso del lado contrario al que yo me encontraba, pasó indiscriminadamente una mano por encima para tocar mi cintura.
Lo dejé encantada. Ciel no decía nada, estaba rojo. Al final, Sebastian se atrevió a abrazarnos a ambos solamente para poder besarme lo que me pareció un gesto demasiado encantador, sonrió y cerró los ojos al mismo tiempo que yo y Ciel.

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-Sky - abrí los ojos algo desconcertada - Sky - miré a Ciel bostezando -

-¿qué ocurre pequeño? - bajó la mirada -

-Sebastian me dijo, que te diga que  cuando puedas vayas con él - asentí y volví a abrazarlo - no irás? -

-Me iré cuando tú digas - lo observé- si quieres que me vaya me lo dices - asintió -

Unos minutos pasaron, y él se había dormido.

Al final, Sebastian entró con un carro de comidas.

-Ciel, hora de tu desayuno -

-Mamá... - reí -

-Quiero uno así - Sebastian sonrió -

-Ahora está débil, no creo que quiera uno como el que se esconde bajo eso -

-Lo querré de igual manera - comenzó a cortar un pastel de frutillas y crema -

-Yo también, acepto todo lo que la haga feliz, no se preocupe - suspiré aliviada -

-Gracias Sebastian - Ciel abrió los ojos -

-Eres persistente - asentí - ahora sí, váyanse ambos - se sentó contra el respaldo de la cama a esperar su taza de té, besé su mejilla antes de levantarme y salir de donde me encontraba -

Ambos salimos de la habitación, fue ahí cuando Sebastian me tomó de la cintura y me puso en su hombro.

-Vayamos a por un niño - reí decepcionada -

-No sé si podremos tenerlo - me tiró a su cama y fue a cerrar la puerta -

-Oh, no, no podemos, pero si quiere uno, siempre está la idea de adoptar - sonreí -

-Ven aquí - estiré mis brazos hacia él, sonriente se acercó a besarme, se puso lentamente encima de mí, me acariciaba la cintura y bajaba sus besos por mi cuello, mordía y jugaba con mis muslos apretandolos contra su cadera para que pudiese sentir su erección crecer - ¿cómo está mini Sebastian? - rió -

-No creo que mini sea la palabra adecuada- mi cuello se vio invadido por sus besos, me apretó el trasero con firmesa logrando que riera un poco.

Amenacé con desabrochar sus pantalones pero en lugar de eso, me enrosqué a su cintura mientras hacía fricción con nuestras partes, ya que nosotros no respirabamos se nos era más sencillo besarnos la veces y el tiempo que gustemos.