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    Decidimos ir a casa de Cameron, él se quedó con la llave de su casa mientras sus padres no estaban, por lo que tenemos cómo entrar y la seguridad de que cuando entremos nadie más va a estar ahí. Ya hemos llegado a la ciudad, está hecha cenizas, con una gran variedad de cadáveres y autos accidentados por todas partes. No tardo mucho para preguntarme cómo estarán pasándola en otras partes.

    Me giro para ver a Cameron y lo noto tenso, sé que está preocupado, molesto, triste, todos lo estamos, es inevitable, no ha pasado ni un día desde lo ocurrido. Coloco mi mano en su hombro para que se relaje y él me regala una sonrisa, pero yo sé que sólo lo hace para que no me preocupe por él.

    —Estoy bien, amor. —Dice intentando sonar lo más calmado posible. Sam abre la boca para decir algo pero instantáneamente la cierra.

    —Cuando lleguemos Sam e Isabella revisaran los cuartos, Cameron y yo revisaremos el resto de la casa. —Digo tratando de evitar el tema de nuestros estados de ánimo.

    — ¿Y específicamente qué buscaremos? —Pregunta Isabella.

    —Cualquier cosa que nos sirva, ya sea para defensa, comida, lo necesario.

    — ¿Cómo haremos al llegar a la...

    —Sam. —Lo interrumpo y le hago una seña hacia Cameron.

    —No creas que no te vi, Maya —dice Cameron en un tono algo burlón—. Yo estoy bien, enserio —me sonríe—. Respecto a cuando lleguemos que, por cierto, estamos por llegar, yo me bajaré para abrir la puerta y hasta que no la abra no pueden bajarse del auto. Cuando estemos adentro haremos lo que Maya dijo, y cuando salgamos rápidamente se montan en los puestos de atrás. No importa que estén incomodos, luego se acomodaran, pero primero es nuestra seguridad, hay que estar precavidos.

    — ¿Y ese mecanismo, bro? —pregunta Sam en tono burlón y se empieza a reír por lo bajo. Isabella y yo no podemos evitar reír con él. Cameron suelta una pequeña carcajada. Paramos de reír pero por lo menos ya no tenemos las caras largas de antes.

    —Ahora sí estamos llegando —dice Cameron después de un tiempo. Se nos quita la sonrisa a todos al caer en cuenta de la situación, por lo que nos quedamos unos instantes en silencio, hasta que Cameron lo rompe—: Sin caras largas, si es así, prefiero que se burlen de mí. —Bromea un poco para romper la tensión y de cierta manera funciona, nos saca una pequeña sonrisa a todos.

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    — ¿Ya está todo listo? — Pregunto viendo cómo Isabella y Sam bajan las escaleras.

    —Sí, no encontramos nada que nos sirva de alimento ni para defensa, pero encontré varias cosas que nos servirán para higiene personal—. Dice Isabella acercándose hacia nosotros.

    —Y yo encontré tu consola de juegos, Cam—dice Sam sonriendo—. Ah y por supuesto también agarre unos cuanto juegos y accesorios. —Termina de decir y nosotros nos volteamos a verlo con gracia, riendo por lo bajo y negando con la cabeza.

    —Nosotros conseguimos un poco de comida. —Resalta Cameron haciendo énfasis en comida y mirando fijamente a Sam. Sam hace puchero— Con lo que tenemos allá podemos completar —dice Cameron encogiendo los hombros—. En fin, hay que irnos. Salgan de la casa y métanse al auto, mientras yo cierro con llave.

    Salimos de la casa y cuando nos encontrábamos a punto de subirnos al auto veo algo que me deja sin palabras por unos instantes.

    —Cam...—Susurro, él me mira atento. Se da cuenta que miro a un punto fijo a su izquierda y se gira para ver.

    —Maya, entra al auto ahora. —Dice, pero no se mueve.

    —Pero, Cam...

    —Sólo hazlo, Maya. —Dice cortante.

    Entro al auto y él termina de cerrar con llave, pero sigue sin moverse de dónde está.

    — ¿Por qué Cameron no entra al auto? —Pregunta Isabella.

    —No lo sé, créeme que no lo sé. —Digo. Abro la boca para decir algo, pero la cierro al ver a Cameron entrando al auto desesperado.

    —Tenemos que salir de aquí. —Dice, pero se queda paralizado por unos segundos.

    — ¡Cameron! —Grita alguien— ¿Eres tú? —Preguntan, pero él se mantiene serio y arranca el auto— ¡Cameron! —Vuelven a gritar y puedo ver el dolor y la desesperación en la expresión de Cameron. Está resistiéndose en estos momentos para no decaer.

    — ¿Qué está pasando ahora?—Pregunta Sam nervioso, noto que nos siguen, Sam e Isabella se giran y entonces ahí es cuando entienden. — Oh, mierda... —Susurra Sam exaltado.

    —Esto tiene que ser una broma. —Dice Cameron molesto. Hay unos cuantos autos atravesados en el camino.

    —Hay que dar la vuelta —dice Sam y analiza los alrededores—. Por allá, ve —señala a lo que parece ser una especie de callejón. Lo miramos confundidos— Tranquilos, sé de lo que hablo, es la parte de atrás de varios negocios y uno de ellos era de mi padre. Lo único que tenemos que hacer es entrar y luego giramos a la derecha cuando se nos permita —Cameron asiente todavía algo extrañado— ¡Pero rápido, joder! —Grita alterado mirando hacia atrás. Cameron acelera rápidamente y notamos que hay más o menos ocho personas que vienen en nuestra dirección, por lo que nos ponemos más nerviosos y Cameron aumenta la velocidad para intentar perderles de vista.

    Logramos salir del callejón perdiendo de vista a todos, soltamos un suspiro y nos ponemos cómodos en el coche mientras salimos de la ciudad.

¿Será este el final?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora