capitulo 9

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Sentía frió en su cuerpo, estaba muy adolorida, se levantó del suelo de la ducha con una fuerte jaqueca, no recordaba absolutamente nada.
Después de ducharse para descontracturarse, se dirigió a su salón de entrenamiento, pero al entrar, Uranay la miro con furia.- ¿Qué rayos fue lo que hiciste?-
-¿de qué hablas anciana?-Bulma no podía comprender que fue lo que tanto molesto a su entrenadora.
La mujer mayor solo se fue del lugar, invadida por la ira, pero antes le dedico una última mirada a Bulma-Hoy entrenaras sola-
“-No puede ser, la muy estúpida está marcada-“pensaba Uranay, mientras caminaba sin rumbo por el castillo”-esto no es bueno, si ella se deja influir por esta unión, mis esfuerzos serán en vano. Maldito Vegeta, eres un idiota, te dejaste llevar más allá de lo que pensé-“trato de calmarse un poco”-Lo solucionare, no creo que ella sea tan ilusa como para enamorarse de él, además, esto es tan estúpido, no puedo creer que el rey tenga sentimientos por ella, suena fuera de lógica-“
Bulma estaba desconcertada, suspiro, esa mañana se sentía diferente, estaba feliz, así que al estar sola, decidió salir a caminar.
Jamás había explorado tanto el castillo, era tan hermoso. Sin darse cuenta llego a un enorme salón, con enormes ventanas, con unas bellas cortinas de seda rojas, un bello piano estaba en el centro.  Camino lentamente, llena de nostalgia al recordar aquellos días, cuando todo era felicidad para ella, sentada junto a su padre, tocando el piano, interminables noches llenas de amor, con su madre escuchándolos.
Una lagrima rodo, sin que se diera cuenta por su mejilla y, una suave sonrisa se le dibujo en lo labios. Miro hacia todos lados, para confirmar que nadie estuviera cerca. Camino lentamente, se sentó en aquel pequeño lugar, comenzó a inspeccionar el viejo instrumento, tecla por tecla, cerrando suavemente sus bellos ojos, haciendo que su mente viajara a esas viejas épocas, dejando que sus dedos jugaran con las melodías, que comenzaron a llenar su alma.
Una suave tonada sonaba a lo lejos, algo que llamo la atención de un muy pensativo Vegeta, que caminaba rumbo al su cuarto.
Llego al viejo salón, donde su madre, pasaba noches con tal de no estar con su padre. Se asomó y vio a la mujer sentada.
Estaba tan inspirada, que no se percató de que estaba siendo observada. Dejo que sus labios se abrieran y comenzó a entonar una bella melodía (la canción es, no me pidas perdón-cover de Calorina Ross, ahí les muestro la voz de Bulma).
“No me pidas perdón, porque voy a caer, no me inventes mentiras que voy a creer, no hables con cara de arrepentido, la verdad tengo miedo que me hagas volver. No prometas que vas a cambiar porque quieres volver a mis brazos, y armar ese rompe cabezas de mi corazón en pedazos. No me pidas perdón porque corro el peligro que si te perdone, y no quiero hacerlo. No me pidas perdón, que la línea es delgada entre tú y el deseo, el deseo en arrancar tu traje en segundos y besar tu cuerpo, no me pidas perdón, porque soy vulnerable a todos tus encantos, porque te sigo amando. No me pidas volver a caer en el juego de las apariencias, me ha costado bastante salir adelante y ahora regresas. No me pidas perdón cuando ya mi presente se encuentra estable. No me pidas perdón, por favor te suplico, porque existe el riesgo, que pueda perdonarte.”
Su bella voz llenaba cada rincón, su cuerpo se mecía al compás de la melodía, su corazón latía rápidamente, un suave cosquilleo recorría su cuerpo, su piel se erizaba, mientras que un leve ardor se concentraba en su cuello, en aquella marca, que aún no había notado que tenía. Bulma se sentía volar.
“No me pidas perdón, que la línea es delgada entre tú y el deseo, el deseo en arrancar tu traje en segundos y besar tu cuerpo, no me pidas perdón, porque soy vulnerable a todos tus encantos, porque te sigo amando. No me pidas volver a caer en el juego de las apariencias, me ha costado bastante salir adelante y ahora regresas. No me pidas perdón cuando ya mi presente se encuentra estable. No me pidas perdón, por favor te suplico, porque existe el riesgo, que pueda perdonarte.”
Dejo de tocar y soltó un gran suspiro, estirando su cuerpo con una sonrisa en sus labios. Sentía como se relajaba su alma, pero algo no cambiaba, algo que llamo su atención, el ardor de su cuello no se iba.
Vegeta sé quedo paralizado, estaba confundido, sentía ganas de tomarla ahí mismo sobre el piano y hacerla suya, pero a su vez, solo quería abrazarla. No quiso descubrir que pasaría, apenas si entendía porque la hizo suya la noche anterior, pero lo que más lo tenía pensando, era por qué la marco.
Esa marca era algo muy importante en su raza, ya que creaba una unión y conexión única e irrompible, una muestra de afecto que hace siglos no se implementaba en su raza. Se dice que si la persona marcada se separa de quien la marco, esta muere de tristeza, como paso con su madre, quien fue separada de quien la marco, por capricho de su padre. A pesar que ella soporto años por su pequeño hijo, murió cuando él solo tenía cinco años, esto no era bueno para los planes de Uranay, ya que no quería que el rey muriera de una manera tan estúpida, necesitaba que sufriera y suplicara por su muerte. Ella quería que él se enamorar, que se encegueciera por su títere, el cual creía manejar a su antojo, y que sea la misma Bulma, su amor, quien lo acabara con sus propias manos, pero si la mujer estaba marcada, era porque ella en lo más profundo, sentía algo por él, ya que de no ser así, la marca ya habría desaparecido, esto tenía muy preocupada a la anciana, si ella se enamoraba de él, no sería capaz de matarlo.
Bulma salió del cuarto con una gran paz en su ser. Pudo ver a lo lejos la espalda de Vegeta-¿acaso el…?-Salió corriendo para alcanzarlo-¡Vegeta, espera!-dijo tomándolo del hombro.
Él se giró para mirarla y se quitó bruscamente de su agarre-¿Qué quieres mujer?-
Bulma se sonrojo un poco-¿Acaso estaba escuchando?-Dijo un poco avergonzada.
El comenzó a reír con fuerza-Eres patética ¿acaso crees que después de lo que paso anoche, debo andar espiándote?-
Ella se quedó helada-¿Anoche?-
El volvió a reír- ya veo, estabas demasiado ebria como para recordar lo mucho que lo disfrutaste-
-¿de que estas hablando?- estaba aterrorizada por su respuesta.
-Gemías de placer- dijo el acercando su rostro al de ella-y decías mi nombre-El, la tomo de la barbilla, para luego besarla en los labios.
Ella se soltó de él, abofeteándolo en la cara, haciéndolo volver a reír, le dio la espalda y se fue, dejando a Bulma en estado de shock. ¿Porque hacia eso?, simple necesitaba hacer que esa marca se borrara, no quería parecer un ser patético, ni aceptar que en un estúpido momento, se entregó a una simple humana.
Bulma callo de rodillas al suelo-Es imposible-toda esa felicidad que sentía se desvanecía, sentía como las lágrimas caían una tras otra, de sus ojos color cielo, pero rápidamente las seco, poniéndose de pie.
Observaba a Vegeta alejarse y sonrió-no creas que te será tan fácil doblegarme, peleare, hasta el último segundo-poso sus dedos en sus labios carmesí-a pesar de ser un estúpido cretino, jamás me habían besado de esa manera- volvió a sonreír, levantando su frente-soy una estúpida- decía para sí misma-no puedo creer que me gusto, que patética-Se giró y salió caminando rumbo a su cuarto de entrenamiento, aun no entendía que le pasaba, era raro, pero algo en ese maldito, como ella le decía comenzó a llamar su atención.

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