VII

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El avión llegó sin retrasos ni contratiempos a su destino. Yuuri estaba tranquilo y portaba como siempre el uniforme de la milicia con toda dignidad. A su llegada le fue indicado esperar a que le llamaran en una de las habitaciones del castillo. No le fue permitido rondar por el lugar, solo lo limitaron a la habitación más cercana a la torre principal y este así lo hizo. 

- Al pie de las 11 usted deberá lavar su cuerpo, dejaremos a su disposición algunas prendas que podrá utilizar a elección - le indicó el vampiro mientras lo guiaba a la habitación. Yuuri no contestó y se limitó a caminar.

El lugar era muy espacioso a pesar de verse pequeño desde afuera, la arquitectura medieval daba por sobre todo la sensación de frío, era como estar visitando un museo, cada paso o cualquier mínimo sonido resonaba por los largos pasillos haciendo eco por todos lados. Aquellas increíblemente altas paredes de piedra gris estaban adornadas con algunos grandes retratos, seguramente de los vampiros que fueron maestros del lugar, de vez en cuando algunas puertas de maderas finas y con grabados en los marcos rompían la continuidad de los retratos. Yuuri llegó a sentir curiosidad por lo que habría detrás de esas puertas, entonces pensó que a lo mejor nunca podría saberlo. 

Después de un rato de camino el vampiro se detuvo indicándole que ya habían llegado a su destino, Yuuri entró a la habitación pero el vampiro no, el solo esperó a que el japonés terminara de pasar para cerrar la puerta tras él. Como el pelinegro ya se sentía seguro de estar solo se dispuso a recorrer la habitación que sin duda alguna era amplia y elegante al nivel de la realeza de algunos centenares de años atrás. Las ventanas no eran especialmente amplias, pero la ceda de sus cortinas dejaba que la luz entrara ala perfección, entonces Yuuri se dirigió a ella para apreciar el paisaje y se encontró con una vista que jamás hubiera imaginado. Fuera de la habitación el mar azul rodeaba la mayoría del paisaje y al observar un poco más a su izquierda se dio cuenta de los preciosos acantilados  que bordeaban el mar y se dio cuenta que él se encontraba en el más alto de todos, sus ojos brillaron con la belleza del paisaje  y sus pies hormigueaban con deseo de poder correr por la pequeña playa que se formaba al pie de aquellas formaciones rocosas. El castillo y la habitación eran maravillosos pero nada se comparaba con el paisaje y Yuuri pasó toda la tarde yendo de la gran cama suave y cómoda a la ventana donde recargaba los codos y se limitaba a cerrar los ojos y escuchar, sentir y oler el mar...

Por la noche el paisaje no era menos hermoso, el sonido de las olas llenaba el cuarto, Yuuri se relajaba demasiado pero siempre estuvo alerta de no quedarse dormido. Su mente lo mantuvo ocupado pensando en lo que sucedería en unas horas más y una extraña emoción lo invadía cada que pensaba en la nueva vida que había conseguido; en ese momento pensaba en lo extraordinario que era su nuevo compañero y se sentía algo culpable de haber deseado no ser emparejado con el capitán - te veías muy terrible, Viktor - pensó y una sonrisa se extendió por su rostro.

A pesar de ser de noche, el pelinegro mantuvo la luz apagada, la luna no iluminaría la habitación, hubiera sido perfecto, pero había luna nueva y la oscuridad reinaba por sobre todo. Poco después, en medio de la oscuridad donde solo se podía a puras penas percibir algo de la silueta de su mano una tenue luz azul comenzó a parpadear en su mano izquierda. Yuuri dirigió la mirada al pequeño resplandor y se dio cuenta de la hora... - las once en punto - dijo a sí mismo. 

- Bien, es hora - se levantó y se dirigió a la entrada de la habitación para palpar la pared en donde antes había ubicado el apagador de las lámparas. Cuando lo ubicó, encendió y poco a poco una luz débil y amarilla comenzó a iluminar la habitación. Una vez que pudo ver todo en la habitación se dirigió al armario de madera donde varias prendas estaban dispuestas, pensó que todo aquello era un tanto exagerado e innecesario, suspiró un par de veces ya que de cualquier forma estaba obligado a seguir todo según al extraño protocolo de los vampiros. 

Beber de tu sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora