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- Cuento contigo- dijo Viktor y Yuuri lo miró con confusión, sobre todo por la expresión que el ruso tenía, una de extrema excitación por lo que venía. 

El japonés trató de espabilar de la confusión y aceptando la emoción de su compañero él también se preparó para el ataque de sus compañeros. 

El grupo adoptó una táctica algo extrema, de su punto de reunión se desplegaron alrededor de la sala y poco a poco y con cautela fueron rodeando a los dos del centro. 

- Vamos chicos, ¿no es esto un poco simple? - se burló Viktor, mientras Yuuri por su parte tomaba una postura de pelea. 

Yuri bufó por el comentario y tres de los vampiros se vieron con complicidad con una sonrisa de medio lado.

Yuuri tomó lugar a espaldas del ruso, iba a luchar a su lado, espalda con espalda pelearía para protegerlo si era necesario. 

- Nada mal, querido, pero si estamos así no puedo morderte - Viktor dio la espalda al grupo de vampiros delante de él y puso la mano sobre el hombro de Yuuri. Con toda delicadeza y calma acercó su rostro al cuello del muchacho, por su lado, el japonés tenía el sentimiento de haber cometido un grave error al optar por esa postura, pero aún así cerró los ojos al sentir la respiración del ruso contra su piel. 

- Cuida tu espalda, capitán - la voz de Nishigori hizo que Yuuri abriera los ojos de golpe y girara su cuerpo solo para ver a Viktor siendo arrojado con fuerza por los aires. 

El objetivo era simple, Viktor no debía tomar la sangre Yuuri y así su fuerza solo sería la normal, algo que ellos podrían manejar con facilidad ya que no hacía mucho ellos habían tomado la sangre de sus compañeros lo que potenciaba en buena medida su fuerza y siendo 4 podrían manejar la situación contra un capitán de su calibre. El plan de inicio fue evitar que Viktor tomara la sangre de Yuuri y después dividirlos; Otabek, Yuri, Nishigori, Yuko y Leo contra Viktor y Pichit, Guang Hong y Seung contra Yuuri, en su caso la idea solo era contenerlo para que este no llegara al lugar de Viktor. 

La batalla principal comenzó, Yuri fue el primero en atacar. A pesar de su cuerpo pequeño y delgado al punto de verse frágil, el rubio sabía muy bien como dar golpes y patadas certeras, algunos de ellos fueron esquivados con facilidad y otros simplemente recibidos y bloqueados por el experimentado peliplata, el rubio gruñía de vez en cuando con frustración y retrocedía unos segundos para dejar a Beka el trabajo hasta que poco a poco sus ataque se sincronizaban y atacaban al mismo tiempo, el tipo de pelea que ambos usaban era uno extremadamente preciso, cualquier error de cálculo haría que el rubio fuera el golpeado.

Poco después Nishigori y Yuuko entraron al combate, por un tiempo la pareja Altin dejó a los japoneses actuar. El estilo de los dos asiáticos era muy diferente, ambos entraron al ataque al mismo tiempo haciendo maniobras de pareja, la figura de Yuuko se movía con gracilidad propinando en su mayoría patadas, lo que eran su especialidad, Nishigori por su lado era mejor con los ataques de frente que Viktor podía perfectamente recibir y con algo de fuerza deshacerse de alguna llaves. Yuuko retrocedió unos segundos mientras Takeshi entretenía a Viktor, con una mirada rápida al rubio y este asintiendo en respuesta los tres se lanzaron al encuentro de Takeshi en un ataque en conjunto. Viktor los recibió con una amplia sonrisa y negando con la cabeza. 

Los cuatro lanzaron ataques por todos lados contra el ruso, quien lograba sentir la igualdad de fuerza entre la de él y la de los dos vampiros que lo atacaban, usualmente esos ataques no serían nada si solo tuviera algo de sangre en su cuerpo, pero como no lo habían dejado tocar a Yuuri su fuerza mermaba con el paso del tiempo. Era un vampiro, era inmortal, pero eso no era sinónimo de que lo pudiera todo... No estaba tan cansado, pero sabía que las cosas se pondrían interesantes si solo lo dejaran llegar a Yuuri, un par de veces intentó zafarse pero ambos vampiros lo detenían en el acto. La lucha continuaba y Viktor de vez en cuando se daba el lujo de revisar la situación de su compañero dedicándole algunas miradas de ansiedad que este no recibía por estar ocupado en sus propios asuntos. 

Beber de tu sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora