Cap 6- Pesadillas

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Shira, quien después de varios intentos logró romper las cuerdas que la tenían atada, buscaba con desesperación la forma de mover la roca que tapaba la entrada de la cueva. Pero todos sus esfuerzos eran inútiles. También intentó clavar en el suelo para escurrirse por debajo y poder escapar. La tierra era algo dura de remover y sus uñas hicieron ruido suficiente como para que sus captores notaran sus intentos por escapar. Pronto escuchó unos pasos en el techo, y su hasta ahora desconocido captor comenzó a hablarle con tono burlón.

-Awww ¿La gatita quiere salir? ¿No le gusta la oscuridad?- 

-No me llames gatita- dijo ella severamente- al menos hubieras dejado un espacio para que entre luz...

-Jajajaja, ¿Luz? ¿En serio?- el captor emitió una risa malvada- Te dejé un pequeño agujero en la pared, con eso debes tener suficiente.

-¿Pequeño agujero? ¡Por aquí no pasa un ratón!... ¡Ni si quiera una cucaracha!

-Eres una tigresa ¿Acaso no tienes visión nocturna?

-Es que no sólo es la luz... también... el aire se está agotando aquí adentro. Ya casi no respiro. 

-Está bien, me has convencido. Moveré la roca para que tenga un poco de aire fresco la linda gatita.

La roca se movió y hubo (por extrañas razones) espacio suficiente como para que ella pudiera pasar sin problemas. Ella, sin dudarlo ni un segundo, corrió veloz hacia el exterior. Sus ojos estaban  ya tan acostumbrados a la oscuridad de la cueva, que el poderoso brillo del sol le impedía ver lo que se encontraría al atravesar la salida. El dolor le hizo bajar la mirada y  entrecerrar los ojos inmediatamente. Lo único que alcanzó a ver fueron unas sombras que le bloquearon el paso en menos de un segundo, haciéndola detenerse en un santiamén y retroceder asustada. Las misteriosas sombras le ladraban con tal agresividad que pronto se sintió paralizada.

Cuando la vista se le hubo acostumbrado un poco ya a la luz, se vio rodeada de toda una manada de lobos que le gruñían y enseñaban los dientes, por momentos mordían el aire en señal de amenaza. Ella comenzó a retroceder a medida que los lobos se le acercaban cada vez más y se tornaban aún más agresivos. Supuso que el lobo que estaba frente a ella, el que se acercaba con mayor velocidad, era el líder, pues era el más grande. Tenía el pelo de color gris oscuro y en su cara varias cicatrices. Junto a él caminaban tres lobos, también avanzaban con velocidad. Cuando ella retrocedió hasta casi estar dentro de la cueva otra vez, la voz volvió a hablarle.

-¡Tú sí que me diviertes! ¿En serio creíste que ibas a engañarme? ¿En serio eres tan ingenua como para creer eso?

-¿Qué es lo que quieres de mí?... ¡NO TENGO NADA QUE SEA DE TU INTERÉS!

-Lo que tengas no es la razón por la que estás aquí

Shira volteó hacia todas partes buscando a su secuestrador. Entonces miró hacia la cueva, y en el techo encontró a quien menos se imaginó: al temible Capitán Tripa, ahora demacrado y más horrible que antes.

-Verás, mi pequeña y traidora gatita, tú y tus amiguitos se creyeron que podían hacerme desaparecer así de fácil...- dejó de hablar en el mismo tono burlón de siempre y comenzó a hablar con severidad-... sí, quizás lograron desaparecer a la inútil de mi tripulación anterior... pero yo sigo aquí... para mostrarles qué es lo que pasa cuando alguien ha osado burlarse de mí... y probablemente no vivan para contarlo.

El Capitán miraba fijamente a los ojos de Shira para asustarla, por lo que ella en seguida retrocedió para estar en la cueva de nuevo. La piedra volvió a tapar la entrada, dejándola a oscuras nuevamente.

-Más te vale no volver a tratar de escapar, o serás el almuerzo de ellos.

Los lobos comenzaron a reír espeluznantes casi al unísono. Tripa hizo una señal con la mano al lobo que tenía las cicatrices para llamar su atención.

-Fenrir, necesito que envíes un grupo de lobos como centinelas que avisen cuando vean a cualquier intruso acercarse. Mientras tanto, los que se queden vigilarán sin descanso a la prisionera, le gusta mucho escaparse... y no quiero ver una cueva vacía.

Tripa se dio la vuelta tras haber dicho estas palabras. Fenrir se puso frente a los lobos y lanzó un aullido; en seguida un grupo de lobos echó a correr con rapidez y se alejó de ahí.

Desde el interior de la oscura cueva, Shira podía escuchar los ladridos y aullidos. Lo único que podía hacer era quedarse cerca del pequeño agujero en la pared, admirando el pequeño rayo de luz que entraba, perdiendo la esperanza de que pronto sería rescatada.

Fanfic: Corazón de Hielo (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora