Capítulo 41: Aquélla Promesa.

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Kyoya veía por la ventana de su habitación aquél bello atardecer

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Kyoya veía por la ventana de su habitación aquél bello atardecer.

Hace cuatro días que no se podía comunicar con su castaño. Eso de alguna manera le preocupaba, lo fue a buscar a su hogar, pero no lo encontró.

La piña ya le había contado sobre lo de Nagi, por esa razón no se fiaba de los Spade.

Kyoya regresó a la realidad cuando escuchar que tocaban a la puerta de su cuarto.

-¿Quién?- preguntó.

-Soy yo friki de las peleas.- Se trataba de nada más y nada menos que Hayato o como lo llamarían los otros dos habitantes de la casa, el perro faldero.

-Pasa...- el peli plateado abrió la puerta y entró a la habitación.

-¿Aún no sabes nada de Tsuna-sama?- le preguntó sumamente preocupado.

-No.- le dijo.

-¡Rayos! ¡Tú eres su pareja destinada! ¡Tú mejor que nadie deberías saber donde está!- Hayato le empezó a gritar hasta que Kyoya se hartó.

-¡Te morderé hasta la muerte! ¡Eso no es tu asunto!- sacó sus tonfas enseguida, pero no atacó al joven, sino que se fue de largo y salió de la casa.

Que bueno que la pareja molesta no se encontraba en casa en esos momentos, así no se enojaría aún más.

Se fue caminando por las calles del tranquilo Nanimori pensando en muchas cosas, cuando una mujer pasó por su lado con un infante en brazos.

En su rostro apareció una pequeña sonrisa al recordar aquella promesa que hizo con Tsunayoshi después de la que prometieron estar siempre juntos.

En su rostro apareció una pequeña sonrisa al recordar aquella promesa que hizo con Tsunayoshi después de la que prometieron estar siempre juntos

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"-¡Mamá!- escuchó que gritó el pequeño castaño después de que dejarán de golpear a Lampo.

Volteó a ver que era su tía Alaude o más bien la carnívora.

-Cachorros, miren como están, tendrán que bañarse.- los cuatro niños estaban empapados de sudor y tenían tierra en su ropa por haber estado jugando todo el día.

Luego Alaude llevó a los cuatro a tomarse un lindo baño cada quién. Primero se bañaron Tsuna y Hayato, luego los otros dos que por poco se mataban el uno al otro.

Gracias al Destino...Estaremos Juntos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora