Narrador:
En medio de un día soleado y con un clima agradable, dos niños se encontraban jugando en el patio de su escuela primaria, era su hora favorita del día después de escuchar por varias horas a su maestra, y de tratar de comprender temas que en realidad no eran de su interés, aunque cada uno tuviera su materia favorita, la cual, disfrutaban mucho, pero algo que disfrutaban más era la hora del recreo, donde les entusiasmaba jugar. Luego de pasar un par de minutos, jugando al baloncesto, se sintieron cansados y fueron a tomar agua.
—Oye —dijo el niño sentándose, algo agitado.
—¿Que pasa? —ella repitió su acción, también estaba agitada.
—¿Te gustaría que fuéramos como papá y mamá? —preguntó con curiosidad y bebiendo más agua, ella lo miró confundida y un poco desesperada, pues y quería que le diera la botella de agua para hidratarse también.
—¿A que te refieres? —preguntó la niña confundida, extendiendo su mano para que le diera la botella.
—Que nos casemos —respondió con una risita, y dándole el agua, inmediatamente la tomó.
—¿Casarnos? ¿Como los animales? —respondió frunciendo el ceño, antes de beber el agua.
—No —el niño negó y comenzó a reír levemente.
—¿Entonces como? —le respondió con una mirada confundida y limpiando el agua que le había quedado en su labio inferior.
—Estar juntos, viviendo juntos —dijo de manera tranquila.
—Sería genial —respondió con una sonrisa de emoción.
—Entonces hagamos una promesa —él se acercó y la tomó de la mano, dejando la botella a un lado.
—¿Cual? —ella movió su cabeza ligeramente sin entender aún.
—Cuando tengamos 27 años, y estemos solos, nos casamos —respondió el niño mostrándole su meñique.
—Esta bien —la niña sonrió y juntó su meñique con el del niño, cerrando así una promesa.
Narra Elya:
Y aquí estoy yo, toda una adulta entre comillas, pues de adulta no tengo nada, mis desiciones no han sido del todo buenas pero aquí sigo. De los errores se aprende ¿no? Lo que si es que nunca atraigo a los chicos, pareciera que soy un repelente para ellos. Desde que en la secundaria me jugaron una mala broma y me quitaron mis cejas, todos me decían que estaba muy fea, que espantaba a los más chicos. Aquello me entristeció por que no entendía del todo, hasta que después me crecieron, gracias a eso crecieron más bonitas y pobladas.
Y ahora me encontraba en camino a la empresa donde estaban contratando secretaria, tuve un pequeño problema en el camino por lo cual no voy a buena hora. Pues el camión duró demasiado tiempo en pasar, a pesar de haber medido bien mi tiempo, la suerte no estuvo de mi lado. Después de un largo camino llegué al gran edificio, realmente era grande y para mi sería maravilloso poder trabajar ahí, sonreí ampliamente deseándome suerte a mi misma y
tomé mis cosas con fuerza apegandolas a mi pecho, pues estaba nerviosa. Dispuesta entre al edificio, encontrándome con la recepción—Disculpe señorita —hablé con aquella chica detrás de la computadora. —Venía para el puesto de secretaria
—Lo siento señorita, pero hace 10 minutos el programa cerró ya no puedo registrar a nadie más para el puesto, lo siento —respondió mirándome con lástima.
Yo solo asentí y me di la vuelta dispuesta a irme, estaba triste por que esta oportunidad de trabajo se había ido. Tomé el bus y regresé a casa, subí lentamente las escaleras de mi departamento y abrí la puerta.
Me senté soltando todo lo que traía conmigo, carpetas, papeles etc. Tiré mis tacones pues ya me habían cansado; estaba a punto de acostarme cuando escuché el timbre de mi casa
—Quien eees —dije un tanto irritada.
Abrí la puerta y me encontré con Chris un tanto preocupado, yo rodeé los ojos
—Ah, eres tú —hablé sin importancia cerrando la puerta detrás de Chris.
—Tengo un serio problema —dijo preocupando sentándose en el sillón.
—¿Qué es? —dije sentándome junto a él, sonrió con ternura y me abrazó.
—Mi madre dice que tengo que casarme antes que terminé el mes —pude sentir que hizo una mueca.
—¿Y que hay de malo? Pídele matrimonio a Jen y listo —me encogí de hombros, aunque pensándolo bien sería raro ya que solo llevan como dos meses de relación.
—Me acaba de terminar, descubrí que me estaba engañando y no tenía caso seguir con algo así —respondió mirándome.
—Entonces si tienes un serio problema —lo miré seriamente. —¿Pero por qué quiere que ya te cases?
—Para recibir la herencia de mi abuelo —dijo soltando un suspiro.
Yo no contesté por lo cual el ambiente se quedó en silencio por un momento, luego vi el rostro de Chris, rostro que ponía cuando tenía una idea
—Acabo de recordar algo —sonrió con un rostro aliviado. —Y es la solución
—¿Qué es? —pregunté frunciendo el ceño levemente.
—Cuando éramos niños hicimos una promesa, y creo que es el momento perfecto de cumplirla —dijo tomándome de los hombros con esa sonrisa.
—Pero Chris, éramos unos niños —negué levemente.
—Una promesa es una promesa sin importar que —sonrió de lado encogiéndose de hombros, tenía razón ¿no?. —Por favor, es mi única salida a esto —hizo un puchero y tomó mi mano con delicadeza, yo la miré y luego a él, encontrándome con sus hermosos ojos azules.
—Pero todo sería completamente falso, tendríamos que dar otra cara a nuestras familias —respondí cabizbaja.
—¿Que importa? tendríamos el dinero suficiente para vivir en nuestra propia casa, además ya no tendrías que trabajar y solo encargarte de la casa. Te lo ruego —dijo hincándose. —Elya cásate conmigo —dijo tomándome las manos.
Pensándolo bien, estaba desempleada, no tenía que hacer y era con la finalidad de apoyar y ayudar a mi mejor amigo ¿no? No hay nada de malo en eso, es un ganar y ganar. Supongo que no sería difícil ya que conozco a toda su familia y el a la mía
—Esta bien —asentí con una leve sonrisa, mirándolo a sus ojos. —Aceptó ser tu esposa
—AAAAAAH —se escuchó un grito de emoción, ambos volteamos a ver a la persona que había gritado sorprendidos, yo abrí mis ojos nerviosa.
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Ahora, Casados [Chris Evans] (editando)
Short StoryElya y Chris Son un matrimonio feliz, y no, no es por lo que piensas. Son mejores amigos desde la primaria, ellos hicieron la promesa de que si llegaban a la edad de 27 años y estaban solteros se casarían. ¿Acaso la promesa perdurará? Una promesa es...