Capítulo #6

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—¿Que te pasa? ¿Estas bien? —preguntó aquel chico mirándome con empatía pero sobretodo preocupación, yo asentí levemente aún con Frida en mis brazos.

—¿Donde la encontraste? —pregunté con un hilo de voz, parándome para estar frente a él.

—Iba camino a la casa de mi abuela y la encontré o más bien, ella me encontró a mí —respondió entre risas rascándose la nuca.

—Muchas gracias, en serio, no se que hubiera pasado si no la hubiera encontrado —respondí agradecida sonriendo levemente y con mis ojos cristalizados.

—Tranquila, ya está contigo —susurró con voz dulce tocando mi hombro.

—De verdad te lo agradezco, pero creo que es hora de regresar a casa —respondí dando media vuelta. —Gracias de nuevo —susurré antes de comenzar con mi camino.

Caminé un poco con Frida aún en brazos, pero me percaté que alguien caminaba junto a mi, me sentí confundida ¿acaso me estaba siguiendo? Lo miré y el a mi, aquello comenzaba a incomodarme

—¿Me estás siguiendo? —pregunté con temor.

—No, disculpa, solo que parece que vamos a la misma dirección —sonrió nervioso el chico.

Yo asentí levemente, fue así que terminamos caminando juntos, aunque me pareció un poco extraño e iba algo incomoda, pero después pensé que el me había salvado, supongo que no es una persona mala al haber encontrado a la perrita, no pude haberme imaginado como se pondría aquella señora al decirle que se me había perdido su cachorro, además que no obtendría el trabajo, le rompería el corazón.

—Bueno, hasta aquí llegó —dije señalando la casa.

—¿En serio? Por que yo... —el chico fue interrumpido por aquella señora.

—Evan, me alegro que estés aquí –dijo saliendo muy emocionada y abrazando al chico.

—Gracias ma Rena —respondió sonriendo en  el abrazo, ¿acaso se conocían? Me sentí bastante confundida.

—¿Como se portó Frida? —habló la señora abrazando a su cachorro, este movía la cola rápidamente y lamió su mejilla.

—Bien —respondí nerviosa y reí levemente.

—¿Ustedes se conocen? —dijo apuntándonos y con una sonrisa se lado.

—No —respondimos al unísono nerviosos.

—Bueno —se encogió de hombros. —Es que yo los vi hablando y que venía juntos

—Oh no —negué nerviosa, me ponía más los pelos de punta saber que el chico conocía a la señora y que probablemente le diría que perdí a su cachorro y el lo encontró.

—Bueno, Joe veo que ya conociste a Elya, mi nueva empleada —sonrió aquella señora. —Ella cuidará de Frida mientras no esté, o cuidara de ti —comenzó a reír dándose la media vuelta para a la casa, sin esperar la respuesta de Evan.

—Ma, yo no necesito a nadie que me cuide, ya no soy un niño —bufó el chico caminando detrás de ella, aquel gesto me pareció tierno pues literalmente parecía un niño, yo reí levemente.

—Bueno, el es mi nieto Evan, Evan ella es la Elya —dijo la señora Renata presentándonos ahora formalmente.

—Mucho gusto Elya —dijo con una sonrisa.

Yo saludé formalmente, el chico frunció el ceño confundido, yo también lo miré así, al bajar mi mano me di cuenta que había estirado mi brazo izquierdo

—Mucho gusto Joe —susurré sonrojada de la vergüenza y mirando al piso.

Después entramos a casa de la señora, donde me explicó cuánto sería la paga y las horas que debía de estar ahí, me explicó también que cosas debía de hacer, luego me invitó a comer, donde entre platica y la deliciosa comida terminamos de conocernos un poco más entre los tres

[...]

Suspiré cerrando la puerta detrás mío, vi a Chris sentado en el sillón, pero volteó cuando escuchó la puerta cerrarse, yo inmediatamente le sonreí al encontrarme con sus ojos azules, el correspondió aquella sonrisa.

—¿Cómo te fue? —preguntó curioso, apagando la televisión y siguiéndome con la mirada.

—Pfff —respondí sentándome junto a él. —El trabajo fue con una señora ya de la tercera edad, cuidaré de un pug cachorro llamado Frida —platiqué de forma tranquila, el asintió para continuar con la historia. —Pero la señora se tuvo que ir así que yo saqué a pasear al cachorro, por un momento me distraje y vi que se me había ido. La había perdido por un momento, y la verdad me desesperé y lloré —Chris comenzó que reír. —Chris, no es gracioso —le respondí seria y aventándole un cojín.

—Lo siento, continúa —respondió disminuyendo su risa.

—Después de un rato regresó con un chico, y ese chico resultó ser el nieto de la señora —el me miró asombrado, yo asentí.

—Vaya que tuviste un día —dijo aguantando su risa de nuevo.

—Lo sé —respondí soltando otro suspiro. —Tengo hambre

—Tranquila, deja preparo algo —dijo parándose y giñandome un ojo.

Sonreí en forma de agradecimiento y prendí la televisión para distraerme un rato, había una película de Disney y dejé en ese canal. Después de un rato Chris gritó anunciando que ya estaba lista la comida

—Ahhh se ve delicioso —dije oliendo la comida que estaba en la mesita.

—Lo está —sonrió orgulloso.

—Yo se que mi "esposo" —dije haciendo comillas. —Cocina bien —hablé con una sonrisa, el rió levemente y colocó un beso en mi frente, yo sonreí. —¿Y a ti como te fue? —pregunté tomando un tenedor.

—Bien, todo tranquilo en el trabajo —asintió tranquilo.

—Me alegro —sonreí tomando un bocado.

Luego de comer, me dio sueño apenas siendo las 6 de la tarde, me fui a la recamara y me quedé dormida, luego desperté y miré el reloj, dándome cuenta que eran las 6:00 am

—¡Que carajos! —grité, pero me di cuenta que Chris estaba dormido, así que tapé mi boca rápidamente.

Tomé mis pantuflas y me fui a la cocina a prepararme un café, mientras lo servía en mi taza favorita, miré como la pantalla del teléfono se encendió, indicando que alguien me estaba llamando, era un número que aún no registraba, de igual forma contesté.

—Buenos días —hablé en la llamada.

—Buenos días Elya soy Renata —se escuchó la voz de aquella mujer del otro lado del teléfono.

—Digame señora —respondí tranquila.

—Disculpa si te llamé a esta hora, de seguro te desperté o algo —habló apenada.

—No se preocupe ya estaba despierta —respondí negando levemente.

—Lo que pasa es que surgió un problema en mi ciudad natal, entonces tendré que irme por 3 meses y tendrás que encargarte de Frida a partir de hoy. Lo lamento, es de muy imprevisto —susurró con tristeza.

—Esta bien, no se preocupe ¿a qué hora voy? —pregunté atenta a sus indicaciones.

—Antes de las 11 de la mañana —respondió aún con tristeza.

—Muy bien, la veo más tarde

Dicho esto colgué el teléfono, genial cuidaré de la perrita por tres meses, espero sea buena paga y ahora si no lo arruine como el día anterior. Aunque me daba un poco de nervios por qué es como si fuera un niño, y además que prácticamente acababa de conocer a la señora, muy en el fondo me generaba confianza

Le marqué a Kate durante el camino a casa de la señora Renata, fue así que comenzamos a platicar, donde yo le conté lo que había pasado y no paraba de reír, mientras ella me decía que ya estaba muy acostumbrada al país y alguna que otra aventura que estaba viviendo allá.

Ahora, Casados [Chris Evans] (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora