Han pasado tres años desde que Chris y yo nos convertimos en marido y mujer, todo habia pasado bien, nos habíamos ido a vivir a nuestra propia casa en New York, casa que su abuela le había dejado, Chris se sentía feliz y aliviado de haberle cumplido de alguna manera a su abuela y de tener su herencia. Además, tuvo un ascenso en su trabajo, por lo que me había dicho que no me preocupara por el dinero y no era necesario que yo trabajara, ahora era ama de casa. Kate se fue a vivir a Francia pues se ganó una beca para estudiar el idioma, eso nos entristeció un poco pues apenas nos habíamos reunido de nuevo, pero yo estaba muy feliz por ella. El mayor tiempo estábamos en comunicación haciendo video llamadas
—Creo que ya es tiempo de que encuentre un trabajo —suspiré tomando el periódico y sentándome en el sillón.
—Pero esta bien que te quedes en casa —dijo Chris sentándose junto a mí.
—No Chris, es cansado ¿sabes? Me aburro de estar solo en casa, debería de estar trabajando —dije bajando el periódico de mi mirada para mirar a Chris y hacerle un puchero.
El no me respondió y me murió con comprensión, yo tomé un plumón que estaba en la mesita y lo abrí con mi boca
—Se solicita señorita de limpieza de hogar —hablé aún con la tapadera en la boca.
—No te entendí nada —respondió Chris entre risas.
Tiré el plumón en el sillón y encerré un anuncio que me interesó, quizás si podría con ese trabajo
—Mira —dije emocionada. —Se solicita joven (cualquier genero) para cuidado de una mascota
—¿Tu cuidando mascotas? —Chris frunció el ceño burlesco, luego soltó una carcajada.
—Queeee —respondí ofendida. —Puedo cuidar mascotas
—Pues, trata con ese trabajo —asintió Chris para luego encogerse de hombros.
Me alegré y también asentí, tomé mi celular y llamé al número que indicaba, la persona me había hecho una cita dentro de una hora, ya tenía la dirección. Esperaba que en esa entrevista me explicaran todo acerca de los cuidados que tenga la mascota, los horarios y la paga. Me sentía emocionada por volver a trabajar
[...]
Al llegar a la dirección que me habían dado, nerviosamente toqué el timbre, luego de unos segundos salió una señora de la tercera edad a abrir la puerta
—Buenas tardes —saludé con una sonrisa nerviosa. —Soy Elya, la chica que llamó para lo del trabajo
—Hola Elya, pasa —respondió amablemente la señora haciéndose a un lado dejándome pasar.
Inmediatamente, una perrita se acercó a la señora y comenzó a mover la cola, me acerqué a ella pero ella me ladró y se hizo hacia atrás.
—Poco a poco te conocerá y hasta correrá hacia a ti —habló aquella señora con una sonrisa.
—Ella es Frida, es de ella quien cuidarásFrida era un hermoso pug cachorro, me agaché a la altura de la perrita y la saludé con una sonrisa, intentando que se acercara a mi de nuevo.
—Hey Frida, soy Elya y yo cuidaré de ti —dije con una sonrisa, la perrita movía muy rápido su cola.
—Por cierto, yo soy Renata —la señora estiró su mano, a lo que yo la estreché. —Me caíste como anillo al dedo por que tengo que salir ahora, tengo reunión familiar —dijo soltando una risita. —Te dejaré a cargo de ella, puedes salir a pasear si quieres para que vean como se van a llevar —dijo entregándome una correa que sacó de una bolsa.
—Pero.. —balbucé nerviosa, ¿acaso no era muy pronto? Prácticamente éramos desconocidos ¿confiaba en mi? Me pareció bastante extraño que todo hubiera sido así de rápido.
—Presiento en mis corazonadas, confío en ti —susurró mirándome y tocando mi mano para después darme una sonrisa.
Dicho eso tomó sus cosas y salió de casa, aunque no podía entrar literalmente a la casa, tenía el hermoso jardín libre para mi y aquella hermosa cachorra, me senté en en pato un poco confundida y pensativa, Frida comenzó a ladrar y dar vueltas
—Quieres que te saque a pasear ¿eh? —dije con una sonrisa abrazándola, tomé la correa y de la puse con cuidado.
—Bueno, vayámonos de aquí —dije tomando la correa.
Antes de salir revisé la ventana y vi que ahí estaba una llave, cerré la puerta principal y comencé a caminar con Frida, ella era muy tranquila y bien portada a pesar de ser un cachorro
Mientras caminábamos por el vecindario, pasamos por una tienda la cual tenía en exhibición un hermoso vestido largo, con bordados de flores y un poco de tela trasparente, las mangas eran caídas. Me emocione tanto viendo aquel vestido, que no me percaté que había soltado la correa y Frida no estaba junto a mi. Al salir de mis pensamientos y buscar a Frida con la mirada, la pude ver a lo lejos corriendo, me asusté y preocupe inmediatamente
—¡Frida! ¡Regresa! —grité asustada corriendo hacia ella.
Corrí lo más rápido que pude , pero mientras más corría sentía que ella se alejaba más de mi, llegué a un parque y me detuve muy agitada, luego me percaté que había perdido de vista a la perrita, rendida, me senté en una banca donde me comenzó a dar ansiedad ¿y si le pasaba algo a la perrita? ¿Que le diría a la señora? Ay no, puse mis codos en mis rodillas y llevé mis manos a mi rostro con desesperación. Comencé a llorar, me sentía mal por haber perdido a la perrita. De repente, sentí
unos rasguños en mi brazo, lentamente sequé mis lágrimas y quite mis manos de mi cara para lograr descubrir de quien provenían aquellos rasguños, y me di cuenta que era Frida.—Hola —susurré entre sollozos y una amplia sonrisa, inmediatamente la abracé.
Estaba feliz de tenerla conmigo de nuevo que no me fijé con quien venía acompañada, subí mi mirada y vi a un chico de tez blanca, castaño-pelirojo, alto, de ojos grandes color avellana y una nariz muy peculiar.
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Ahora, Casados [Chris Evans] (editando)
Short StoryElya y Chris Son un matrimonio feliz, y no, no es por lo que piensas. Son mejores amigos desde la primaria, ellos hicieron la promesa de que si llegaban a la edad de 27 años y estaban solteros se casarían. ¿Acaso la promesa perdurará? Una promesa es...