Capítulo #7

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Luego de unos minutos de camino, finalmente llegué a la casa de la señora renata, previamente había recibido un mensaje de ella, donde me decía que definitivamente tendría que irse antes y no podría esperarme, me dejaría una llave bajo la maceta para que yo pudiera entrar a casa. Miré la maceta morada que me había dicho Renata, la levanté y efectivamente ahí se encontraba la llave, así que confiada abrí la puerta siendo recibida por unos pequeños ladridos, Frida inmediatamente se acercó a mi, me olió unos segundos y después movió su cola.

Observe la casa, al prácticamente haberse ido hace unos minutos renata, todo estaba en completo orden, me sentí cómoda y solté un suspiro sentándome en el sillón, todo estaba en completo silencio, así que prendí el televisor para des aburrirme un poco

—Que aburrido canal —habló alguien a mis espaldas, inmediatamente me estremecí al escuchar una voz, me sobresalte asustada.

—Aaah —solté un pequeño grito y llevé mi mano derecha a mi pecho. —¿Que haces aquí? —pregunté confundida y un poco molesta por haberme asustado.

—Pfff tranquila, acabo de llegar pero vi la televisión prendida y supuse que aquí estaría mi abuela, por cierto —volteó a todos lados.—
¿Donde está?

—Salió, y no regresará pronto —respondí tranquila y encogiéndome de hombros.

—¿Por qué? —preguntó confundido, frunciendo el ceño.

—Salió por 3 meses, tenía que arreglar asuntos en su ciudad natal —respondí acomodando el sillón.

—De seguro es por lo de mi tío abuelo —dijo soltando un suspiro y sentándose en el mueble.

—¿Que sucedió? —pregunté algo curioso, pero no obtuve respuesta durante unos segundos, fue ahí que reaccioné. —Perdón, no debí preguntar

—No te preocupes —negó el chico. —Falleció hace unas semanas y hay problemas con las tierras, eso es todo.—explicó tranquilo.

—Oh bueno, gracias por la confianza de contarme —susurré con una sonrisa de lado.

—De nada —sonrió levemente. —Por cierto —alargó la palabra.

—Dime —respondí tranquila.

—Me quedaré esos meses contigo a cuidar la casa —susurró con timidez, sinceramente yo me sentí confundida

En ese caso por qué simplemente no le pidió a Evan que cuidara del cachorro, que más daba, ya me habían contratado a mi

—¿Que dijiste? —pregunté confundida.

—Lo que oíste —sonrió de lado y encogiéndose de hombros.

—Yo puedo cuidarme sola señor Evan, no necesito de nadie más —respondí de manera tranquila, ¿acaso había sido algo grosera con el chico?.

—Emmm no —respondió sentándose cómodamente. —Yo estaré todos los días contigo y Frida, ah es más —dijo sentándose en el sillón y tomando un cojín. —No puedo dejar que pase algo como la vez pasada

Iba a contestarle pero hice un puchero, no me desagradaba la idea de pasar tiempo con Evan, pero que piense que no me puedo cuidar sola si me desagrada, pero tenía razón, a final de cuentas dos cabezas piensan mejor que una y que mejor que el conoce muy bien la casa de su abuela, si sería de mucha ayuda.

—Tendré más cuidado —asentí levemente.

—Oh si —Evan llevó su mirada el suelo. —¡Mira una araña! —gritó apuntando la mesa.

Yo solté un grito y briqué, sin darme cuenta que por el susto había abrazado a Evan, moví mi cabeza de un lado al otro rápidamente, estaba sonrojada de la vergüenza

—Disculpame —dije tímida sentándome muy lejos de Evan, el negó levemente.

—Si te dan miedo las arañas, no se que harías si te salen muchas y estás sola —comenzó a reír por lo bajo, tratando de dejar a un lado el tema del abrazo.

Yo tomé un cojín y le pegué levemente al darme cuenta que la araña era falsa, el sobó su hombro haciendo un puchero

—Auch —renegó el chico acariciando su hombro.

—Lo siento, a veces puedo llegar a ser algo confianzuda —susurré con pena de nuevo.

—No hay problema —negó levemente.

En ese momento llegó Frida y comenzó a ladrar, la volteé a ver y ella seguía ladrando, y me movía la colita

—¿Tienes hambre? —pregunté agachándome con ella.

—La verdad si deberíamos cocinar —respondió el chico haciendo un puchero.

—Vaya, que voz tan rara tienes Frida —dije algo burlesca sin mirar a el chico.

—De todos modos, yo también tengo hambre, si mal no recuerdo —dijo Evan rascándose la frente. —Mi abuela me dijo que tenías que cuidar de mi

—Oh no, me tendrás que ayudar a cocinar y ver que tan buen cocinero eres ¿qué dices? —respondí con una leve sonrisa.

—Me parece bien —sonrió levantándose.

Fuimos a la cocina y primero le di de comer a Frida, después me acerqué a Evan y vi que estaba preparando unas enchiladas suizas, le ayudé a sacar las cosas y a picar los tomates, la cebolla, hice el agua fresca y finalmente todo estaba preparado.

—Listo —sonreí orgullosa. —Creo que somos un buen equipo

—Tienes razón —el también sonrió. —Ten —me dijo dándome un plato.

—Gracias —agradecí con una sonrisa.

Nos sentamos a comer, todo había quedado delicioso, creo que al final Evan no es tan mal cocinero, y ya tendré un ayudante para preparar la comida, entre una agradable platica y risas fue que disfrutamos de aquella comida

Ahora, Casados [Chris Evans] (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora