Capítulo 13: Ese idiota

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Narra Levi

Otra vez tocaron, y con más intensidad. Los golpes resonaron con fuerza por toda mi habitación. Por primera vez en mi vida me quedé helado ante el miedo. No podía mover ni un solo músculo. Aún tenía la ropa puesta y en cualquier momento mi madre tiraría la puerta, aunque éste estuviera con pestillo. Miré a todos lados tratando de encontrar alguna solución improvisada.

—¿Levi estas adentro? —preguntó Mikasa del otro lado.

Solté un largo suspiro aliviado. Y sólo eso bastó para que mi hermana entrase de repente. Con la mano en la manija y medio cuerpo adentro me vió. Su cuerpo se quedó quieto por varios segundos sin entender lo que pasaba. Yo solo pude sentarme en mi cama y esperar todas las preguntas que me haría. Y como lo supuse, se me acercó acomodándose al costado de mí.

—Hermano... —pronunció con esa voz tan melodramática. Joder, no quería que armase algún escándalo—. ¿Esa ropa es tuya verdad?

—Sí —respondí— ¿Algún problema de porqué la tengo?

—No, es que... Ya sabes. Si mamá lo viera no sé que pasaría. —La vi agacharse la cabeza. Ella también sabía lo que mi madre podía llegar a ser capaz, pero después de un rato añadió—. Te queda genial esa ropa —sonrió y se despidió de mí dándome buenas noches y me advirtió que ocultase bien esa vestimenta.

Estaba de más decirme eso, yo sabía lo que hacía. Absolutamente nadie iba a ver mi ropa y esa foto, que pasó desapercibido de los ojos de Mikasa, de la sirvienta y de mi madre.

Pero no de ese idiota.

Al otro lado estaba Mikasa, con una sonrisa de oreja a oreja. El martes por fin su hermano estaba contradiciendo todo lo que decía su mamá. Eso solo era el primer paso para escapar de la mansión. Pero también estaba feliz por otra cosa. Era viernes y Eren llegaría en cualquier momento para ver sus pinturas. Su madre había salido a algún lugar y la mansión había quedado casi vacía, ya que era un día de descanso. Todo apuntaba a ser un día perfecto, de no ser porque su hermano estuviera encerrado en su habitación desde que habían llegado del colegio. Eso quizás era... ¿bueno?

Eren estaría sola para ella y tendría la oportunidad perfecta para decir sus sentimientos.

El timbre de la mansión sonó y Mikasa fue a pasos rápidos a abrir. Eren estaba impactado. Todo le parecía muy elegante y asombroso. Mikasa le llevó hasta la sala principal y lo dejó esperando mientras traía algo para comer. El castaño asintió contento, pero tuvo un presentimiento extraño. Algo no lo dejaba tranquilo, y era porque Levi no había bajado hasta ese momento ¿Acaso no lo quería ver por lo sucedido el martes? Pero si los demás días había actuado normal.

Y con ganas de verlo fue que recorrió cada una de las puertas mientras tocaba tres veces y preguntaba "¿Levi?". Pasó por varias habitaciones vacías y cuando estuvo a punto de rendirse escuchó una ducha abierta. Se acercó con cautela temiendo que fuese otra persona o algún sirviente. La puerta estaba semi abierta y por ese pequeño espacio pudo ver una una cama prolija y algunos muebles lujosos. Y así supo que le pertenecía al de ojos esmeralda. Hubiera querido regresar a la sala y comer galletas, pero una foto que vió a lo lejos le llamó la atención. Y fue suficiente para que la curiosidad le ganase y entrase sin permiso a esa habitación. Acercándose sigilosamente la tomó entre manos, y con el dedo pulgar delineó la figura de un niño sonriente, que estaba en los brazos de su madre. Ese cuadro le produjo a Eren unas ganas inmensas de proteger a Levi. De saber todo sobre él.

Estuvo tan inmerso contemplando la foto que no se dió cuenta que el agua de la ducha había cesado. Ni de que Levi se estaba acercando a él.

—¡¿Qué haces mocoso?! —espetó Levi cuando vio lo que el castaño tenía entre las manos. Trató de quitarle de un manotazo pero fue imposible.

Un amor confuso『 ErenxLevi 』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora