Capítulo 14: Vida solitaria

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—¿Qué le ibas a decir a Eren? —preguntó Levi acercándose a ellos a pasos lentos. Miró detenidamente a Eren para saber si había leído la situación. Aunque lo dudaba. Los labios del castaño se separaron, sin saber que contestar.

¿Eso había sido una casi declaración o su imaginación le estaba jugando una mala pasada? Claro, como Mikasa Ackerman se podría fijar en él. Ella por el contrario miró al suelo desesperada, sin saber que hacer.

—Escuchen par de idiotas, madre está a punto de llegar. Te tienes que ir, Eren.

Mikasa soltó un bufido fastidiaba. Otra vez su hermano de interponía entre Eren y ella. Se paró de inmediato, y con la cara roja se encaminó a su cuarto, sin despedirse de Eren.

La atmósfera estaba tensa, demasiado. Y Levi no dudó en acompañar a Eren a la salida ni bien su hermana desapareció de la sala.

Al salir, el castaño pudo admirar las luces de la ciudad. Inglaterra brillaba de noche.

Caminó derecho para llegar al centro y distraerse un rato. Estar en casa le aburría demasiado. La mayoría del tiempo estaba sin nadie en casa, sin saber que hacer. Su papá, un hombre misterio, se la pasaba trabajando todo el día. Y a veces hasta no lo veía por semanas. Por suerte siempre le dejaba algo de dinero, una buena cantidad, por si no lo veía varios días.

¿Su papá iría a dormir esa noche a casa?

Mayormente eran los viernes cuando volvía, a eso de las ocho o nueve. Todo cansado y con la cara con más arrugas. Y, ni bien llegaba se tiraba al sillón para ver las noticias. Era una rutina que le fastidiaba a Eren. Jamás le preguntaba cómo estaba con los estudios, o como había sido su día.

Parecía como si no le importase su hijo.

Sin saber como, el castaño había llegado a una calle turística, con restaurantes y cafeterías elegantes. La mayoría de la gente estaba sentada en las mesas de afuera, contemplando el río que tenían enfrente y el sabor amargo, del café en sus bocas.

Se le antojó tomar algo, pero el poco dinero que tenía en los bolsillos no alcanzaba ni para un vaso de agua. Dio una pequeña caminata por el puente que atravesaba el río y se quedó parado a la mitad del camino. Esa vista, de alguna forma le apareció curiosa; por un lado los noctámbulos, que le habrían pasó a la noche, y al otro extremo un barrio cerrado, con todos sus habitantes pasando al tercer sueño.

Había estado allí más tiempo de lo previsto y la luna se lo afirmó toda sonriente mediante el reflejo del agua. Y, apenas alcanzó el último autobús para llegar a casa. Con la mano herida palpitando pago su pasaje para luego sentarse al fondo. La señora que dormitaba a su lado le recordaba a su mamá. Las facciones de su cara eran delicadas, y el pelo lo tenía un poco más abajo de la senos. Sí... las pocas fotos que había visto de su mamá le parecían idénticas a ella.

¿Al abrir los ojos tendría el mismo color de pupilas que las de él?

Y por un momento se le cruzó la idea de despertarla para preguntarle la hora y poder saciar su curiosidad. Pero no, se veía muy cansada. Parecía que trabaja en un oficina, por el tipo de ropa que llevaba, y esos trabajos eran muy agotadoras.

Además ¿Qué sacaba con saber si era idéntica a su mamá? Ya había muerto, y no había vuelta atrás. Y a menos de que resucitará, su padre estaría igual.

Indiferente a su hijo.

Eren llegó a casa tarde, a punto de que su reloj de pared marcada el día siguiente. Y al entrar una sensación de soledad lo consumió. El polvo sobre los muebles le advertía el tiempo para Eren transcurría demasiado rápido. Quizás en un parpadeo ya estuviese en la universidad o trabajando... quien sabe. Y con esos temores hacía el futuro se quedó profundamente dormido, en el sillón donde su padre pasaba la mayor parte del tiempo.

Narra Eren

Ese fin de semana la pasé solo en casa. El sábado por la tarde tenía una leve esperanza de que papá viniese.

No lo hizo, como siempre.

Me la pasé entre series americanas y comida comprada del supermercado. Al regresar a clases el director Pixis informó que ese día sería utilizado exclusivamente para hacer los últimos arreglos del festival cultural, y el martes, el día siguiente se llevaría a cabo el festival, con familiares de los alumnos y gente de afuera como invitados.

La profesora Hanji nos había reunido junto con el curso de Levi para buscar las mesas que estaban en el sótano del colegio. Decoramos nuestro salón para que tuviera la apariencia de un maid-café, y el salón de tercer año se convirtió en la cocina. Cocimos manteles para las mesas y se les entregó la vestimenta de a las chicas, también a Levi.

Todos estábamos tan ocupados que no tuve ni un minuto para hablar con Levi. Necesitaba decirle algo urgente. Sobre nuestra amistad, mis sentimientos, sobre los suyos. Tenía que decirle todo lo que pensaba, como las estupideces que había hecho semanas atrás y de las que me arrepentía. Quizás haber estado solo ese fin de semana me había caído bien. Había pensado todo, las palabras adecuadas para describirle como se veía bajo la lluvia, como sus ojos me hipnotizaban cada vez que los veía. También le quería preguntar muchas cosas, proponerle algo.

Pero, lastimosamente en cuanto había acabado mis tareas pendientes, los hermanos Ackerman ya se habían ido.

Ninguno de los dos lo sabía, pero el festival cultural sería todo un desastre. Y hubiera dado lo que sea para volver el tiempo atrás. Decirle todo ese día, buscarlo a la mansión, abrazarlo, y alejarlo de todo. Antes de que todo se derrumbase, de que él se desmoronara.

Ese martes, Levi cambiaría por completo.

N/a:
Después de esto sigue lo sad :c
Y mi meta es hacerlos llorar :D xD Aunque dudo que lo haga. Espero que les haya gustado el capítulo aún con lo corto que es.

Un amor confuso『 ErenxLevi 』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora