Consuelo

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Despertó aturdido y con la cabeza hecha un lío

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Despertó aturdido y con la cabeza hecha un lío.

Miró alrededor con dificultad al tener la vista borrosa, sintiendo todo el cuerpo arder y la herida dolía mucho más que antes.

Tobio trató de sentarse al recordar momentos antes de caer inconsciente. Una mano detuvo sus acciones y alzó la mirada, encontrándose con Kuroo.

— No te muevas. — él murmuró, con una expresión compleja — Casi te desangras, ¿quieres abrir de nuevo tu herida?

Tobio se recostó de nuevo, acomodando su cabeza en la almohada y miró a la ventana. Fuera estaba oscuro, lo que indicaba que era de noche.

— ¿Dónde está?

— Ahora mismo Kōshi lo está cuidando en la habitación de al lado. Fue complicado porque no quería que nadie lo tocara, pero logramos convencerlo. — tomó los vendajes que le habían sacado a Tobio, los cuales estaban cubiertos de sangre — Y en cuanto a Kiyoko...ella está confinada en su habitación.

Tobio no miró a Kuroo, pero lo escuchaba con atención. La opresión en su pecho empezaba a incomodarlo, más que la propia herida, y cerró los párpados por un momento, buscando calmarse.

— Debiste detenerla.

Kuroo se encogió, bajando un poco la mirada.

— Dejaste que hiciera lo que quisiese. Me importa una mierda si tenías miedo, aunque lo dudo mucho. — fijó su mirada en su amigo — ¿Qué pretendías Kuroo? ¿O también me traicionaste?

— No. Claro que no. — Kuroo alzó un poco la voz, alterado — Pero si la detenía, podrían matarme y él quedaría sin protección alguna.

Tobio ensombreció su mirada. Y como la luz no llegaba a sus ojos, su mirada se vio sin brillo alguno.

— ¿Dejando que lo trataran así? ¿Acaso viste como estaba? ¡Estaba llorando y contenía su voz! ¿¡De qué protección me estás hablando!?

Estaba más que furioso.

Respiró profundo, apartando la mirada.

— No dejaré pasar tu negligencia. Ni tampoco la de los demás. — murmuró. Se sentó mejor en la cama, con ayuda de Kuroo y se quedó pensativo cuando se quedó solo en la habitación.

Estuvo al borde de la muerte más de una vez en su vida, más cuando pasó a ser la cabeza de la familia. Así como él estaba en contra de muchas cosas, varios estaban en contra de sus propios ideales.

El clan Sawamura era de los pocos en los que tenía una alianza. De verdad agradecía de tenerlos como aliados, les debía la vida ahora.

Apoyó la cabeza en la almohada, mirando al techo.

Poco después escuchó un par de toques en la puerta y esta se abrió sin siquiera pedir permiso, pero al ver que se trataba de Sugawara, lo dejó pasar.

Deuda | Haikyū!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora