Esfuerzo

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Una vez que el aire acondicionado empezó a funcionar, Shōyō pudo notar casi enseguida cómo el frio empezaba a reemplazarse por algo cálido

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Una vez que el aire acondicionado empezó a funcionar, Shōyō pudo notar casi enseguida cómo el frio empezaba a reemplazarse por algo cálido. Se acomodó más en el asiento del copiloto, apretando más la cobija sobre su cuerpo.

Miró a Tobio en su lugar, observándolo ocupar el celular. Escuchó su propio corazón palpitar al hacer contacto visual cuando él volteó a mirarlo.

— Si quieres puedes echar el asiento para atrás y dormir un rato. — dijo, dejando el celular a un lado — Voy a estar aquí por cualquier cosa, te lo prometo.

Shōyō asintió. Llevó su mano a la palanca a un lado del asiento y cuando este se echó para atrás, Shōyō se acomodó, con el cuerpo en dirección a Tobio, para poder mirarlo.

— ¿Cómo está tu herida?

— Mejor, después de venir a dejarte fui a hacerme curaciones. Me sacarán los puntos en unos días si sigo así. — echó su propio asiento para atrás también, acomodándose igual que Shōyō.

Se miraron a los ojos al quedar en la visión del otro.

Ambos rostros enrojecieron sin darse cuenta.

— ¿Te incomoda si también duermo así? Aunque ya lo hice...— murmuró lo último para sí mismo.

— Para nada. — tomó una parte de la cobija y metió la mitad de su rostro por debajo de ella — Pero me pone nervioso estar en silencio contigo. Por favor habla.

Tobio aclaró su garganta antes de hablar.

— No soy bueno en sacar temas de conversación.

— ¿Te gusta el pan?

Ambos guardaron silencio después de aquella pregunta. Se miraron a los ojos otra vez y no tardaron en reír, a lo que Shōyō se colocó más rojo de lo que estaba.

— Sí, como toda persona.

— Podría haber personas a las que no. — exclamó — Como puedes ver, también soy malísimo sacando temas de conversación. Tenemos algo en común.

Tobio sonrió de lado.

— Ah, ya sé. — Shōyō alzó la vista, ya que por la vergüenza la mantuvo baja — Quiero saber de ti. Si no te incomoda ni tampoco me sobrepaso, claro.

— Que tema tan poco interesante.

— A mí sí me interesa, de verdad.

Tobio tragó la saliva acumulada en su boca, observando al menor sonreír, con los párpados entrecerrados y los hoyuelos marcados en las mejillas. Sí que se veía adorable, quería pellizcarlo.

— Veamos. Tengo veinticuatro. No tengo preferencia de colores, pero siempre opto por ir de tonos más oscuros, ya que siento que se me ven mejor. — enumeró con los dedos sin mucho interés — No soporto lo picante.

Deuda | Haikyū!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora