–Cedric es el mejor chico –Katie esbozó una sonrisa atolondrada y Alicia soltó una risita.
–Es asombroso que andes con Diggory, la mayoría de las chicas mueren por él.
Leanne sonrió y agarró una tostada.
–Katie es sumamente adorable. Claro, cuando se lo propone.
Ella sonrió.
–Siempre soy adorable.
Angie rió y siguió comiendo su desayuno.
–Lo que me sorprende es que su relación siga en el anonimato. Cualquier chica ya lo estaría gritando a los cuatro vientos.
–Katie no es cualquier chica –protestó Alicia y le revolvió el cabello, con cariño.
–Acordamos no decir nada hasta que pase el partido –murmuró Katie, mirando de reojo hacia la entrada del Gran Comedor, con la esperanza de ver a Cedric antes de que tuviera que marcharse a su primera clase–. Si Oliver se llega a enterar de nuestra relación… no quiero ni imaginar lo pesado que se volvería. Empezará a decir algo como: "Solo está contigo porque quiere nuestras estrategias" –Katie imitó a la perfección la voz del capitán, por lo que las chicas rieron asombradas, varios chicos de cursos inferiores las miraron como si estuvieran locas.
–Sería horrible –corroboró Alicia unos segundos después–. Probablemente Angie lo mataría y los gemelos no dudarían en ayudarla.
–Además, Oliver ya está demasiado alterado –Angie miró pensativa su comida por unos segundos–. Antes estaba raro, sí, pero no tanto como los últimos días.
–Bueno, el partido es mañana –Katie hizo una mueca divertida al ver aparecer a Harry, que tenía una cara de fastidio, seguido por un Oliver Wood susurrándole consejos respecto a Diggory, después de que pasaran por su lado apresuradamente, Katie suspiró–. Pobre Potter, no me gustaría estar en su lugar.
Leanne la miró con una sonrisita.
–Pensé que tu sueño era el que Oliver te acosara por un día entero.
Katie se sonrojó, atragantándose con su jugo de calabaza.
–Yo nunca he deseado eso –farfulló segundos después–. Yo… –se interrumpió cuando Cedric apareció en el Gran Comedor.
Él le sonrió y ella no dudó en corresponderle con sinceridad, era un chico sumamente atento y gracioso.
Las chicas los contemplaron por unos segundos, mientras que, a lo lejos, Oliver miraba con interés su saludo silencioso, aliviando a Harry de su acoso.
Cedric se sentó de espaldas a la mesa de Gryffindor y Katie esperó diez minutos antes de salir del Gran Comedor, caminando con paso rápido hasta que llegó a un pasillo vacío y esperó.
Cinco minutos después unos pasos resonaron por el pasillo y sonrió antes de ver la silueta del chico se le acercara apresuradamente, pero se quedó paralizada al descubrir que quien la había seguido no era otro sino Oliver Wood.
–Wood –farfulló segundos después de que él quedara frente a ella–. ¿Qué haces aquí?
Él frunció el ceño y Katie tuvo que recordarse que tenía a Cedric para refrenar el impulso nato que tenía de ponerse de puntitas y alisar las arrugas de su capitán cuando hacía ese gesto tan suyo.
–Necesito hablarte sobre el partido de mañana –dijo Oliver, serio.
Katie hizo una mueca involuntaria.
–Oh, ¿no podría ser en otro momento? Estoy…
– ¿Ocupada? –la interrumpió él, alzando una ceja–. ¿En qué? Solamente estás parada aquí, sin hacer nada.
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Flotando entre quidditch
FantasyCuando Katie va a Hogwarts supone que lo más difícil será encontrar amigos o la posibilidad de quedar en Slytherin, pero nunca imaginó que tendría que lidiar con su primer enamoramiento, ¿lo peor? El chico de sus sueños es un despistado amante del q...