Capítulo 1: Aceptación

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Capítulo 1

–Admítelo, te gusta.

–Eso no es cierto –Katie se acomodó mejor en su butaca de la Sala Común y carraspeó.

–Miéntele a alguien más, soy tu mejor amiga y sé que te gusta Wood.

–No hay pruebas.

–Siempre que está cerca de nosotras lo miras.

–Casualidad.

– ¿Casualidad es que él se mueva exactamente en el lugar en el que mirabas milésimas de segundos antes? –preguntó Leanne, con una mueca de incredulidad.

–Es la verdad.

–Ve con ese cuento a otra corte. A ti, Katie Bell, te gustó Oliver Wood desde que te rescató de aquel pasillo en primero.

–Ese día hice un buen amigo –replicó Katie, acomodándose un mechón de su rubia cabellera.

– ¿Buen amigo? –Leanne bufó–. Un amigo loco, obsesionado por el quidditch, su cabeza está llena de aire y…

–Es el capitán de quidditch ahora, deberías de tenerle un poco de respeto.

–Ni cuando sean marido y mujer le tendré respeto –protestó su amiga.

Ella rió, poniendo mucho empeño en no sonrojarse.

–Esa es la tontería más grande que me has dicho desde las "fotos inanimadas"

–Existen, Bell, los muggles no se mueven en sus fotografías.

–Mientes.

–Existen –repitió Leanne, mientras asentía con fiereza, haciendo que sus rizos castaños brincaran con alegría–. Como tu amor hacia el nuevo capitán.

Katie cerró los ojos, fastidiada, y contó hasta diez, para no lanzarle un hechizo a su mejor amiga.

"A las mejores amigas no se les hechiza" se recordó.

– ¡Oh…! –exclamó Leanne milésimas de segundos después– Ahí viene Wood.

–No caeré en tu trampa –replicó Katie, ligeramente irritada, sin abrir los ojos.

–Katie…

–Hola, Bell –saludó una voz completamente diferente, que hizo que sus ojos se abrieran de golpe y se quedara sin respiración.

Frente a ella, despeinado, con una sonrisa traviesa y una mirada divertida, estaba Oliver Wood, más guapo que el año pasado, si es que eso era posible.

Katie se esforzó porque su rostro se mantuviera impasible, pero la mueca burlona que Leanne le dedicó antes de desaparecer le indicó que estaba teniendo tanto éxito como en sus clases de Pociones. Es decir, fatal.

–Wood –logró decir con una voz que podía catalogarse como normal–. Tarde buena.

Oliver rió y ocupó la butaca que había dejado su amiga.

–Buscándote yo estaba –dijo con una sonrisa pequeña, siguiéndole el juego.

Katie se sonrojó enormemente.

– ¿Para qué? –sin que pudiera evitarlo, su corazón empezó a palpitar frenéticamente en su pecho.

"No me gusta. No me gusta" se recordó.

– ¿Vas a presentar las pruebas para cazadora?

-Oh –su corazón dejó de latir por un momento, desanimado. Claro, Oliver siempre la buscaba para hablar de su tema favorito: quidditch. Esa era una de las cosas que más le encantaban y fastidiaban de él, pero había aprendido a quererlo con sus defectos y virtudes… además de esa sonrisa encantadora, esa espalda ancha y esos…

Flotando entre quidditchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora