Leanne sonrió ampliamente.
–Encerrarlos es la mejor opción.
Jack suspiró y sacudió la cabeza.
–Lo dudo. Creo que Wood hablaría sobre estrategias y las escribiría, sé que siempre lleva un pergamino encima.
Leanne frunció el ceño.
– ¿En serio?
–Sí.
–Supongo que eso ya no te sorprende –comentó con una ligera sonrisa que su compañero le devolvió.
Estaban en un aula vacía, cuando llegaban a reunirse lo hacían cerca del lago, donde sabían que era poco probable que se encontraran con Oliver, ya que él solamente iba al campo de quidditch, o con Katie, que prefería vagar por el castillo. Pero ese día habían preferido la comodidad del castillo.
–He convivido con él desde que comenzamos en Hogwarts. Por eso ya casi nada puede sorprenderme de su parte.
Ella suspiró, pasándose las manos por su cabello. Se sentía un poco decepcionada, desde su encuentro con Jack en las cocinas se reunían cada cierto tiempo para perfeccionar el plan en el que su amiga y el cabeza de bludger terminaban juntos, el problema era que rara vez coincidían sus ideas, lo que provocaba discusiones largas acompañadas de dolores de cabeza. Pero tenía que admitir que la compañía de Jack era sumamente entretenida, su carácter y el del chico eran parecidos, por lo que casi siempre trataban de provocar que el otro se avergonzara de cualquier cosa. Hasta ese momento Adams le llevaba cierta ventaja, lo que le provocaba cierto estupor, pero solamente lo admitiría ante Katie.
–Será mejor que continuemos con esto mañana. Tengo que ver a Ella –Jack se levantó y le hizo una reverencia burlona–. Piensa en algo más, para que, en la próxima reunión, el plan perfecto ya esté.
Leanne evitó poner los ojos en blanco mientras el chico se dirigía con aire relajado hacía la puerta.
–Lo mismo digo, Jack, espero que no te pierdas en la cama de la chica Huff –lo provocó cuando salía, pero no obtuvo respuesta.
–Empate –masculló mientras abandonaba el aula.
Mientras tanto pensó en una forma efectiva para que cualquiera de los dos enamorados testarudos decidiera declarársele al otro.
"Armario descartado. Podría ser en un aula vacía o en los vestidores, pero, si se emocionan, podrían hacer cosas cochinas, pero ¿no es lo que ellos quieren? Katie no deja de tener ese tipo de sueños y apuesto a que Oliver no es tan inocente sobre esos temas, ya está muy grande, puede tener de ese tipo" caminó de puntitas cuando escuchó unas voces que discutían acaloradamente cerca de ahí. "Oh, esa puede ser McGonagall, mejor otro pasillo, bueno, encerrarlos en un pasillo puede ser una buena opción, no tan pequeño como un armario y más chico que un aula o los vestidores, la pregunta es cómo atraerlos. Podría ser mañana, durante el banquete de Navidad, nadie ha notado nuestra presencia así que no sería raro que faltáramos, Wood y Katie en el lugar especial casi pasillo, Jack con su Ella en donde puedan meterse mano y yo en las cocinas, comiendo".
Sonrió con alegría ante ese pensamiento y le dio la contraseña a la Dama Gorda con un entusiasmo desenfrenado, estaba decidida a buscar a Jack a la mañana siguiente muy temprano, aunque tuviera que irrumpir en la Sala Común de Hufflepuff.
"Mañana. Mañana Katie sabrá sobre los sentimientos del cabeza de quaffle. Mañana" pensó antes de subir con rapidez a los dormitorios de las chicas pensando en una excusa para decirle a su amiga sobre el porqué llegaba a esa hora.
.
– ¡Leanne! –chilló Katie al abrir la puerta de su dormitorio con fuerza.
– ¡¿Qué pasa?! –su amiga saltó de su cama con una rapidez asombrosa–. ¿Viste a Sirius Black?
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Flotando entre quidditch
FantasíaCuando Katie va a Hogwarts supone que lo más difícil será encontrar amigos o la posibilidad de quedar en Slytherin, pero nunca imaginó que tendría que lidiar con su primer enamoramiento, ¿lo peor? El chico de sus sueños es un despistado amante del q...