Oliver miró su pizarra mágica sin verla en realidad. Sentía un vacío que no tenía nada que ver con el quidditch. Era algo más, algo nuevo que no podía explicar. Sacudió la cabeza, intentando liberarse de esa sensación de infelicidad.
Suspiró y detuvo su mirada en los círculos que se suponían eran sus cazadoras: Angie, Alicia y Katie.
Katie.
De pronto su mente se llenó de ella. Ella, quien era la novia de Cedric Diggory, y no había ninguna duda, el día siguiente al partido lo habían confirmado al besarse en el Gran Comedor durante el desayuno. Todos se habían sorprendido, bueno, todos menos Angie, Alicia, la amiga de Katie… y él.
Se levantó, tratando de centrarse en los círculos y flechas que había dibujado hacía unos momentos, que se movían de una forma perezosa, pero eso no evitó que recordara el momento en el que se enteró que ellos salían.
Apretó con fuerza la tiza que sostenía en su mano izquierda hasta que se rompió, la miró sorprendido para después lanzarla lejos. El primer beso entre Katie y Diggory había pasado con rapidez por su mente, pero eso bastó para hacerlo enojar de una forma indescriptible. Tal y como ese día.
Se tocó la frente con la mano dejándose caer en la banca más cercana, estaba confundido por sus reacciones ante semejante recuerdo, lo desconcertaba.
– ¿Oliver? –preguntó una voz desde la entrada de los vestuarios.
Él no se volvió.
– ¿Qué haces aquí, Jack?
–Odio cuando contestas con otra pregunta –replicó su amigo, Oliver lo miró brevemente, con la ceja arqueada–. Bien, estaba preocupado, ¿sí? Desapareciste después de la cena y es tarde. Si te atrapan, ¿sabes que pueden suspenderte en el quidditch?
Oliver suspiró.
–Pareces olvidar que el año pasado salía a escondidas para volar.
–Gracias a mí, los gemelos y Bell era por qué no te atrapaban. Pero ahora solo me tienes a mí.
Jack se sentó a su lado pero Oliver miró su pizarra, tratando de ver si había un fallo en sus jugadas.
–Son buenas –soltó Jack sin mirar en la misma dirección que su amigo–. Cuando Ravenclaw derrote a Hufflepuff estarás listo para vencerlos e ir a por la copa. Todos sabemos que en la final será entre ustedes y Slytherin.
–Sí –Oliver se levantó y corrigió distraídamente un pase flojo–. Aunque tengo que ver como lo hace el equipo para ver en realidad lo que nos hace falta, no puedo permitirme el lujo de que volvamos a perder. Y si eso significa reemplazar al pequeño Potter no tendré más opción que hacerlo.
Jack suspiró.
–Deberías de ser menos exagerado, Potter tiene problemas serios, su vida ha sido más dolorosa que la tuya. Sé comprensivo.
–Es la última oportunidad de ganar, Jack –Oliver lo miró con el ceño fruncido–. Y sé que el resto del equipo me apoyará porque es lo mejor.
–Hombre –Jack le palmeó la espalda con fuerza–. No siempre lo mejor es lo correcto. Puede que para ganar sea bueno para la casa, pero no es correcto porque Harry es parte del equipo. Y tenía entendido que su equipo era como una familia en miniatura, todos apoyándose, protegiéndose, haciéndose bromas unos a otros… El reemplazo de Potter no sería lo mismo. Si pasara lo mismo con Katie, ¿pensarías en reemplazarla?
Oliver abrió la boca, sorprendido.
– ¿Por qué me preguntas eso? Es diferente.
– ¿En qué aspecto? –Jack esbozó una sonrisa divertida– ¿No tienes miedo de que Katie pueda darle tus estrategias a Diggory? Es su novia.
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Flotando entre quidditch
FantastikCuando Katie va a Hogwarts supone que lo más difícil será encontrar amigos o la posibilidad de quedar en Slytherin, pero nunca imaginó que tendría que lidiar con su primer enamoramiento, ¿lo peor? El chico de sus sueños es un despistado amante del q...