Capítulo 9: Declaración

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Oliver tenía una sonrisa triste y tímida.

-Lo siento -murmuró mirando el suelo.

Katie ladeó la cabeza, curiosa, era extraño ver a su capitán de esa forma, no comprendía que hacían ahí, cerca del lago. Simplemente había llegado para arrastrarla a ese sitio y desde entonces estaba así, moviendo los pies con la mirada perdida. Pero se veía sumamente adorable, las ganas de besarlo se intensificaron.

Sacudió la cabeza y le dedicó una sonrisa ligera.

-No sé de qué hablas, Oliver, ¿por qué me pides perdón?

Él la miró, ruborizado.

-Por no darme cuenta de que eres la chica perfecta para mí. Pero… no es muy tarde.

Oliver se acercó un paso hacia Katie, que sentía como su corazón latía frenéticamente, pensó que todo el que estuviera alrededor podía escucharlo cantar en su pecho por las palabras de su capitán.

-Yo no te quiero Katie -su corazón dejó de latir, abrió los labios y los ojos se le humedecieron, pero Wood se limitó a sonreír y acercarse un paso más. Acarició su mejilla haciendo que ella cerrara los ojos a pesar del dolor-. ¿No lo entiendes, Bell? Un "te quiero" no abarca todo lo que siento por ti -sus ojos se abrieron de golpe para encontrarse con los de él, tan profundos-. Lo mío va más allá -carraspeó, más sonrojado que nunca-. Yo te amo.

Katie se quedó sin aliento.

-Oliver -jadeó segundos después, emocionada-. Yo… yo… yo también te amo.

Él amplió su sonrisa y se inclinó para rozar sus labios con los suyos.

Automáticamente cerró los ojos para poder disfrutar de todas las sensaciones que la embargaban, pero se hartó pronto de un casto beso. No quería solo eso después de haber esperado todo ese tiempo. Sus manos se aferraron a sus hombros, atrayéndolo hacia su cuerpo mientras profundizaba el beso. Era perfecto.

Suspiró y las manos del chico comenzaron a recorrer su espalda. Se estremeció cuando sintió como una se deslizaba por debajo de su camisa para tocar su piel desnuda.

- ¡Katie! ¡Despierta, perezosa! -la voz de Leanne sonó muy cerca de ella y Katie abrió los ojos, asustada.

El rostro de su amiga estaba a pocos centímetros de ella.

-Leanne -farfulló, sonrojada-. ¿Es tarde? ¿Qué clase nos toca?

Su amiga resopló.

-Es fin de semana -le recordó con una ceja arqueada-. Y apenas son las ocho.

Katie gimió lastimeramente y se cubrió la cara con las manos.

- ¿Y por qué me despertaste? -quería golpear a Leanne por interrumpir su sueño con su capitán. Otro sueño que recordaría en sus momentos libres.

-Porque me estabas asustando. Quiero decir, no es normal que estés dando vueltas y vueltas en tu cama con una sonrisa un tanto extraña -Leanne sonrió con una mirada pícara-. Algo me indica que estabas teniendo un sueño interesante, dime, ¿era algo con ya-sabes-quién?

- ¿Con el innombrable?

Leanne hizo una mueca de asco.

-Katie, con eso no se juega. Es algo delicado. No, quiero decir que si soñabas con Diggory. Es tú novio.

Ella suspiró, sintiéndose repentinamente culpable, se había olvidado por completo de Cedric.

-No -respondió.

- ¿Cabeza de quaffle? -Leanne sonaba incrédula-. Katie, eso no está bien, tienes novio.

-Lo sé y me siento terriblemente mal, pero no puedo evitarlo. Lo he intentado, te juro que lo intento día a día, pero Oliver siempre está presente en mi mente.

Flotando entre quidditchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora