Capítulo 12: Victoria

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Mordisqueó sus uñas por décima vez en el día, Leanne hizo una mueca de exasperación y le dio un manotazo.

–Deja de hacer eso –murmuró–. Me estás poniendo más nerviosa de lo que estoy.

–Lo siento –buscó a Oliver con la mirada, pero estaba enfrascado en una conversación con Jack por lo que volvió a mirar a su amiga–. ¿Cómo pudo cambiar un día con tanta rapidez? –suspiró y se acurrucó más en la butaca– Estábamos bien, felices por haber ganado a Ravenclaw y de pronto… el pequeño Weasley –inconscientemente llevó su mano a la boca, pero se detuvo al divisar la mirada irritada de Leanne.

–No tengo idea, ¿cómo pudo Black entrar al castillo sin que nadie se enterara?

–Pudo haber usado una capa de invisibilidad –sugirió sin entusiasmo–. Pero me pregunto cómo es que no lo mató. Según escuché tenía un cuchillo. No tiene sentido –suspiró.

–Pobre chico –levantó la mirada para ver a quien señalaba Leanne, era el pequeño que había alzado la mano hacía una eternidad–. Me apuesto lo que sea a que pagará caro por esta metida de pata.

Katie entrecerró los ojos.

–La gente puede llegar a ser muy cruel, ¿recuerdas el curso pasado con Harry? Lo pasaba realmente mal.

–Y no era el único –Leanne esbozó una sonrisa pequeña–. Recuerdo algunos que casi se volvieron locos por un deporte, pero encontró… digo, encontraron una solución.

A su pesar correspondió su sonrisa cómplice.

–Ajá –suspiró.

–Hablando de temas más agradables no puedo creer que podamos ganar la Copa, a menos que al pequeño buscador se le ocurra hacerse el héroe y terminar en la enfermería o que, casualmente, un monstruo atacara y cancelaran el torneo.

–Pareces Trelawney, augurando cosas horribles, ¿qué me espera mañana?

Leanne frunció el ceño, fingiendo concentración.

–Lo siento, pero la predicción del futuro no aplica para rubias después de la media noche. Y teñirte el pelo no cambiará las cosas, ¿para qué naces así? Culpa a tu madre o al gato.

Se río hasta que le dolió el estómago, sin importarle en lo mínimo que las personas la miraran con confusión.

.

Katie soltó una mezcla entre bufido y risa, la Sala Común estaba en estado de ebullición, se sentía la excitación por el partido de mañana, la final entre Slytherin y Gryffindor. Había tenido que tener mucho cuidado en los últimos días debido a las constantes disputas entre los miembros de las casas, debido a su tamaño y complexión era un blanco tentador, aunque tuvo suerte de siempre estar acompañada cuando intentaban hacerle algo.

No podía quejarse, la mayoría de las veces Oliver estaba siempre con ella, algunas veces los acompañaba Jack, ocasionando que Leanne se perdiera de vista casi inmediatamente, aunque siempre que sacaba el tema a colación su amiga se limitaba a farfullar frases ininteligibles hasta que desistía.

Angelina le dio un codazo, para que volviera al presente mientras Fred hacía una nueva payasada junto con George, intentó buscar a Leanne entre la multitud, pero no la encontró. Suspiró antes de volver a concentrarse en los gemelos, estaba en un dilema sobre si acercarse a Oliver o no, durante los últimos días estaba más desquiciado de lo normal, si no fuera porque lo conocía lo hubiese mandado a la enfermería.

–Mañana ganaremos –miró a Alicia, que tenía una sonrisa nerviosa y segura–. Somos un equipo fenomenal además de que contamos con una increíble Saeta de Fuego. Me gustaría tener una.

Flotando entre quidditchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora