No Hay Deudas Sin Saldar

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Hay días en los que se conmemoran fiestas, otros en los que las personas se congregan para lamentos, se trataba de Luigi Escalone, un hombre que había pertenecido a las mafias italianas por mucho tiempo, comenzó en Sicilia y de allí se extendió a través de sus malévolos recursos a ser muy respetado y temido en su país natal. Pero esta vez no se trataba de celebrar, no había clubles, ni armas, ni lujos, solo había una gran fosa lista para un anciano con cirrosis avanzada, se encontraba moribundo, las décadas por los malos pasos lo habían hecho entrar en enfermedad, es inusual ver a alguien de su oficio vivir tantos años, pero se las había arreglado para conseguirlo.

El marcapasos emitía un sonido agudo y constante, indicando que las últimas señales de vida del magnate Luigi se habían esfumado, estaba claro que hubiese sido importante escuchar sus últimas palabras, pero no se podía, él estaba en coma.

Dicen que tenemos un alma, que hay algo más que la efímera vida que ostentamos en carne y hueso, afirmarlo o negarlo queda a la responsabilidad de cada cual, pero Luigi pudo más que asegurar que hay algo más allá.

Estaba oscura aquella caverna donde había despertado, el frío y la soledad eran abrumadores, se paseaba por los escondrijos de aquel lugar preguntándose si aquello que él estaba experimentando era el infierno, la verdad tenía muy pocas razones por las cuales estar en otro lugar que no fuese lo que él consideraba como el infierno. El lugar donde reposan los seres malvados y las criaturas con ornamentas. Nada se escuchaba en ese lugar, solo silencio. Tanto silencio que era desquisiante, caminaba y caminaba pero siempre terminaba en el mismo lugar en el que había despertado.

-¿Qué carajo hago aquí?-gritó Luigi sucumbiendo ante la ira

-Esperar, ya pronto sabrás tu destino-contestó una estruendosa voz

El susto que le proporcionó a Luigi aquella voz lo hizo sentirse aún más inquieto, incluso hasta indefenso, pero en unos pocos minutos sería absorbido por un inmenso agujero negro lleno de almas perdidas, en el vértice de aquel agujero se podía ver una luz. Era misterioso su destino, pero él solo quería que todo se acabase para poder descansar en paz, al atravesar aquel vértice la personalidad del gran magnate de la mafia se apartó de su alma de momento, y dicha alma se transportó al cuerpo de un bebé recién nacido. Su nombre era Pedro Sepúlveda, conforme fueron pasando los años "Pedrito" fue creciendo y manifestando mucha energía y positividad, lamentablemente sería secuestrado y brutalmente descuartizado a sus ocho años de edad, pero Luigi aún seguía en el cuerpo del muchacho y pudo sentir cada corte y cada herida. Había despertado nuevamente en aquella caverna, alarmado y sumamente traumado por lo que le ocurrió al cuerpo que lo contenía. Evidenciando que sus recuerdos como mafioso volvían a él cada vez que regresaba a la caverna.

¿Qué pasó? ¿Por qué estoy aquí de nuevo?-dijo Luigi

-Para aprender-replicó la estruendosa voz

Luigi no entendía lo que estaba pasando, antes de que tuviese tiempo para pensar nuevamente fue inducido por el agujero negro, ya al traspasar la luz había vuelto a renacer, pero esta vez en el cuerpo de un bebé con el nombre de Roger Díaz, éste desde pequeño mostró gran disciplina e inteligencia, conforme pasaron los años Roger se convirtió en un gran administrador de una empresa téxtil, hasta que fue acribillado recibiendo cincuenta y ocho balazos en la puerta de su casa.

Parecía un dejá vú lo que sucedía, nuevamente Luigi se despertaba en aquella fría caverna, estaba temblando, todavía recordaba como las balas lo traspasaban en el cuerpo de Roger.

-¿Qué te hice para merecer esto?- gritó Luigi desesperado

-Deberías tener mejor memoria a la hora de matar gente-respondió la estruendosa voz

Ese comentario lo intrigó muchísimo, pero antes de poder decir otra palabra nuevamente fue transportado al cuerpo de otro recién nacido de nombre Giuliano Cambrotta, aquel niño desde muy joven era desordenado, deshonesto y malvado, en su joven adultez ya formaba parte de una pandilla italiana, pero por decir palabras demás uno de los jefes en su ebriedad terminó flotando en el fondo de un lago con un bloque amarrado al pie.

Y nuevamente Luigi despertó en el mismo lugar desolado, con respiraciones profundas debido a su reciente experiencia de ahogamiento.

-¿Por qué me pasa esto a mí?-dijo Luigi de mala gana

-¿Nunca pensaste cómo se sintieron todas las personas que asesinaste?-dijo la estruendosa voz

Ya el otrohora jefe de la mafia había entendido, lo estaban haciendo experimentar todos los finales trágicos que les propició a cada una de sus víctimas en vida y esto lo enfurecía muchísimo, a parte de que no recordaba el nombre de ninguna.

-¿Quién mierda te crees que eres?-gritó Luigi enfurecido

-Soy Dios, habrás escapado siempre de la justicia humana, pero conmigo las deudas siempre se saldan-dijo la voz estruendosa

A partir de ese momento Luigi supo lo que se sentía morir quinientos ochenta y cinco veces. Caídas letales, puñaladas, explosiones, arrollamientos, tiroteos, torturas, ahogamientos, asfixias, descuartizamientos, envenenamientos, etc. Una y otra vez sufría todo lo que no pagó en vida, la justicia divina se encargó de todas las deudas que tenía, a final de cuentas el último castigo hacia Luigi fue hacerlo vivir una vida nueva llena de problemas porque el mundo es lo más cercano a un infierno que puede haber en recurrentes ocasiones, la humanidad se ha encargado de desarrollar la crueldad y la violencia, infinidad de humanos se han vuelto egoístas, se han vuelto brutos y sin escrúpulos, hemos olvidado como ser hermanos y como resultado se ha teñido el suelo de sangre muchísimas veces, las armas son casi tan accesibles como la comida y aún hay quienes se preguntan por qué nos matamos entre nosotros. Pero como existe el mal también existe el bien, fomenta la paz y mira hacia un horizonte donde el crimen organizado y las guerras son mitos. Finalmente, cada quien decide su destino, pero recuerda que lo que haces en vida repercute después de tu muerte. Nadie puede escapar de la justicia.

El Bastión de los RelatosWhere stories live. Discover now