Capítulo 53

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Elizabeth.

Christian y yo salimos de la clínica cerca del mediodía. Él me pidió ir a mi departamento porque ese era el único lugar al cual su familia no iba a ir porque no sabían donde vivía yo. Acepté rápidamente porque no quería que ellos estén cerca. Al entrar a mi departamento vimos a mi papá. Ambos nos paramos al verlo porque no lo esperabamos en absoluto. Nos acercamos a él y lo saludamos tratando de actuar como si todo fuera normal.

-Hola. -dijo mi papá serio. -Quiero hablar contigo, Christian.

-¿Sobre qué?

-Sobre ti y lo que sucedió el viernes.

-Papá no es el momento. -le dije negando con la cabeza. -Ven en unos días si quieres hablar pero hoy no, ni yo ni Christian tenemos ganas.

-Sientense por separado. -pidió mi papá ignorando mis palabras.

-Papá.

-Hazme caso si no quieres que de verdad esté en contra de esto.

Christian besó mi cabeza y se sentó en el sillón individual que estaba contra la pared. Me senté en el otro sillón individual que estaba frente a él. Mi papá me dio enseguida la espalda porque esa conversación la iba a tener con Christian.

-No voy a decir que apoyo esta relación porque ningún padre que quiere a su hija lo haría. Tal vez te planteaste tener hijos así que imagina que le está pasando a tu hija o a tu hijo. -empezó mi papá. -Seguramente no te agrado. Bueno, eso me está pasando a mí ahora mismo. No quiero que tú y mi hija tengan una relación, estoy más que negado a eso y espero que lo entiendas. -Christian asintió nervioso. -Gracias. ¿Mi hija nunca se te pasó por la cabeza mientras inahalabas cocaína?

-No. Lo único que me pasa en esos momentos es tratar de olvidar lo que siento.

-¿Y qué sentías?

-El desprecio de usted y de su familia para conmigo, de que me hayan comparado con el ex de Elizabeth. -contestó Christian. -Quería alejar eso.

-¿No era más fácil quedarte y pelear por ella? Digo, tú dices que la quieres o estás saliendo con ella porque tienes algún sentimiento. ¿No se te pasó por la cabeza eso?

-No.

-Entonces no tienes lo huevos para estar con ella.

-¿Usted qué cree? ¿Cree que es fácil aguantar que la familia de quien quieres te dice que eres un asco de persona? -Christian se levantó. -No, no es fácil. Sí, sé que no fui caballero con ella, sé que no fui ni soy el hombre que ustedes quieren para ella y sé que ella no me merece pero juro por Dios que solamente Elizabeth hace que quiera una vida mejor, que deje de arruinarme con drogas que no valen la pena. Elizabeth es la que logra esos cambios en mí.

Mis ojos no podían hacer otra cosas que mirar a Christian hablado y soltar lágrimas sin parar. Era un mar de lágrimas, no podía dejar de llorar. No podía aguantar más, necesitaba sacar esas lágrimas porque si no lo hacía todo iba a quedar en mí e iba a ser para peor.

-Si quieres estar con mi hija y tener un buen futuro con ella, te vas a internar. Conozco a un cliente que trabaja en una clínica para personas con adicciones y te pueden recibir hoy a las seis de la tarde que es el horario de visita y es antes de la cena.

La sorpresa en los ojos de Christian fue enorme al igual que en la mía. Sabía que la internación era la última opción de Christian y lo entendía porque nadie quiere llegar a su último opción. Me miró en busca de ayuda pero no podía dejar de llorar y pensar que la internación era la única solución. El médico me había dicho que dejar las drogas por sí solo no lo iba a lograr. Internar a Christian era lo mejor para él y para nuestra relación, aunque me duele tenía que hacerlo.

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