Capítulo 25

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Christian.

Acomodé mi capucha y salí del cementerio con algunas rosas secas en la mano. Eran las tres de la tarde, había estado media hora al lado de la tumba de la única mujer que me importó en la vida. Le había dejado algunas rosas blancas porque eran sus favoritas. Me subí a mi auto y prendí la radio, el locutor dijo que iban a dar la nueva canción de The Weekend, Starboy, y decidí apagar la radio y poner mi música. Estoy seguro que soy de los pocos que no le gusta esa canción. Puse el CD de Nirvana porque era lo único que me gustaba para ese primero de agosto de mierda que vivía todos los años. Empecé a manejar, luego de ponerme los anteojos, con dirección a mi casa mientras Something In The Way de Nirvana sonaba en el auto.

Underneath the bridge, the tarp has sprung a leak
And the animals I trapped have all become my pets
And I'm living off of grass and the prippings from the ceiling
It's okay to eat fish, 'cause they don't have any feelings
Something in the way
Something in the way
Something in the way
Something in the way
Something in the way
Something in the way, yeah
Something in the way
Something in the way
Something in the way
Something in the way
Something in the way, yeah

La canción terminó y empezó otra. La tarareaba por lo bajo mientras prestaba atención en la calle para no matarme. Pasé por una pizzería y paré porque no había almorzado nada. Entré al lugar y vi a una morocha que me miró, la miré y no tenía nada lindo en el cuerpo excepto unos buenos labios que imaginé en mi pene mientras la tenía agarrada del pelo negro y largo que tenía atado en una gomita.

-Una pizza con extra queso y tu número. -le dije sonriendo.

La chica asintió y fue detrás del lugar para pedir mi pizza. Agarró una lapicera de su delantal negro y un papel en el que decía el nombre de la pizzeria. Me encantaba saber que las mujeres podían caer ante mis palabras. E incluso antes las palabras más idiotas que puedo decir.

-¡Charlie!

Su voz. Me di vuelta para ver a Elizabeth con su amigo sin importarme que la chica me este tendiendo el papel. Estaba riendo junto a él lo cual me hizo sonreír. Tenía una jeans con una campera negra que le quedaba bastante grande. Su amigo me miró de mala manera pero no me importó, yo seguía mirando a Elizabeth.

Hacia como dos meses que no la veía y pasaron muchas cosas desde que no la vi. No podía negar que extrañaba su cuerpo junto al mío nuevamente porque si algo tenía ella, era un encanto que te dejaba embrujado. Deseaba volver a tenerla entre mis brazos y hacerla mía. Sabía que la última vez que la vi, me estaba odiando sin razón por el idiota de su hermano que a la semana apareció en su departamento. Volvieron a ser los hermanos ridículos de siempre.

-Hey guapo.

Me di vuelta y la chica estaba con su pizza en la mano. El cartón de la pizza tenía el papel con su número que lo guardé en el bolsillo de jeans. Agarré la pizza y le pagué. Ella se dio vuelta para buscar mi vuelto. Miré a mi lado izquierdo porque sabía que Elizabeth ahí, su perfume era inconfundible. Nunca conocí a una mujer con su perfume.

-Hola. -le dije pero ella no me miró. -Oh, querida Elizabeth.

-Cierra tu maldita boca. -aspetó dejándome sorprendido por su contestación.

-¿Papá y mamá saben de tu vocabulario? -pregunté sonriendo. -Estoy seguro que no.

No me respondió nada, lo único que hizo fue poner los ojos en blanco y nada más. Reí por lo bajo y luego que la chica me dio mi vuelto, me fui de la pizzeria. Subí a mi auto y dejé la pizza en el asiento de al lado, volví a mirar a la pizzería con algunas preguntas en mi mente. Me bajé del auto y me acerqué a la pizzería, me apoyé en la pared a esperar a que salga Elizabeth. Estuve algunos minutos esperando, ella salió sola mientras miraba su celular.

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