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—¿Osea que ayer debutaste?—preguntó Richie.

—No, pero ella se me acercó y...t-tocó, ya saben...zonas que...

Me ponía nervioso hablar de eso con ellos, me refiero a ¿era lo correcto? sé que no dije nada malo de ella ni nada, pero... según mamá hablar así de una chica era de poco hombre.

—¿P-Podrías de-dejar de tar-tamudear?—Bill sonó calmado—Aquí el ta-tartaja soy yo.

—¡Me rosó!—exclamé.

Los tres se miraron sorprendidos, ¡Dios! ¿tan vírgen me ven que no esperaban un relato así de mí? Ni que fuese la gran cosa... mentira, sí lo es.

—¿Qué rosó?—dijo Eddie sin creerlo.

—¡La pija, Eddie, eso es más que obvio!—contestó exageradamente Richie, gesticulando y señalando su miembro de una forma bastante vulgar y esperada de él.

—Wow...—suspiró el castaño anonado, que interesante, hasta Eddie se excitó, ¿eso quiere decir que no quedé como idiota? claro que quedé como tal, mi amigo es igual de puberto.

—¿Qui-Quién era la chica?—tartamudeó Bill.

—Ese es el principal problema—confirmé—es... la hermana de... —susurré—... Henry Bowers.

—¡¿Q-Qué?!

—¡Imposible!

—¡¿Te cogiste a su hermana?!

Los tres lo miramos de mala manera, pero estaba demasiado asombrado para notarlo, Tozier me miraba boca abierto como si fuese un Dios Griego.

—¡Richie!—lo regañó Eddie.

—No claro que no...—antes de que terminara de hablar vi como Henry derramaba un vaso de agua helada sobre la cabeza de Richie.

La cara de espanto infernal de mi amigo era inmensa. Los ojos celestes de Bowers se posaron en mí.

—Yo que tú me rendiría, no sé quién es la chica pero es más que obvio que juega contigo—rió—¿quién tendría sexo contigo, judío asqueroso?

Sin más se marchó. Los ojos de Richie se posaron en mí, tenía los anteojos empañados.

—O te coges a su hermana o lo hago yo—titubeó sacándose trozos de hielo de la camiseta.

Bill y Eddie asintieron con la cabeza y soltaron un "sí" mientras comían.
Solté un bufido, ahora hasta me obligan a tener sexo.

~|•|~

Su cabello rubio ahora tenía mechones violetas haciendo resaltar sus ojos azules, sin duda le quedaba genial.

—Tengo una pregunta.

Desvíe la mirada fijandola en el balde con agua frente a mi y el trapeador. Cuando la miraba me ponía muy nervioso.

—Claro—contesté.

—¿Los judíos pueden tener sexo antes del matrimonio?—sonrió—¿O es un pecado?

Miré a mí alrededor, era más que obvio que el lugar estaba vacío, pero ese comentario se había prolongado por todo el gimnasio.

—Em... sí, no está mal visto como en el catolicismo, pero aún así eso no quiero decir que nos dejamos llevar como animales—comenté.

—¿A qué te refieres?—dijo extrañada y bastante interesada.

—A que prefiero hacerlo con alguien que conozca y me atraiga a que con una desconocida.

Ella me dedicó una sonrisa enternecida y volvió a lo que hacía.
«punto para Stan» le devolví la sonrisa y también volví a lo mio.

𝑻𝒂𝒈 ¦ 𝑆𝑡𝑎𝑛 𝑈𝑟𝑖𝑠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora