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"Guiada y abatida. Lastimada, pero fuerte. El corazón parece ausente."
Corazón Roto colgó el atrapasueños en un extremo de su cartera y caminó directamente hacia un lugar tranquilo para poder ordenar todas sus ideas. Se estaba haciendo tarde y el cielo se volvía cada vez más naranja que antes, por lo que intentó aprovechar cada segundo de luz para poder expresar un poco lo que se instalaba en la herida de su corazón.
Tomó asiento sobre el borde del piso de un local y dejó su cartera a un costado de la entrada. Sacó con cuidado las hojas que se encontraban dentro de su cartera junto con un lápiz que ella había llevado siempre en el borde de la misma. Agarró la hoja y comenzó a escribir.
Corazón:
Comenzaría con un "perdón", pero ya no sé cómo hacerlo. Te lastimé, creí que había encontrado mi complemento, que todos los sueños habían valido el anhelo. Pero todo término siendo un desastre que sólo te quebró sin piedad. Mis sentimientos están divididos, tal vez esté mal evadir cada grieta de dolor que existe en mí, pero soy una cobarde y no quiero sentirme así.
Te pido la chispa de un sueño.
Con angustia, R.
Ella guardó la hoja en un sobre de papel color café y lo observó por un largo momento. Había escrito muy poco de sus sentimientos y de su estado, pero sabía que el proceso sería lento y que no dejaría de doler. Así que, mientras dejaba una mueca de inseguridad en su cara, Corazón Roto dejó la carta cerrada dentro del borde de la puerta de aquél local desconocido y se despegó de una carga mucho más pesada de lo que creía.
Aunque no sabía si todo resultaría como quería. Ya que después de caminar dos cuadras un hombre encapuchado robó su cartera, en donde contenía las veinte cartas que había comprado y en la que la pulsera de Frío se resguardaba en un costado del cierre.
