TE ENSEÑO

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Narra Lauren

A los días siguientes yo llegaba como siempre temprano a su casa, ella se iba a organizar y más tarde me acompañaba cuando yo esculpía aquel mármol, mientras, ella escribía o tocaba melodías con su lira, era extremadamente talentosa en eso.

-¿es muy difícil?- me preguntó ella viendo el cómo martillaba el mármol con una paletilla para esculpirlo y darle hasta ahora lo que era la forma

-no lo es- le dije- es más de tener cuidado, se tiene que ser muy precavido porque un golpe mal dado haría un hueco que sería imposible corregir- me volteé para verla -¿quieres intentar?-

-oh no gracias, ¿te imaginas donde yo sea quien provoque ese hueco?, si no me matas tu sería mi papá- dijo con su tono de exageración

-vamos, yo te ayudaré, ¿o acaso tienes miedo?- le dije con sonrisa burlona

-¿me estás diciendo cobarde?- preguntó haciéndose la indignada

-eres tú la que me está demostrando eso- se lo dije de la misma forma a la cual ella se había referido a mí días atrás y al parecer lo entendió pues su risa la delató

-acepto el reto señora Menodora, pero es sólo para demostrarle que no soy ninguna cobarde- dicho esto tomó las herramientas que tenía en mis manos y se acercó al mármol - ni se te ocurra pensar que haré esto sola- dijo mirándome de forma ¿coqueta?, por los dioses, ojalá no me equivocara

-veamos que puedes hacer- coloqué mis manos junto a las de ella y la guie con los movimientos que debía hacer, no cometió ni un solo error, y terminó ella sola la parte del talón del pie derecho.

-¿Qué te parece?- me dijo ella con sonrisa victoriosa por su trabajo

-no está nada mal, pero ¿qué esperabas?, soy la mejor maestra- ella ser rio y giró para verme más de cerca, con una mano me entregó las herramientas y la otra se entrelazó con la mía generándome ese sentimiento, esa sensación única que ya yo daba por irrecordable, sensación de amor.

-me parece que lo más justo es que me enseñes a tocar la lira, pues te acabo de enseñar a esculpir- le dije con aire de superioridad

-Está bien señorita Menodora- dijo con algo de gracia - el día de hoy yo seré su maestra, pero debe ser muy obediente si no quiere meterse en problemas- ahora trataba de comportarse seria, no lo lograba muy bien a decir verdad

- así será señorita Camz-

- Camila, señorita Camila, recuerde que soy su maestra y debe de mostrarme respeto- reprimí las ganas en ese momento de reírme porque su mirada asesina lo dijo todo.

Me condujo hacia el piso de arriba y entramos a lo que parecía ser su habitación. Era grande, muy acogedora y estaba muy organizada, en una gran mesa se encontraban numerosos pergaminos y hojas llenas de al parecer poemas. Me llevó hasta el balcón y allí sacó la lira y tocó una suave melodía. Al terminar extendió la lira

-es tu turno- me dijo pasándome el instrumento

-¿cómo lo haré si ni siquiera me has explicado?-

- no creas que soy tonta- me dijo alzando una ceja - pude notar que sabes cómo se utiliza; en varias oportunidades hice movimientos en las notas que son erróneos, los hice a propósito para descubrirte, porque tú también te diste cuenta de ellos, lo que quiere decir que si sabes manejar este instrumento- terminó diciendo a lo que no pude creer que haya hecho un análisis tan exacto y verdadero

-creo que me descubriste- le dije

-eso creo- y me regaló una de esas sonrisas que tanto me encantan. -Vamos, demuéstrame que tan buena eres ahora con la música-

Antes de comenzar a tocar mis ojos se posaron en el mar que luego daba paso al imperio Romano

-Ellos me quitaron a mi madre, los odio- dijo Camila y con esa frase sentí que mi mundo se venía abajo. No sabía que responderle pues si le decía la verdad la perdería; con la poca fuerza que mi cuerpo tenía en ese momento la abracé dejando a un lado la lira, le di un suave beso en la parte superior de la cabeza y luego apoyé mi frente junto a la de ella. Ella lloró

-perdona- susurró -no me gusta llorar-

-llorar es tan necesario como reír- le dije

-no, me hace sentir débil-

-ser débiles es lo que nos hace ser humanos-

-entonces detesto serlo, no quiero serlo- dijo ella en berrinche. La miré con ternura y tomé un respiro

-si reprimes esos sentimientos será peor- ella me miró con duda - es como una copa de vino, cada vez que reprimes esos sentimientos es como si le agregaras más líquido, cada vez más y más, hasta que va a llegar un punto en el que la copa va a estar tan llena que no va a aguantar más y se va a desbordar- le terminé por explicar

-¿cómo sabes eso?- me preguntó

-porque me ha pasado- le acaricié la mejilla evitando otra lágrima

-¿cómo lo superaste?-

-esas cosas no se superan del todo, se aprende a vivir con ello y buscar siempre soluciones; además que ahora tengo a alguien que hace cada día más alegre- le di un beso en la punta de la nariz

-señorita Menodora- dijo en susurro debida a nuestra proximidad

-dígame maestra- le respondí de igual forma

-haz una última tarea por favor-

-¿y esa sería?-

-bésame- mi respiración se detuvo un momento, ¿Camila me había pedido que la besara?, por Zeus, creo que explotaré de la felicidad; creo que sonreí tanto que ella se dio cuenta e hizo lo mismo, carajo, ¿ella sabrá que esa sonrisa me deja a sus pies?

Me acerqué más a ella hasta el punto de que nuestras respiraciones se encontraron y parecían una sola, iba a juntar mis labios con los de ella cuando un grito nos hizo separar.

-si esto es verdad que el mismo cíclope me mate- dijo Ally entrando a la habitación

-hmmm, hey Ally, ¿cómo estás?- dijo Camila separándose de mí y al parecer tan sorprendida como yo

-¿Profesora Menodora?... Oh Camila, ¿recuerdas que te conté la historia de mi maestra? !Pues es ella, sálvate mientras que puedas, ella es Medusa en carne viva, yo la sostengo y tu corres!- dijo rápidamente mientras se acercaba a mí

-ni se te ocurra niña- le dije con enojo

-¿te puedo ayudar en algo?- le preguntó Camila quien al parecer se había molestado también

-oh, bueno, yo vine a traerte el vestido, las tallas que te tomé días atrás están perfectamente acomodadas, si necesitas algo más o presenta algún mal detalle, me avisas- dijo Ally comprendiendo la situación -es mejor que me vaya, adiós- terminó dándose vuelta y saliendo de la habitación

-eso ha sido extraño- comentó Camila

-demasiado- le contesté - ¿crees realmente que soy Medusa?- agregué con un poco de diversión

-no realmente, pero tus ojos si le harían competencia- fijando de nuevo sus ojos en los míos no aguanté más y me acerqué al punto de sentir sus labios para luego besarla.

Sus labios gruesos eran cálidos, al principio sólo los juntamos pero luego ella tomó el control y comenzaron a moverse en un ritmo suave, sin afán, sintiendo como cada fibra de nuestros cuerpos se entregaban en ese momento; me dejó en claro que no era su primer beso pues sus dulces labios acallaban cualquier pensamiento que estuviera teniendo; esta sensación era la mejor, este beso era lleno de amor y alejado de toda aquella maldad que rodea este mundo, era un beso puro... ella me regaló su beso de amor puro y yo cuidaría eso, yo la cuidaría a ella.

GRACIAS POR EL APOYO Y RECUERDA DARLE A LA ESTRELLITA

El Bosque Griego (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora