Una semana después.
Ha pasado una semana desde que estoy aquí. Todo ha Sido relajado hasta hoy. Sí, sé que saben que es el famoso “karma” pero como para la mayoría es un insulto tratar de defenderse de una total estupidez, en mi caso no fue así.
La famosa chica del club de porristas, sí, chicos, a la que dicen perra por doquier. Isabella Castillo, no le quedó claro que con su novio no éramos nada. Desde ese día, ha venido jodiendome diciendo que tuve cuento con él.
Obviamente no me quedaría así, así que decidir vengarme. El día de sus ensayos para el partido de mañana, tome su pequeño y mini uniforme que le daba a ver hasta lo que no se puede, y lo metí en una de las canecas de la basura del instituto. Luego, agradecí que en el cuarto del conserje había gasolina, lo metí e hice un lavado súper perfecto. Agradecía que fuera solo ese el único uniforme que tenía.
Pero, siempre hay un lado negativo a todas las venganzas. Dirección. Así es, papá se dió cuenta y me llamo, he tratado que me crea y diga que no fui yo.
El estar junto a Isabella me da cierta gana de horror y pánico. Su cabello lacio rubio era lo único lindo que tenía. ¿Cómo ese Mario se pudo fijar en ella?.
Solo digo, hay muchas niñas mas lindas aquí. Pero como dicen por hay, lo fácil siempre es mejor.
—Bien, Irían. Deberías pedirle perdón a Isabella.— ordenó.
Lo voltee a mirar, obviamente no haría eso. Es una estupidez.
—¡No!, ¿Por qué carajos me culpa de algo que no hice, Director?— No podía ni llamarlo papá.
—Es por...— lo interrumpieron
Abrieron la puerta de golpe e hicieron que varios chicos se cayeran del piso. Entre esos el único que quedó de pide fue... ¿Mario? Qué carajos hacia aquí. Chismosos.
Papá se levantó e hizo que salieran, no tenía testigos. Ese tal Mario aún me debía una. No podía quedarme aquí y me culpen de algo que no hice, bueno, que si hice pero fue por venganza a la perra esa.
Mire a Mario, sus facciones eran burlonas, una sonrisa de lado fue la que me dedico. Tenía a su novia a mi lado y solo me miraba a mí. Esto si era algo incómodo, me quedé viéndolo mientras susurraba: “me debes una, y es el mejor momento”. Sonrió, él sabía de qué hablaba. Pues todo el instinto se enteró.
—¿Ahora?— susurro.
Asentí.
—¡Director Logan, sé lo que pasó! Soy testigo de Irían.— hablo fuerte para que lo escuchará.
Papá se volteó a verme, me miraba entre mal y bien. Él necesitaba pruebas, y como mi inocencia no era suficiente, miro a Mario.
—¿De qué hablas? — le pregunto mientras veía su uniforme.
Mario me volteó a mirar, sonrió de nuevo. Esa sonrisa era más que inocente. Era perversa y engañosa.
—No fue Irían, quién causó ese desastre.— pauso. Tampoco quería que se hechara el peso encima él sólo.— Fue.... Una de mis ex's, le tenía envidia a Isabella por un roce que tuvieron y ella se vengo.— miro a mi papá con tanta seguridad, que hasta creo que yo le creí.
Voltee a mirar a Isabella, miraba a Mario con tanta... Desesperación que ella también quedó boqui-abierta. Luego dirigió su mirada hacia mí, no sabía a quien creerle.
—¿Es cierto eso, tuvo algo con la ex novia de Mario señorita Castillo?— pregunto papá aún viéndome inseguro.
•
Ahora sólo habían dos conversaciones, la de papá e Isabella.
Mario y yo quedamos quietos sin saber que hacer. Hacia lo posible por no soltar la risa y hacer que me pusieran un castigo. Mario estaba sentado a mi lado, miraba su celular. Estaba enviado un mensaje de texto, el destinatario era un tal: “Sky” no sabía que era hasta que al final de la oración puso, hermano.
—¿Aún te debo otra?— me susurro. Guardo su celular en su pantalón.
Mire a papá, aún estaba concentrado en Isabella.
—¡No!— sonreí para voltear a verlo. Delicadamente puse mi mano en su rodilla, apreté está con fuerza. Mientras nuestras miradas estaban conectadas.— estamos a pases Bautista.— sonreí de nuevo.
Aún no había quitado mi mano, nuestras miradas no sólo difundían que queríamos hacer, sino lo que queríamos en ese momento. Mordí mi labio inferior, este chico hacia que tuviera más ganas de él.
Jamás había hecho esto, no en un lugar como este. ¿Cómo causa esto en mí si ni siquiera le conozco bien?
Tomo mi mano, e hizo que la subiera más, cada vez acercándola a su entrepierna. Suspiraba mientras sentía el toque de su mano con la mía. Eran de un calor tan inexplicable.
Lo detuve al sentir que había llegado a su entrepierna, un moviendo y todo estaba a favor.
—¿Me dejaras iniciado?— tenso su mandíbula. Aún teníamos la manos juntadas.
Cerré mis ojos tratando de calmar mi respiración.
Sentí como se acercó a mi cuello, su respiración hacia que mi piel se tensara. Mi respiración aún era pesada, yo, por mi parte era muy pervertida. Eso hacia que mi cuerpo se prendiera con solo una respiración chocando en mi cuerpo.
—Los dos sabemos, las ganas que nos tenemos.— susurro, intento besar mi cuello. Pero lo detuve todo a tiempo.
Lo miré, sus ojos oscuros al ver que papá e Isabella iban saliendo de la oficina se dilataron. Nos acomodamos e hicimos como si no supiéramos nada.
Papá me miró por unos segundos, le dijo algo a la rubia en el oído y está no se inmutó a hablar. Sólo se alejó sin decir más. ¿Qué mierda?, Mario aún estaba hay. Papá se acercó y nos miro atentos e igual que nosotros a él.
—Bueno— suspiro.— hablé con esta chica, tu novia. Me dijo que todo quedaría bien, tú no la molestas ni ella a ti.— dicho esto se fue, dejándonos hay como si nada. Lo acepte. No iba a ser reclamo por una bobada. Pero en cuanto a Mario, él yo teníamos que hablar.
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P R O H I B I D O. ‹Mario Bautista›
FanfictionLos dos son como dos desconocidos con cosas en común, cada uno tiene su estilo de vida. Quizás él consigue todo lo que quiere con sólo una mirada, pero para ella hay que demostrar más que sólo hablar. ¿Mario Bautista, el chico popular del Instituto...