P R O H I B I D O. ‹Mario Bautista›

~11~

-Hola Caro.- saludé a mi amiga.

Sus labios rosados besaron mi mejilla.

-¿Cómo estás chiquilla?- pregunto sentándose en las gradas.

-Hay vamos, qué harás hoy en la noche?- saco una lista de su mochila.

-No sé. Creo que nada, estaré en mi casa junto a las gemelas, y tú?- respondí rápidamente.

-Quiero que dejes la amargura y vayamos a la fiesta que estará haciendo Mabelin.- sonrió.

Hay no, ¿En serio?

-¿Mabelin?, Si no recuerdo mal. Dejamos la amistad porque me engañó con mi ex novio, Caroline.- sonreí hopocritamente

Ella simplemente bufó, voltee a ver a la puerta para encontrarme con Mario y su ¿Novia? Sí, Isabella.

Se veía muy guapo de negro, le lucia y muchísimo.

Estaba sonriendo mientras caminaba, llevaba a Isabella tomada de la mano, trague saliva al instante. Sé que no somos nada, jamás lo fuimos, nos dejamos de hablar por un tiempo, pero ahora es cuando siento que necesito sus manos sobre mi cadera mientras nos besamos.

-Hey!- Caroline me grito.- Cariño, Mario no tendrá más ojos para ti.

La voltee a mirar mal, me levanté y fui directo al baño. Tenía ganas de hacer pis hace más de una hora.

-Ya vengo, iré hacer pis.- me fui sin esperar respuesta de su parte.

•••

Mario Bautista

Ví que Irían se alejó de dónde estaba en dirección hacia los pasillos del conserje.

Sin darle explicación a Isabella me fui directo hacia ella. Voltee sólo un poco, pues la voz de Isabella había llamado de nuevo mi atención.

-¿Hacia dónde vas Mario?- pregunto.

No sabía que decirle, no tenía nervios sólo no quería que se sintiera mal.

-Iré al baño querida, ahora vuelvo.- le medio sonreí.

Esta era mi oportunidad y no quería que se desaprovechara.

**

-¿No te drogas?- pregunto una voz masculina.

Cuando estaba a punto de llegar, irían estaba hablando con alguien.

Sabía perfectamente quien era, Michael Kors el "segundo" capitán del equipo de Fútbol americano.

Me acerqué un poco, ninguno había notado aún mi presencia. Pude notar que Irían estaba un poco estresada, mientras él solo le hablaba. Ella en un momento, puso sus manos hacia atrás, las apretó y volvió a ponerlas en frente, si estaba estresada.

-Oye linda...- hablo Michael.

Sus manos estaban por tomar su cintura, ella tratando de no hacer más contacto con él, se estaba alejando poco a poco. Mi mandíbula se tenso al ver lo que estaba pasando. Es obvio que ella no se dejará.

-!Oye!, La verdad no me sé tú nombre, nunca me lo dijiste, o bueno, jamás supe de ti.- auch.- No te conozco, así que no entiendo porque me andas hablando.