—Por dios, muévete.— le ruego en un gemido.
Mueve su redondo trasero en mi bulto, haciendo que este se ponga duro y con ganas de ella. Lo mueve a su manera, haciendo que la cosa de prenda. La ayudo cogiendo sus caderas, haciendo que el movimientos sea ligero y exitante.
Miro sus reacciones, sus labios estaban en los míos hacen unos segundos, ahora están en mi cuello. Susurra mil barbaridades en mi oído acompañado de una mordida.
—¿Por qué me calientas de esta manera, Ma.. Mario?— pregunto, al decir mi nombre hizo que quisiera coger con ella ahora mismo.
La separó de mí, ahora soy yo quien está encima suyo, beso su cuellos haciendo un pequeño camino hasta sus grandes y redondos pechos, bajo las tiras de su blusa negra, mis anillos haciendo contacto con su piel la hacen erizar.
—¿Por qué no pasamos a mayores, Irían?— hablé entre besos.
No respondió, sólo se quedó quieta y callada. Me estaba dejando en libertad de hacer con ella lo que quisiera.
Ahora, mi vista se aclara al ver sus pechos, esos que tanto llamaron mi atención. Aprieto los dos con mis manos, me muevo encima de ella, hago que sienta la erección que tengo. Sus gemidos y junto a ellos mi nombre son melodías perfectas para mis oídos.
La beso, quiero que sepa cuánto me gusta y cuánto la he deseado. Sus ojos están cerrados, mientras sus manos están quitando mi playera. Me separo de ella, ahora soy yo quien quiere que me vea. Sus ojos son con miradas de perversión, al ver mi abdomen se acerca a él, me mira, lo lambe desde más arriba de mi parte v hasta mi cuello.
Al verme, agarro su cabello, hago una coleta con él. Sus labios privativos los beso, con tanta intensidad, que al final, di una gran mordida. Solo un gemido al sentir mi bulto a punto de salir. Sus manos bajan a él, no hago nada, sólo miro atento lo que quiere hacer.
—Tendrás el mejor oral de toda tu vida.— dijo en un gemido.
Eso hizo que me prendiera aún más. Haciendo que quisiera follarla allí mismo.
Sus pequeñas manos estaba en mi pantalón, con una masajeaba por encima de mi pantalón a mi amigo. Mientras con la otra acariciaba mi mano.
La miro detenidamente, esta chica es a lo que viene y ya. No sé nada en rodeos y demás.
—¡Empieza si no quieres que te folle ahora mismo!— Rogue viendo como me provocaba.
Bajo el cierre, con este el pantalón. Quedé en bóxer frente a ella, su mirada se tornó oscura al ver mi gran erección. Al ver, que era por ella.
Sin pensarlo dos veces, bajo todo, mi erección ahora estaba en su boca, sus labios lamian y succionaba este. Recogí de nuevo su cabello en una cola, hice que lo metiera todo. Al sacarlo, su boca quedó llena de baba, volvió a meterlo, se veía jodidamente exitante haciendo eso. Metió el grande poniéndolo en su mejilla derecha, volvió a sacarlo para ponerse de cuatro.
No dije nada, sólo seguí su juego. Su gran trasero era mi vista ahora, di un par de nalgas haciendo que este se tornará rojo, mi mano había quedado marcada en su trasero. Quería marcar mi territorio.
Metí mi glande en su ano, este entro de una, un gemido ahogado salió de sus labios, acaricie su espalda e hice una embestida más fuerte. Bese sus hombros y lamí el lóbulo de su oreja, de esta habían pendientes por doquier.
—¿Te gusta?— le pregunté.
Hice una embestida aún más fuerte, fui haciéndolas mientras ella no respondía.
Luego de unos segundos respondió, sus manos estaban apretando el mueble, mientras sus uñas dejaban aruñones en él. Quería que ella aruñara mi espalda, quería que me dejara claro si también le estaba gustando.
—¡Sí!, Es lo mejor... Mmm.— mordió su labio.
Volví a dar una palmada en su trasero, agarré sus caderas e hice que ella aumentara las ganas. Ella misma se movía dentro de mí.
Era sin duda alguna la mejor parte de sexo que había hecho en mi vida. He estado con varias chicas y sien duda alguna ella había Sido la mejor.
La voltee, ahora tenía vista de su cuerpo. Sus pechos estaban aún marcados por mis manos, me acerqué a ellos y los lamí. Mordí cada uno de sus senos e hice que sintiera más placer.
Bajé a su parte, sus ojos estaban atentos a mis movimientos, su pelo estaba alborotado. Algunas gotas de sudor corrían por su cara, haciéndola ver sexy.
—¡Hazlo ahora, no me dejes con las ganas, mario.— pidió.
Empecé a lamer su zona v, al terminar de juguetear con ella, metí uno de mis dedos, su espalda de inmediato se arqueo. Al ver que le gustaba, metí dos de una vez, quería oírla pedir por más.
—Mmmm, no pares por favor.— pidió.
Metí mi glande a su zona, sus caderas hacian movimientos de adentro hacia fuera.
Después de unos minutos, llegamos al orgasmo, ella sonriente se acercó a mí. Me abrazó, yo ya con mi glande fuera de su zona, también lo hice. Nuestras respiraciones eran agitadas y pesadas.
La recosté en el sillón, se puso su ropa e hizo que yo lo hiciera también.
—¿Te ha gustado? Fuiste perfecta.— dije sonriendo. Jamás olvidaría momento.
Se acercó a mí, acarició mi mejilla miro mis labios. Los beso, fue un beso lento pero delicioso.
—¡Me encantó.!— respondió segura.
Quería estar con ella, pero debía irme. No quería que pensara que solo vine por sexo. Así que decidí quedarme, no a dormir al menos por unos minutos o quizás horas.
—¿Seguro de qué te quedarás?— me preguntó, ella iba a delante en dirección a la cocina, yo sólo veía su hermoso trasero.
No podía creer que aquella chica que me ayudó aquella mañana en el instituto, ahora fue mía. Tuve el privilegio de marcar mi territorio.
—Si tú quieres si.— respondí, mientras la abrazaba por detrás.— Fue lo mejor que he hecho.— le susurré en el oído.
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P R O H I B I D O. ‹Mario Bautista›
FanfictionLos dos son como dos desconocidos con cosas en común, cada uno tiene su estilo de vida. Quizás él consigue todo lo que quiere con sólo una mirada, pero para ella hay que demostrar más que sólo hablar. ¿Mario Bautista, el chico popular del Instituto...