La música retumba con fuerza. La superficie de la barra vibra, la sensación se cuela en sus huesos. La sala está a oscuras; solo se entreve la multitud bailando. Gira sobre su taburete, y los observa.
Sus ojos se detienen en una pareja besándose contra la pared. El mano del chico se desliza lentamente por debajo del vestido.
No aparta la mirada, preguntándose cómo puede ser tan fácil.
-Soy Jazz.
Una chica rubia se sienta a su lado. Rubia, menuda, vestida ajustada y de negro. No preciosa, aunque sí bonita. El tipo que mirarías dos veces en una fiesta.
Como aquella.
Casi le da rabia. Nadie le había preguntado.
Jazz sonríe, con sus labios delineados de un rojo intenso.
-De Jasmina, digo- bebe de su vaso y lo observa detrás de él, coqueta-. ¿Y bien? Estoy esperando.
-El.
-¿Perdona?
-El- repite.
La música suena demasiado cerca, así que se lo grita al oído.
-Todos me llaman El.
-Oye, tío, si me estás vacilando, tan solo me lo puedes decir y yo...
-En realidad se llama Gabriel- Gala aparece con una copa en cada mano-. Pero es un chico de pocas palabras.
Las necesarias.
Le gusta El. Anónimo, sencillo, casi anodino. Podía ser cualquiera.
Cualquiera podría haber sido él.
Así es más fácil.
Cualquiera menos El (mismo).
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[casi]opea.
Randomtal vez las constelaciones solo sean estrellas rotas cuyos pedazos buscan el camino de vuelta a los otros.