Le gusta el hecho de odiar las raíces negras que asomaban bajo su rubio platino. Que sea demasiada baja para su gusto, que sus curvas parezcan comprimidas en tan poca piel.
Le gusta que su charla sea totalmente banal y mediocre, que no intente en buscar un tema de conversación más cautivador le resulte demasiado esfuerzo.
Le gusta que no se moleste en ocultar sus intenciones, y sobretodo le encanta no sentir nada cuando bailan el uno contra el otro.
Media hora después, ella reclina el asiento del conductor y él adora la facilidad en la que su mano viaja por debajo de la tela. Sin expectativas, emoción, excitación que no sea el que produce su cuerpo encima del suyo.
El respaldo cae bruscamente hacia atrás y ella ríe contra sus labios. Le desabrocha los pantalones y Jazz admite que hace poco lo ha hecho con su novio, que la odia.
El admite que está enamorado de otra.
-Eso me parecía- susurra, mientras conduce sus manos por su torso desnudo.
Apagan las luces, y se quedan a oscuras en el aparcamiento desierto. Un borracho grita a lo lejos.
Los cristales se llenan de vaho, y las palabras acaban fundiéndose.
Adora sentir un cuerpo que lo caliente, pero no por dentro.
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[casi]opea.
Randomtal vez las constelaciones solo sean estrellas rotas cuyos pedazos buscan el camino de vuelta a los otros.