Las puertas del ascensor se abrieron poco a poco, dos puertas de dura y podrida madera que con el tiempo habían sucumbido ante el musgo y el moho daban paso a aquel laberinto, las puertas se abrían de poco a poco.
Un largo pasillo muy oscuro, supongo que estaba ahí para que cualquier persona con miedo a la oscuridad se derritiera y no en el buen sentido. Concentré mi fuerza en mis puños clavando inconscientemente la uñas en la palma de mi mano jurando que si apretaba más duro la herida de mi mano sangraría de nuevo.
Solo silencio, empezaba a entrarme un poco de pánico, al perecer a Dark le entro la misma sensación, por que pude sentir una mano agarrándome con mucha fuerza.
- ¿Te asusta?- Le pregunte sin mirarla a la cara, sin apartar la vista de mi objetivo.
- No exactamente, es más bien pánico, ¿Y a ti?- Respondió preguntándome algo; irónico pero ingenioso.
- Igual.- Dije para después ser segado por una luz, que aunque muy poco brillante era capaz de provocarme una ceguera temporal ya que mis ojos se habían acostumbrado a la oscuridad. Cuando mi vista se aclaró pude ver al frente nuestras dos puertas con nuestros nombres en unas placas metálicas en forma de cintas ubicadas en el marco de la puerta.
- ¿Crees que sería buena idea separarnos?- Dijo Dark más bien en pregunta que en proposición mientras apretaba más su mano con la mía.
- No.- Dije cortante, más de lo que quería sonar mientras soltaba su mano con delicadeza para cambiarme de lado y volver a tomar su mano.
Abrí poco a poco aquella puerta, con el temor de lo que se encontrara en ella.
- Ten cuidado- Dijo Dark en voz baja poniendo un brazo en frente mío, deteniéndome, unos segundos después me percaté de que casi caía a un abismo. Estábamos flotando sobre una enorme roca y al frente nuestro se encontraban pequeñas islas flotantes, por lo que supuse que abría que saltar encima de ellas. Dark se me adelantó y fue la primera en saltar, caminé un poco hacia atrás para tomar impulso y luego en un gran salto caí de rodillas sobre la isla flotante.
- Sabes, no te lo he dicho pero le tengo miedo a caer al vacío- Confesé agitado, tenía el corazón casi que fuera de mí mientras intentaba no mirar abajo. No iba a dejar que el miedo me ganara.
- Vamos, te prometo que no te vas a caer. No te dejaré caer.- Susurró Dark extrañamente tranquilizada.
- S-si tú lo d-dices- Olvidé pensar antes de hablar por la conmoción por lo que me salió fue más un tartamudeo incomprensivo soltando un gran suspiro. Retrocedí un poco, listo para saltar de la roca nuevamente, me sentía muy nervioso, antes de saltar algo me alertó al sentir la sensación de que estaba cayendo al vacío, estaba a punto de gritar y rendirme pero sentí una mano que me sujetaba y luego me subía.
- Estas bien, no necesitas seguir, puedo ir yo sola- Dijo dándome una sonrisa para tranquilizarme.
- ¡Ni aunque estuviera loco!, este es mi miedo, quiero superarlo yo.- Me negué rotundamente para correr un poco y seguir a las siguiente isla, ahora no me importaba si caía, solo iba a seguir sin mirar atrás, solo hacia adelante.
- Okay, pero por lo menos no me dejes atrás, ¿Quieres?- Gritó Dark detrás mío, yo solo sonreí y seguí hasta ver una nueva puerta negra, el ultimo salto, había llegado por fin hasta allí. La sensación de haber sobrevivido a esta locura se podía comparar con haber entrado al cielo... quizás era mejor que eso.
- Después de todo si eres un soldado. Pensé que solo eras algún loco que se había robado un helicóptero para legar hasta aquí en algún tipo de misión para suicidarte con estilo y habías arrastrado a esos hombres contigo. Pero veo que me equivoqué por completo. Le ofrezco mis disculpas y mis respetos.- Bromeó Dark después de llegar, y la verdad se le veía un poco cansada pero mantenía la intención de hacerme reír a pesar de la situación.
- ¿Lo hice muy rápido?- Pregunté mientras le daba una sonrisa de vergüenza porque para ser honesto perdí la noción del tiempo hace mucho. Ella se limitó a sonreír coqueta y a responder con mucho sarcasmo, típico e ella.
- ¿Tu qué crees?- Comentó mientras ponía las manos en sus caderas. No pude evitar pasear la mirada ante el cuerpo de Dark deteniéndome en su pecho y curvas. ¿Por qué no me siento avergonzado o culpable? Ñeeeé, ¿Qué más da?
- El lado bueno es que vencí a uno de mis miedos.- Comenté con optimismo apartando la vista de Dark sonriendo para mí mismo.
- Todavía queda un largo camino, trata de no rendirte- Me aconsejó mientras agarraba mi mano de nuevo.
- No lo hare, además aprendí de la mejor.- Dije pícaramente mientras la abrazaba alzándola en el aire dándole vueltas. Ambos reímos.
- Okay, bájame,- Pidió ella entre risas; le hice caso.- Creo que es mejor continuar- Sugirió Dark dejando escapar una que otra carcajada, yo solo abrí las dos puertas de madera para ver en ellas otro pasillo, solo que este era de cristal, en este se reflejaban varios objetos llenos de sangre, y en las paredes que se encontraban más allá del cristal, palabras que podrían ser ofensivas para cualquiera.
- ¿Cual es este?- Dijo Dark con curiosidad.- Este no es mío.
- El miedo a la soledad- Dije sin vacilar mientras volteaba mi cara a otro lugar que no fuera en su dirección, ella apretó de nuevo mi mano.
- Nunca estarás solo- Dijo con rotundidad lo cual hizo que quisiera comenzar a correr en dirección a lo que se veía como una luz en el fondo.
- ¡Vamos!- Exclamé para correr asía esa luz, con la esperanza y conocimiento de que jamás estaría solo, ella lo estuvo, pero en el fondo sabía que había alguien que la esperaría al otro lado de aquella oscuridad.
Pasamos por más muchas puertas, ahora mis miedo habían desaparecido, lo que hacía que el laberinto cada vez se volviera más pequeños, sin miedos no hay laberinto, solo esperaba que todo esto terminara, pero todavía quedaba algo, habíamos pasado todos mis miedos sin problemas, pero todavía quedaban los de ella, divise una cueva a unos metros de donde nos encontrábamos.
- ¿Una cueva, por qué?- Pregunté a la nada; todavía no habíamos encontrado sus puertas, eso no significaba que no encontráramos sus miedos.
- Ni yo lo sé- Dijo Dark mientras caminábamos en dirección a ella.
La cueva estaba en total silencio, era algo raro, ya que normal mente los silencios significaban algo malo, dos caminos, uno con mucha luz y otro muy oscuro.
- ¿Cuál quieres tomar?- Cuestioné un poco azarado a Dark.
- No sé.
Ciertas voces (que para mí eran muy conocidas) se escucharon en la cueva mientras que a la misma vez cinco sombras parecidas a mis soldados se hicieron presentes en la cueva en la cual, por alguna razón que estaba fuera de mis dominios, abundaba la luz.
- Light...- Lamentos desde lejos a voces de 5 hombres desolados.
- Son ellos... ¡Son mis soldados, tengo que ir!- Exclamé lleno de optimismo mientras miraba la cueva.
- No creo que sea buena idea- Sugirió Dark.- Es mejor opción que sigamos por la cueva oscura- Dijo fríamente mientras me jalaba de la manga, mi concentración total estaba en ellos; estaba quieto como una estatua.
- No, debo ir, son mis soldados- Repetí arrastrando las palabras mientras la volvía a atraer a mí.
- No Light, claro que no lo son.- Me contradijo mientras me miraba severamente seria.
- No seas tonta, claro que sí lo son, ¿Y si escaparon?, pueden ser ellos... Tienen que serlo.- Mascullé sonriendo a la nada.
- Si lo que dices fuera verdad yo no estarían aquí, este laberinto está diseñado para confundirte y adueñarse de tu mente- Intentó persuadirme mientras me jalaba y me llevaba a aquella cueva oscura.
- Si... Tienes razón- Dije retomando el tono cansino.