Capítulo 4. AMNECIA.

19 2 0
                                    

AL rato de haber entrado al edificio, de haberme perdido y ser "rescatado" por Wonderland salimos. Estuvimos caminando por un par de horas en silencio, ya me había cansado, entonces decidí empezar una conversación.

- Y dime Wonderland, ¿Tu recuerdas lo que sucedió ese día?- Pregunté intentando que empezáramos una conversación.

- La verdad no recuerdo nada solo, sé que cuando desperté no había nadie- Respondió mirando al frente.

- Bueno, pero debes recordar quien er...- No puede terminar lo que iba a decir ya que ella me calló, mientras (sorprendentemente) las orejas de la capucha se movían como orejas de gato verdaderas.

- ¡Shhh!, escucho algo- Advirtió mientras me arrastraba a unos arbustos que se encontraban en la carretera, Wonderland asoma su cabeza por estos mientras busca algo con su mirada.

- ¿Qué buscas?- Pregunté para ver si podía ayudarla a encontrar lo que buscaba.

- Un auto- Respondió ella.

- ¿Para qué?- Seguí insistiendo, ella agarró mi cabeza por mi cabello y la levantó un poco por encima de los arbustos.

- ¿Vez eso?- Señaló un punto donde se encontraban unas cosas de forma humana, sin embargo poseían piel grisácea y emitían unos sonidos muy primitivos, eran...

- Son zombis, son diferentes a los de las películas- Dijo ella en voz baja mientras seguía buscando un auto.

- ¿Y por qué?- Seguí preguntando, la verdad me sentía como un niño pequeño el cual apenas está descubriendo el mundo, que estúpido. La verdad no entiendo lo que sucede, ¿Esto es en lo que se ha convertido la gente de América?

- Estos no son humanos, ni siquiera lo fueron antes de todo esto- Dijo ella con una mirada cada vez más preocupante- ¿Te gustaría dejar de preguntar tanto y ayudarme? Es solo una sugerencia- Exclamó ahora con un enfado en la voz acompañada de un sarcasmo bastante marcado.

Empecé a buscar con mi mirada un auto, a unos pocos metros de nosotros había una 4x4, tiré de la manga de la chaqueta de Wonderland logrando que esta callera de culo al piso.

- ¡Hey! ¿Qué diablos te sucede?- Me grito en voz baja bien molesta.

- Calla y mira- La reprendí mientras le enseñaba la 4x4 que había encontrado; mi espíritu de militar es impetuoso.

- ¡Genial, vamos!- Me felicitó jalándome de la mano para seguirla.

Al llegar al auto, Wonderland abrió la puerta del conductor y luego la del copiloto.

- Yo voy a conducir- sentencié mientras ella buscaba las llaves de la camioneta.

- No es necesario, yo también se conducir- Me contradijo mientras me regalaba una sonrisa llena de inocencia y con ella, un guiño- Okey sujétate, dije que se conducir pero no dije que tan bien lo hago- Añadió la chica mientras encendía el motor.

- Aguarda... ¿¡QUÉ-¡?- Pregunté alterado justo cuando Wonderland aceleró con toda. Me sorprendí a mi mismo cuando grité mientras nos dirigíamos directo a la gran horda de zombis.

El auto dio cuatro vueltas mientras atropellábamos a toda la horda, vi como algunos zombis salían volando y otros simplemente se desgarraban y sus partes se seguían moviendo y para ser sinceros, dio mucha gracia ver la cara de los zombis al ser impactados.

Un par de kilómetros adelante, el auto se detuvo y el motor estallo mientras la parte delantera del auto se consumía en llamas, después de esa explosión escuche una gran carcajada proveniente de Wonderland.

- ¿De qué diablos te ríes?- Le pregunté gritando.

- Oh, ¡vamos eso fue increíble, no me había divertido así en años!- Exclamó alegre mientras estiraba sus brazos con una gran sonrisa, la cual, una vez más, se me hacía conocida, no lo recordaba pero estaba seguro de que la había visto en alguna parte. Salimos del auto en llamas y nos detuvimos un momento para ver cómo se consumía el resto del vehículo.

- Aaaaaah... Okey, vamos, no es momento de parar, tenemos que llegar antes de que el sol se oculte- Ordenó mientras comenzaba caminando.

- ¡Espera! ¿A dónde vamos?- Pregunte, ahora mi cabeza estaba llena de preguntas que tal vez ella no podría contestar, solo quería saber que había pasado y que estaba pasando.

- Bueno, conozco un lugar donde no hay demonios- Dijo mientras se ponía un dedo en la boca, a la par que caminaba para atrás.

Después de un rato de haber retomado nuestro rumbo a pie, divisé un gran conjunto de apartamento, se me hacían conocidos pero no recordaba de donde (ya que lo pienso, todo se me hace un poco conocido, ¿¡Pero qué diablos me pasa!?). Nos adentramos a el conjunto de edificios, cada vez el lugar se me hacía más familiar pero mis recuerdos estaban borrosos, cuando entramos a unos de los apartamentos mi mente estalló, de verdad se me hacía muy familiar, intentar recordarlo era casi imposible.

Wonderland abrió la puerta de madera de una patada (de verdad me pregunto de dónde saca tanta fuerza para hacer eso), parecía que el único apartamento que no había quedado intacto. Lo primero que vi fue a mi izquierda una gran barra de cocina de piedra negra con un fregadero oxidado igual que la estufa de al lado, y al fondo una puerta de malla rota con una azotea donde habían diferentes tipos de plantas, seguí unos pasos adelante y me encontré con una mesa de madera rota, sillas destrozadas, y al frente un sillón blanco con una pata rota que lo inclinaba a un lado, al lado derecho un sillón más grande en mejor estado que las otras cosas y al fondo cuatro puertas, suponiendo que una era del baño.

- Bueno, ya que estamos, te debo advertir que por lo que más quieras no abras la puerta de al fondo, ni la primera a la derecha- Me advirtió mientras ponía la puerta en su lugar

- Si me das el beneficio de la duda, también me dejarías preguntar ¿Por qué?- Vacilé al hablar.

- No sé, jamás la he abierto- Se dio la vuelta quedando de frente a mi, alzando los hombros en señal de ignorancia con respecto al tema.

Repentinamente, Wonderland se acercó a mí, puso ambas mano en mi pecho y comenzó a moverlas alzándola por momentos; era algo inquietante.

- Tienes mucha sangre de zombi en tu camisa,- Continuó examinándome.- Dámela, la lavaré a menos que prefieras que los demonios te encuentren con más facilidad.- Propuso mientras yo me la quitaba, la chica se quedó ensimismada mirando mi abdomen, de improvisto Wonderland sacudió la cabeza obligándose a salir de sus pensamientos para retirarse los pantalones y la chaqueta dejando la pistola en una mesita que estaba sorprendentemente intacta, quedando en una blusa básica blanca y unas bragas del mismo color, la miré sonrojado, sentía arder la cara, después de todo solo soy un hombre de diez y ocho años semidesnudo que no puede negar su naturaleza.

- ¿Qué sucede?- Preguntó ella con un tono de inocencia como quien dice "solo soy una niña, no sé qué es bueno y que malo", cuestionando el porqué de mi mirada hasta que un gran sonrojo se posó en sus mejillas, creo que se había dado cuenta en la condiciona en la que estábamos.

- ¡Lo siento!- Repitió barias veces- Es que no he hablado ni visto a ningún humanos desde hace seis años- Justificó mientras se ponía más roja.

- No te preocupes- La tranquilicé mientras miraba a otro lado- pero... ¿No te podrías poner algo más?- Pregunté intentando no sonar crítico, sin embargo, ella se vio obligada a negarse.

- A decir verdad, no tengo nada además de esto que tengo en mis manos y lo que tengo puesto- Dijo algo apenada- Se-será mejor que lo lave rápido- Exclamó mientras se iba, después de un rato, escuché la lavadora. 

efecto mariposaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora