Nota:
Hola, gente. Lamento haber tardado tanto, pero he tenido varios inconvenientes que me han imposibilitado el escribir. No me estoy sintiendo muy bien, ¿saben? Pero, aqui estoy con otro cap para ofrecerles :) Por suerte he tenido un rato libre para escribirlo.¡Que lo disfruten! Voten y comenten. Se los quiere.
Punto de vista de Lucia.
Al despertarme al dia siguiente, hice mi tipica rutina. Ya saben, bañarse, peinarse, y desayunar. Aunque, debo admitir que sentí un gran remordimiento al realizar la ultima acción. Sin embargo, la ignoré, como quería hacer.
Respecto al asunto de alejarme de Ross Lyncb, pues... la verdad, no me creía muy capaz de lograr hacerlo. Una parte de mi me decía que juntarme con él, me traería muchos problemas, y que debía de apartarlo. Pero, otra parte decía que probablemente fuera un gran amigo, y que debía acercarme más.
¿Conclusión? Estaba demasiado confundida.
No sabía que hacer.
Por el momento, vería si ser su amiga me traía muchos inconvenientes, y si no era así, pues no tendría ninguna razón para alejarme, excepto la amenaza de Ashley. Esa puta...
En fin, me encontraba ya llegando a la escuela, con la cabeza en alto y mostrando la unica dignidad que me quedaba. Trataba de caminar con pasos firmes y seguros, intentando demostrar que podía ser fuerte. Aunque no lo fuera...
Llegué a mi casillero, a buscar mis libros para mis proximas asignaturas. Según mi horario, en ese momento tendría Fisica. Lo que más odiaba. Ok, admito que odio todas las materias que existan, porque implica que tengo que venir a la escuela a aprenderlas, pero la que más odio, es Fisica.
Además que de ella no entiendo nada.
Al cerrar la puerta de mi casillero, vi a mi lado, mirandome con atención, a nadie más que a Ross Lynch. Casi me da un ataque cardiaco al verlo ahí, ya que ni lo había escuchado acercarse.
—Mierda, que susto me has dado, joder.—comenté sin poder evitar esbozar una pequeña sonrisa de felicidad.
—No fue mi intención asustarte, lo siento.—se disculpó encogiendose de hombros.—oye, ¿como estás?
—Bien, espero que tu también.—contesté quitandole importancia, y mirando a todas partes.
—Lo estaría, si no hubieras rechazado mi invitación de ayer.—respondió con algo de tristeza. Eso me hizo sentir algo mal.
—Lo siento...—antes de que pudiera agregar algo más, él me interrumpió.
—Entonces, ¿quieres salir hoy? No en una cita, claro que no, solo como amigos.—agregó rápidamente, desviando la mirada. Iba a contestar, cuando sentí una intensa mirada puesta sobre mi. Volteé, temiendo lo peor, y me encontré con la mirada de Ashley.
Estaba furiosa, ya que estaba hablando con Ross.
Estaba bien jodida y... en serios problemas.
Punto de vista de Ross.
—Lo siento.—me dijo ella, y no me dejó decirle nada más, pues salió rápidamente del lugar, directo al patio de afuera.
Ya iban dos rechazos, iba a volverme loco. ¿Que demonios debía hacer para que ya no me rechazara y aceptara salir conmigo? ¿Que era lo que le pasaba?
Quizás me odiaba, o quizás no le agradaba, o quizás simplemente deseaba estar sola. Pero yo no quería eso ultimo, quería estar con ella, hacerla sonreir, ya que pocas veces la he visto esbozando una sonrisa y riendo.
Tal vez era timida, y no quería que nadie se le acercara. Quizás, solo quizás...
Pero, no me rendiría, no, señor, no lo haría.
Punto de vista de Lucia
5 horas.Llevaba 5 horas escondida.
¿Porque? Por Ashley. Cuando la rubia te tiene odio, te escondes, ya que no podrías salir viva de esa. Ok, quizás estoy exagerando un poquitin, pero a la vez no. Digamos que ella practica boxeo, y yo no soy muy buena defendiendome que digamos.
Como decía, estaba bien jodida.
Si quizás estaba siendo de lo más cobarde, y me faltaba valor. Pero prefería vivir, antes que terminar en el hospital con seis huesos rotos por furiosos golpes de una extrema y fuerte boxeadora.
Según mi reloj de pulsera, debía irme de la escuela ya. Y no podía. Quería pero no podía.
¿Saben que? A la mierda todo, yo voy a salir.
Lentamente, abrí la puerta del cubiculo del baño. No había nadie, solo la soledad misma, y yo por supuesto. Por lo que corrí hacía la puerta de entrada del baño, y suspiré.Si algo de suerte tenía, la rubia matona ya se habría ido del lugar.
La abrí, y me encontré con Ashley.
Definitivamente, la suerte no estaba de mi lado ese día. Bueno, ese y todos.
Palidecí, y ella me empujó hacía adentro. Con el corazón en la boca, me dirigí hacía atrás. Cada paso que yo retrocedía, era uno que ella avanzaba. Hasta que choqué con la pared. Estaba sin salida, y al borde de la muerte.
—Te dije que no te acercaras a él, emo. ¿Acaso tus estupidos cortes te dejaron sin cerebro, pendeja?—me gritó. Acto seguido, me golpeó. Una y otra vez. Yo no podía defenderme, ella era mil veces más fuerte que yo.
Al acabar con su tortura, me insultó de arriba abajo, y se fue.
Tenía que salir de ahí, aunque no poseía fuerzas, y me dolía todo. Tuve que agarrarme de las paredes para poder incorporarme y mirarme en el espejo. Mi nariz sangraba, y mi labio inferior estaba roto. Mi ojo izquierdo estaría morado en un par de horas más.
Casi no podía moverme, aunque con suerte logré llegar a la puerta y abrirla. Caminé lentamente por los pasillos, hasta que no pude más, y me desplomé en el suelo. Fue cuando escuché rápidos pasos hacía mi, y ayudandome a levantarme del suelo.
Era Ross quien me había ayudado.
—¿Que te ha pasado? Estás... mejor no digo nada. ¿Te sientes bien?—me preguntó con suma preocupación. Y en ese momento, comprendí que no podía ser su amiga, no debía ni hablarle si no quería terminar peor.
—¡Te odio!—eso pareció sorprenderlo. Iba a decir algo, pero no lo dejé.—quiero que te alejes de mi, no vuelvas a hablarme nunca más en tu vida. Jamas debí responderte la primera palabra que me dijiste, nunca. Estoy hecha mierda, por tu maldita culpa. Vete al demonio, Lynch, tu y tu puta ternura, vayanse al jodido infierno. —le grité. Nunca me había sentido tan furiosa con alguien.
—¿Por que dices eso? ¿Te han hecho daño por mi culpa? Por favor...—no lo dejé continuar.
—¡DEJAME! Solo... dejame.—dije luego, en un tono de voz considerablemente bajo. y como pude, sosteniendome de las paredes, salí del colegio. Y afortunadamente logré llegar a mi casa, con vida.