Capítulo 8: ¡Déjame!

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Nota:
¡Hola, chicas! Lamento haber tardado, es que estoy ocupada, ustedes ya saben, con el colegio y todo eso.

Ok, ¿que les parecen las peleas de Ross con su conciencia? A mi me parece muy tierno e infantil, pero quise escribirlo así :3

Bueno, voten y comenten!

-Hola, Sally. No sabes cuánto extraño hablar contigo, pero me siento mejor haciéndolo. Lamento no haber venido éstas semanas, pero he estado muy ocupada, tuve varios inconvenientes, como que casi me matan a golpes.-le conté a la que solía ser mi mejor amiga.

Me encontraba en el cementerio, era un hermoso atardecer, y yo me sentía triste y nostálgica, era como si el tiempo estuviera burlándose de mi.

Luego de haber tomado aquel café con Tyler, me había dirigido hacía aquí para visitarla. Hacía tres semanas que no la veía, por lo que estaba comenzando a sentirme culpable.

-¿Sabes? Tu hermano ha vuelto, seguramente estarías muy feliz por verlo. Todavía se siente culpable por el accidente y todo eso.- comenté con tristeza.-no quiero que se sienta así, no fue su culpa, ni la de nadie, amiga.

Eso era verdad, no era culpa de nadie, solo había sido un accidente... un accidente que le había costado la vida a mi mejor amiga.

-Hace poco conocí a una persona maravillosa. Se llama Ross Lynch y es un compañero de escuela. Me caía bien, hasta que me golpearon por hablar con él y le grité que ya no se acercara a mi. Me arrepiento. Y quisiera que siguieras aquí para poder aconsejarme.-por alguna extraña razón sentía que me observaban, me volteé un par de veces, pero nada.-¿sabes que? Me parece muy tierno y lindo. Pero, no me gusta, no.

Ross siempre había sido muy amable conmigo. Y era tierno, hasta pasaba a Tyler en el nivel de ternura.

-Oye. Las peleas con mis padres siguen igual, ya no se que hacer. Me duele que peleen, y a veces siento como si fuera la tercera guerra mundial. También me duele que me insulten.-dije unos minutos después. Suspiré, viendo la hora de mi reloj de pulsera. Las 6:49 de la tarde.-en fin, creo que tengo que irme. Volveré pronto, lo prometo. Adiós.-me despedí. Y salí caminando de ese lúgubre lugar.

En la entrada me encontré con Ross, quién me miró cuándo lo miré. En su rostro podía notar algo de enojo y tristeza.

-Hola.-me saludó cortante.

-Hola.-respondí. Seguramente seguiría enojado por como le había gritado.-oye, lo siento, ¿vale? Siento mucho haberte gritado de aquella forma. Estaba demasiado enojada, y soy muy temperamental...

-Ya, está bien, te perdono. Pero, tengo que hablar de unas cuántas cosas contigo.-comentó seriamente.

-Pues dilo, Lynch.-pedí, sin sospechar de que hablaba.

-Se lo que haces.-seguramente mi rostro debió de ser épico en ese momento. Palidecí, y mis piernas temblaron un poco, pero logré mantenerme en pie.

-No se de que estás hablando.-me excusé fríamente. Él alzó una ceja, y se acercó con firmeza hasta mi. Tomó uno de mis brazos, y antes de que pudiera evitarlo, levantó la manga que lo cubría, dejando al descubierto mis recientes y antiguos cortes. Bruscamente me liberé de su agarre. 

-¿Como demonios te enteraste? No entiendo porque pregunto, toda la escuela sabe que soy "una emo suicida".-comenté, y él negó con la cabeza.

-No me enteré de esa manera. Te oí hablando de eso con Tyler en esa maldita cafetería.-respondió molesto.

-¿Estabas espiandonos?-pregunté incrédula. Se sonrojo.

-No, fue pura coincidencia que ambos estuviéramos en el mismo lugar, o quizás sea cosa del destino, ¿quién sabe? Pero, eso no es lo que importa, sino que debes dejar de hacerlo.-replicó.

-¿Tu crees que es decirlo y mágicamente podré dejar de hacerlo? Pues te digo que NO ES ASÍ. No es tan fácil, Lynch. Porque cada vez que me sienta mal, deprimida, la tentación me hará hacerlo nuevamente. -dije enojada.

-Lucía, yo solo quiero ayudarte, solo quiero salvarte. Por favor, déjame hacerlo.-pidió. Yo simplemente lo ignoré y me di la vuelta comenzando a caminar. Corrió hacía mi, y me tomó del brazo.

-¡Déjame! No puedes ayudarme, no puedes salvarme. Estoy rota, quebrada, muerta por dentro. Solo déjame sufrir en paz.-espeté liberandome nuevamente de su agarre.

-¿Vas a huir de todo esto? ¿En serio? ¿Vas a dejarme aquí sufriendo por que tu haces eso? ¡Puedes morir!-exclamó furioso.

-Morir es mi mayor deseo, Ross. No hay otra cosa que quiera más que eso. Morir, seguramente es mejor que ésta mierda de vida.-repliqué con una falsa sonrisa.

-No puedes decir eso. Hay muchas personas que te quieren, entre ellas yo. Yo te quiero.-confesó en voz baja. Sin embargo, ignoré eso último.

-Tu solo déjame. Y no tendremos más problemas. No se porque me hablaste y yo te seguí el estúpido juego. Pero, ya no quiero tener nada que ver contigo, y tu pronto tampoco querrás. Adiós, Lynch. Que te vaya bien en tu vida, ojalá que no sufras, y te deseo un feliz noviazgo con Ashley.-deseé con una sarcástica sonrisa.

-¿Ashley? ¿Ella te ha hecho tanto daño? ¿Ella? Lo sospechaba. Pero, creí que serías más fuerte...-lo interrumpí.

-Corrección: yo fui fuerte, pero me cansé de serlo.-y después de eso, dejándolo con la palabra en la boca, comencé a dirigirme a mi hogar, mientras veía el hermoso atardecer que se formaba.

Help me (Ross Lynch)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora