Nota:
¡Hola! Siento mucho haber desaparecido con ésta novela, pero es que no tenía inspiración. Y siempre tengo problemas, por eso no puedo pensar en nuevos capítulos.
Sorry :( Los quiero :3
Estaba completamente aburrida.
No iba a salir al parque, y no llamaría a Ross; a pesar de que en el camino de vuelta a casa, había conseguido su número. ¿Por que demonios le había pedido su número? ¡No me interesaba! ¿O si lo hacía?
Mark entró en mi habitación de pronto. No se veía muy feliz, y le pregunté por aquello.
-Estoy molesto con esa rubia llamada Ashley. -contestó sentándose en mi cama. Asentí y pusé una mano sobre su hombro. Como le comprendía.
-Te comprendo. ¿Que te ha hecho?
-No para de coquetearme, y encima, creo que tiene novio.-dijo negando con la cabeza.
-¿Novio? ¿Y quién sería ese novio?-tomé un lapiz que había en mi mesa de luz, y comencé a jugar distraidamente con él.
-Tu amigo... eh... no me acuerdo de su nombre.-respondió, y luego sonrió:- Ross Lynch. -al escuchar el nombre de ese rubio, partí en dos el lapiz. Lo hice sin darme cuenta. Lo único que sabía, era que estaba muy molesta. -eh... Lucía, ¿estás bien?-dijo al notar lo que había hecho, y que de pronto, me temblaba el labio inferior.
-Oh si, estoy perfectamente bien.-tomé una almohada llena de plumas, y comencé a moldearla a los golpes, con una sonrisa verdaderamente psicópata.
-Ajá, claro. Y por eso matas a la pobre almohada que no tiene la culpa de nada.-literalmente me arrancó la almohada de las manos, y la acarició como si fuera un perrito o un gatito.
¿Y yo soy la anormal?
-Mh... si.-dije. No se ustedes, pero cuando estoy nerviosa o molesta me desquito o cortandome... o mordiendome las uñas. Y no podía cortarme frente a mi hermano, por lo que comencé a morderme las uñas sin ningún cuidado.
-Oye, ¡no te comas!-dijo apartando mi mano de mi boca. -¿que te pasa?
-No lo se. Me dices esto de que parece que Ross es el novio de Ashley, y me molesta. Hasta quiero creer que esa almohada es ella, para golpearla.-comenté mirando con recelo a la almohada, y por un momento me imaginé al rostro de Ashley en ella. Estuve a punto de tomarla, pero Mark la quitó de mi alcance.
-Deja a la pobre almohada.-ordenó. Sonrió de manera pícara, y luego agregó:- estás celosilla.
-¡¿Que?! ¿Yo? ¿Celos? ¿Que es eso? ¿Se come?-pregunté, intentando salir de la incómoda situación.
-A mi no me engañas: tu estás celosa, querida hermanita. ¿Crees que no conozco los celos?
-Es que no... no pueden ser celos. Lynch no puede gustarme.-repliqué con voz temblorosa.
-¿Por que?
-Porque no.
-Vale, como digas. Pero si quieres...-comenzó a aproximarse a la puerta...-hablar de tu amor con Ross, habla conmigo-antes de que lograra salir ppr completo, le tiré la almohada que hacía unos momentos estaba golpeando.
Hijo de puta...
Un momento... ¡insulte a mamá! Lo siento, mami.
Volviendo al tema de los celos... era completamente estúpido que yo estuviera celosa... A menos que Lynch me gustara...
Oh mierda.
Creo que me tiro por la ventana. No mejor no. Aunque, a lo sumo me partiría un par de huesos, pero no, no es nada grave...
Ross no podía gustarme. Además, si me gustara, yo nunca podría gustarle a él. Era muy poca cosa para él. No era inteligente, mi aspecto no era nada del otro mundo, no era una reina de la belleza, y en algún momento le cansaria mi sensibilidad, ya que cualquier cosa podía hacerme llorar. ¿Y a que me hacía recurrir eso? A los cortes, por supuesto.
Pero... tenía que aclarar mis dudas... ¿y que mejor para aclarar las dudas... que Rydel Lynch?