CAPÍTULO 4

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IV

Me puse a mirar a la puerta del colegio por si venía el Camilo, pero no. Veía que salían y salían pendejitos tomados de las manos de sus papas, con sus mochilas,

pero ni una señal de mi daddy.

Ah que fome.

Mi hermano apareció con sus amigos, apurándome para que nos fuéramos a la casa, pero seguía sin ver al Camilo.

–No, hoy tengo que ir... a una parte.– Caché que estaba la Carolina atrás de mi hermano, como una garrapata,  y no podía decir que iba a organizar su carrete sorpresa.

Tampoco tan maricona.

–Ah ¿Y se puede saber con quién?– Saltó el hermano sobre protector.

–ehhhh ¿sabí si vino el Camilo?– le cambié de tema

–No, no vino–Dijo la Carolina super rápido.–¿Porqué? ¿Van a hacer ese "trabajo"?–

La ignoré mientras miraba al Andrés para que él me respondiera, y como me temía, confirmó lo que dijo la ahueoná un par de segundos antes.

La garrapata, digo Carolina, se empezó a reír –¿Qué clase de trabajo vay a hacer con el Milo?– me preguntó como si yo estuviera inventando una historia.

–Carolina sigue hablando y te meto una patá en el hocico.–Juro que iba a responder eso, pero en su lugar alguien habló por mí.

–Uno muy bacán– respondió pasando un brazo por mis hombros– Así que si ya estay lista Javi, nos vamos.

El hueón era muy alto y cuando lo quise mirar, tuve que inclinar mi cabeza un poco para arriba. Lo encontré sonriéndome, ¿cómo chucha hací pa' estar siempre tan feliz? Volví a dirigir mi mirada hacia el grupo y podría jurar que la Carolina tenía la boca abierta.

Cierre la boca mijita que si llueve se ahoga.

Pensándolo mejor, déjala así que te veí bonita, perra culiá.

Después, cuando mi cerebro, de funcionamiento lento, se dio cuenta de que me estaba abrazando, me puse nerviosa a cagar.

–Te estoy viendo cabra chica- el Andrés me entrecerró los ojos.

Igual que bueno que había faltado al colegio porque sin el uniforme se veía terrible rico. Ya, en volá se veía rico siempre.

Bendito mi hermano que es amigo de este muchacho.

No, mejor; bendito el día en el que mi mamá se quedó embarazada del Andrés, que ahora es amigo de este muchacho.

–Oye flaca, he cachado que nosotros no nos conocemos.–hacía frío y le salía vapor de la boca con cada palabra que decía.

–Sí, nos conocemos desde que erí amigo del Andrés po'–Lo dije como la cosa más obvia del mundo.

–ya, pero quiero decir como en.... no sé, hueás... ¿que preferí, marraqueta o hallulla?–soltó de repente

Esta Hueá se Descontroló Donde viven las historias. Descúbrelo ahora