CAPÍTULO X

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—Mi amor ya pue levántese que va a llegar visita.— ni siquiera alcancé a tener conciencia de que estaba durmiendo pero lo primero que se me vino a la cabeza fue...

"Concha de su madre la tía Andrea".

Yo en verdad la adoraba, era mi familia po', pero el pendejo culiao que tenía por hijo te hacía considerar la pena por homicidio como una opción.

Fuera de hueveo era llorón, gritón, más pesado que la chucha y malo. Mas encima se mandaba puras cagás y mi tía no le decía ni una hueá.

Pasó el rato, me puse decente para recibir a la visita, miré tele, lavé los platos, hice mi cama, puta, puras hueás fomes que hace una el domingo, hasta que por fin llegaron.

Yo les abrí la puerta y mi tía estaba con la media sonrisa, la saludé y la ayudé con unas bolsas porque venía súper cargada. El enano culiao ni me saludó, pasó por al lado pegado al celular viendo como un video de estos típicos pa niños. Ta' bien que tuviera cinco años pero el hueón sabe agarrar una bolsa y no fue capaz de ayudar a su mamá.

Estaba tan en su mundo que igual pensé en hacerle una zancadilla, pero ni tan mala.

—Andrea— yo le decía así porque igual era muy joven para decirle tía y en verdad  a los familiares normalmente les decíamos por el nombre. —¿Dónde dejo las bolsas?

—En la cocina dejémoslas porque es el postre.— es innecesario decir que sapié adentro de la bolsa.

Después de acomodar todo traté de hacerme la hueona pero mi mamá justo me dijo que pusiera la mesa. Andaba con la media paja y lo único que quería era ser una papa o alguna cagá así que no se moviera.

Empecé a poner lo platos, los cubiertos y lo típico... me quedé pegá en el Andrés que estaba, probablemente, pelándose con alguna maraca por Instagram.

—A mí no me mirí. Yo hice el almuerzo.— y puta que cocinaba rico el conchesumadre.— pídele al Martín.

Miré al pendejo culiao que ni siquiera había dejado de ver el celular —No—. Me dijo y se fue.

Lo veo lo mato.

—Andrés no te rías— que agradeciera el hueón que estaba poniendo cucharas y no cuchillos.

Me sonó el estomago a penas terminé de poner la mesa (mi güatita no era na' hueona. Sabía cuando le tocaba).

Mi mamá se daba más vueltas que la chucha y nunca traía el almuerzo. Podría haberlo ido a buscar, podría haberla apurado, podría haber mandado a mi hermano, pero la paja era dominante, hueón. Sólo los pajeros me entenderían, a parte mi mamá y mi tía estaban pelando en la cocina y me gustaban los cahuines.

Cuento corto; ya estábamos todos sentados en la mesa y gracias al tatita Dios la Andrea mandó al Martín a comer a otro lado porque el hueón quería ver esos videos de mierda y la hueá metía más bulla que la asquerosa de la Carolina.

No sabía bien qué estaba comiendo, pero olía bien. Ni pregunté y me lo metí a la boca.

La comida. Aclaro; la comida.

—Javi ¿y terminaste el trabajo?— mi mamá metió típica conversa de mesa.

—Sí, es pal lunes. Ojalá nos vaya bien.

—¿Y por qué estaban tan apurados?

—Porque hoy no sé que tenía el Mati y queríamos hacerlo todo juntos po'.

Después de eso parece que todos nos quedamos sin tema de conversación porque nos quedamos callados. Era un poquitito muy incómodo pero nadie decía ni una hueá. Almuerzos familiares fomes y este.

—Oigan niños ¿ninguno está pololeando?—dijo la Andrea para romper el hielo y de paso cagarme toda la existencia.

Puta, cómo te lo explico.

—Son más tontos estos hueones— sí, mi mamá me dijo tonta y hueona en la misma frase — todas las oportunidades que tienen y siguen solos—

Gracias, mamita.

—¿No será lo contrario?— dijo mi tía y las dos se empezaron a reír como diciendo "esa hueá es científicamente imposible".

Ni cuando hice que mi grupo de educación física se sacara un 3.5 me sentí tan amenazada.

Después las pervertidas culiás empezaron a tirar tallas sobre sexo y yo estaba cagada de la risa... por dentro si po', que no se vaya a dañar mi imagen casta y pura, Amén.

—Pero hablando en serio ¿la Javita está vacunada? Tú sabí que eso se hace antes de...

Claaaaro, ahora se hace la monja cuando ya nos recitó el libro entero de los chistes con doble sentido.

—No, pero la Javi es virgen.

Me atoré con la hueá que estaba tragando. Hermano, no sabía qué era peor; que mi mamá no dudara de mi estado de monja o que lo haya dicho en frente de todos. Las dos eran malas.

¿Tan virgen me veía? Qué más triste que a tus dies y siete años ni tu mamá sospeche que te andai encamando con cualquiera. Tantos años diciendo "a esta vieja culiá le falta pico" cuando era a mí a quien le faltaba.

"Querida Antonia;
Tenía la idea de hacerte un cartel en forma de pico para tu cumpleaños. Te concedo el honor de que me lo hagas a mí, después de todo soy la más indicada."

Estaba que googleaba "forma rápida y sin dolor de morir en un almuerzo familiar". Hueón me quería puro matar, estaba el Andrés sentado ahí aguantándose las ganas de cagarse de risa en mi cara y mi tía tenía cara de psicóloga.

Yo, yo estaba más roja que Rojín.

¿Quién es Rojín? Buena pregunta.

Un hueón muy rojo.

Esta Hueá se Descontroló Donde viven las historias. Descúbrelo ahora