CAPÍTULO 14

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—Bueno cabros, me voy— Dijo el Camilo cuando ya estábamos afuera —. Que bueno verte de nuevo, compadre— le pegó en la espalda y se abrazaron. El hueón caminó hacia mí y me sonrió orgulloso, obviamente por lo que había pasado antes. Me dio un beso en el cachete y aprovechó el momento para decirme algo en la oreja —Nosotros tenemos que hablar después— se separó de mí como en cámara lenta y se corrió el pelo de la cara.

Esa hueá me calentó un poco. Un poco mucho.

En mi defensa a cualquiera le hubiera pasado.

Ya, en volá lo imaginé pero puta que linda imaginación tengo.

Luego de un par de segundos, cuando lo estaba viendo alejarse caí en la cuenta de lo que me había dicho y, de hecho, me empecé a paquear brígido, porque sí, solo yo podía estar tranquila después de un "necesitamos hablar". Esto solo podía significar una cosa; el Camilo estaba embarazado de mí, ah.

El frío me tenía alucinando un poco, eso o la adrenalina que había sentido por toda la mezcla de emociones en ese lapso de tiempo. con cada paso el frío se me colaba por los jeans, casi ni sentía las orejas, menos la nariz y se me caían los mocos.

¡Qué bonita noche!

Puta, me encantaba el invierno, pero pa' estar regaloneando con mi pololo que no tengo, no para ir caminando por la calle con el Felipe en la fase previa a la hipotermia.

Sí, Felipe. Ya habían pasado caleta de hueás en tan poco tiempo, me había ganado el privilegio de decirle así.

Tenía en verdad muchas cosas en mi cabeza, el Camilo quería hablar conmigo, apareció mágicamente un vecino exquisitamente exquisito, había terminado el trabajo de historia, que por cierto quedó muy lindo, dos días antes de la entrega y la Anto últimamente me había mandado memes muy buenos. Era justo la buena cuea que estaba teniendo lo que me preocupaba un poquito.

Íbamos caminando por las casas y estaba a punto de devolverme pa' comprar el loto cuando un perro culiao, lindo pero culiao, apareció de la nada y empezó a ladrar. Me cagué de miedo, salté y en un vano intento de no morir de un infarto, le agarré el brazo al Felipe, vano porque el hueón se cagó de la risa y casi voy hacía el perro para que me matara. Me hice la ofendida aunque estaba disfrutando más que la chucha ese momento.

Obvio po' si tan hueona no soy.

—Uhh... yo sé que sentiste eso— puso duro el músculo del brazo para hacerse lucir.

Rodé los ojos cuál chica de novela y me hice la que ya estaba acostumbrada, ah.

Y sí, sí lo sentí.

Seguimos caminando aunque el perro hueón me dejó pa' la cagá, como con secuelas del trauma. Es que era negro y con cuea se veía. La Javi culiá miedosa se apoderó de mí y me entró miedo de cualquier hueá, hasta de las hojas que pisaba yo misma. Juro que hasta, en ese momento, escuchaba pasos atrás nuestro, pero cada vez que me daba vuelta no había nadie.

Me puse a contar las lineas del piso pa' dejarme de huear y de reojo vi que el hueón me hizo una seña con el brazo. Yo no caché la verdad qué quería y traté de evitarlo pero me sonrió y, además de dejarme más confundida, casi me da un infarto.

—Tú tení miedo y yo frío— se apuntó el brazo con la cabeza.

—¿Qué?

El hueón se rió como si me estuviera enseñando las tablas y yo todavía no entendiera la del uno.

—Abrázame— me dijo sonriendo, sin pelos en la lengua.

Sí, es un infarto.

El conchadesumadre directo, hueón.

Ni cagando lo abrazaba, esa hueá era como pa' los viejos culiaos que llevan veinte años de casados y yo a este hueón recién lo conocí en la tarde. Aunque le expresé que ni cagando me acercaba a él a más de treinta centímetros de distancia, volvió a mover el brazo para cautivarme.

Atrás, satanás.

Era tentadora la oferta, pero no.

—Cuando erai chica siempre me abrazabai.

Hueón, con eso me embaracé, estoy de diez semanas.

El culiao habló con una voz ronca y medio tiritona que mataría a cualquiera con el corazón delicado. A este señor tenían que colgarle un cartel que dijera "no apto para cardiacos".

Si en ese segundo me huebieran preguntado qué meme me representaba más en aquel momento, hubiera dicho el de Homero Simpson, el " no no no no, bueno sí" ya, ese. Porque fui y me prendí de su brazo.

Obviamente era para que no muriera de frío.

Hermano, un poco de humanidad.

—No entiendo cómo es que no me acuerdo de ti.— Dije para ablandar el ambiente, porque yo estaba incómoda y, en cambio, cuando lo abracé, él ni siquiera cambió su expresión, seguía serio, de hecho prácticamente ni se inmutó, siguió caminando con normalidad. Eso lo diferenciaba de los demás, le daba una personalidad especial. Yo sabía que no lo hacía de mala onda, simplemente era así.

—Es que era feo.

—¿Cuánto?— Irónicamente me dio risa la seriedad en su voz.

—Muy feo— Yo no podía hallar científicamente algo de verdad en lo que me estaba contando. Pero parece que estaba acostumbrado a que no le creyeran porque, sin que se lo pidiera, sacó su celular y me mostró una foto.

—Erai muy feo— Su cara se me hizo un poco familiar. No se parecía nada a lo que era ahora, la pubertad le sacó la chucha, en el buen sentido (no sé cómo eso puede tener buen sentido pero pico). Nos cagamos de la risa y me sentí menos incómoda, sentí lo que probablemente era nuestra amistad de años atrás. Amistad que sentía pero de la que no me acordaba.

—Tú seguís siendo igual de bonita— la no incomodidad se fue a la mierda con ese comentario y le solté el brazo de golpe porque, gracias a un desnivel culiao, casi me mato contra el piso. Los dos nos quedamos callados, esos fueron, probablemente, los segundos más eternos de toda mi vida, pero por suerte ya estábamos enfrente de mi casa, así que decidí romper el hielo con una despedida terrible tensa y patética.

Él empezó a caminar cuando le di la espalda para irme pero a mitad de camino me putié a mí misma por lo que iba a decir.

—Oye— lo llamé —toma— estiré el brazo para que agarrara el billete de cinco lucas que la maraca de antes no quizo.

Él se acercó y todo pasó rápido. Agarró el billete, rozándome la mano y, cuando estuvo a punto de sacarla, me tironeó y cortó la distancia entre los dos. Era la primera vez que me robaban un beso. Fue un piquito como de menos de un segundo que no alcancé ni a disfrutar, pero juro que quedé más tonta de lo normal.

—No sabí hace cuánto tenía ganas de hacer eso— me sonrió y se alejó —Nos vemos mañana en el colegio— de espalda levantó la mano con las cinco lucas y la sacudió para despedirse.

¿Qué mierda acaba de pasar?

Yo:
Weon
7:30 PM
✔️✔️
Antontita♥️:
Desembucha al toque culia 7:30 PM

Yo:
weona ni me dejaste poner que me había pasado algo😂 7:31 PM
✔️✔️
Antontita♥️:
Te conozco como si te hubiera dado a luz 7:34 PM

Matu lindo♥️:
Yapo qué pasó? 7:34 PM
Yo:
Esta wea es pa contarse en persona
Les digo mañana 7:35 PM
✔️✔️

Antontita♥️:
Nooopo perra culia 7:35 PM

Matu lindo♥️:
Ahh maraca
Mereci morir 7:36 PM

Esta Hueá se Descontroló Donde viven las historias. Descúbrelo ahora