Capítulo 8

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Una cita...





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Los días siguientes encontraron a Alec viajando casi todos los días al Instituto de Londres. Había contactado a su madre, Maryse, para avisarle que necesitaba permanecer en Londres por un tiempo, y bajo esas circunstancias ella había aceptado, pero esperaba que él agilizara algunas negociaciones que se estaban llevando a cabo con el director del Instituto de Londres. Y no es que a Alec le importara hacer el trabajo; pero lo apartaba de Magnus y estaba preocupado por el brujo. Él todavía tenía pesadillas, se le veía más tenso y cansado a medida que los días pasaban. Sabía que estaba preocupado por su falta de progreso en la localización del demonio y la identificación del brujo que lo invocó.

Magnus observó, desde la ventana de su habitación de hotel, cuando Alec entró en un taxi hacia el Instituto. Hoy s cumplían ocho días desde el primer asesinato y Magnus sabía que se estaría escabullendo en las primeras horas de la mañana para volver a enfrentar su peor temor, al horror que había estado atormentándolo en sueños, al Reaper. También sabía que Alec iba a estar furioso con él por ocultárselo, pero no podía soportar que arriesgara su vida, y no había forma de que pudiera hacerle entender al Cazador lo que era estar en presencia del Reaper. Simplemente rogó para que Alec tarde o temprano lo perdonara.

Magnus pasó parte de la tarde revisando la información que habían reunido y luego decidió darse una larga ducha caliente y vestirse para la noche. Se reuniría con Alec en Simpsons-in-the-Strand, un icónico restaurante de Londres que había estado sirviendo platos tradicionales desde mediados del siglo XIX. Mientras estaba de pie en la ducha trató de despejar su mente de los asesinatos y el demonio que los cometió. Sólo quería concentrarse en su prometido esta noche. Sonrió mientras pensaba en el hermoso y joven Cazador de Sombras que había llegado a significar tanto para él. Pensó en cuando se habían conocido, en su primer beso; la primera vez que habían hecho el amor. Magnus había vivido mucho tiempo y había tenido muchas relaciones, pero ninguna se había acercado a la intensidad de su relación con Alec. En muchos sentidos, lo que habían sido las primeras experiencias para el Cazador de Sombras, también se habían sentido como una primera vez para él, porque importaban mucho más.

Después de su ducha Magnus se tomó lo que Alec habría considerado una obscena cantidad de tiempo para vestirse, quería lucir lo mejor posible. Llevaba pantalones de cuero negro, una chaqueta de cuero rojo sobre una camisa blanca y una bufanda de cachemira en tonos rojos, azules y negros. Un pieza de rubí centelleó en una oreja y su cabello estaba estilizado en picos, las puntas decoradas con brillo.





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Alec se encontró con Magnus fuera del restaurante, dando la bienvenida al brujo con un cálido abrazo y un dulce beso en los labios- "Te ves maravilloso, amor"- dijo Alec sorprendiéndole con un sobrenombre cariñoso. Era raro que lo hiciera, y Magnus pensó que definitivamente podría acostumbrarse a eso.

Una Daga de la Mente - A Dagger of MindDonde viven las historias. Descúbrelo ahora