Capitulo 5: Escape.

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Con tan solo veinte años, la Teniente del Invierno se había convertido en una de las personas más buscadas en la tierra. Encabeza la lista de los diez más buscados por la Interpol, una búsqueda sin éxito ya que los que la han visto y enfrentado no vivieron para contarlo. Las exhaustivas búsquedas para dar con ella eran en vano, puesto que como nadie le había visto el rostro, nadie sabía cómo era.

Irene se encontraba en su habitación contando los segundos para empezar su plan cuando uno de los perros falderos de Mark irrumpió su pequeño momento de paz.

—Teniente, el jefe quiere hablar con usted —dijo y sin esperar respuesta salió.

Caminó por los largos pasillos de la base para dirigirse a la oficina del hombre que más odiaba en el mundo por el simple hecho de hacerla crecer sin una figura paterna a su lado, y sin contar de las incontables veces que trató de persuadir a su madre para que accediera a dejar que le borraran la memoria.

Entró sin siquiera tocar, solo ella podía hacer algo así sin que fuera recibida con gritos de parte de él. Se sentó y con una mirada bastó para que Mark entendiera que ella solo quería saber para qué la había citado.

—Te cité aquí porque he visto a lo largo de los años un gran progreso en tus misiones, eres grande, tanto como el mismísimo Soldado del Invierno o inclusive más grande que él. Ya ni siquiera noto una pizca de remordimiento o arrepentimiento cuando vuelves a la base; por esos y más motivo te digo hoy que dejaremos de intervenir en tu mente cuando tengamos misiones para ti.

Ella no sabía en ese instante que era peor, si ir a misiones siendo controlada, o hacerlas estando consciente.

—Eso quiere decir que... ¿voy a salir de la base en mis cinco sentidos de ahora en adelante? —preguntó.

—Por supuesto, te has ganado mi máxima confianza y eres el mayor orgullo de H.Y.D.R.A inclusive vas a dar órdenes por el intercomunicador en aquellas misiones en las que estés acompañada. En otras palabras, veo que ya es la hora de que seas una Teniente con todas las letras —respondió mirándola con una sonrisa maliciosa en su cara.

—Me alegra escucharlo, no los defraudaré —dijo ella con una sonrisa igual, pero claro, la de ella era se debía que solo eso basta para poder escapar.

Mark Jones había cometido el peor error de su vida al darle esa libertad a su ''arma preferida'' como a él le gustaba llamarle, no se quedaría mucho tiempo en ese lugar y se llevaría a la Dra. Collins con ella.


Pasaron varias semanas desde que a Irene Barnes le fue dada la noticia que ya no escucharía más esas malditas palabras antes de acudir a alguna misión. Su madre desde que se enteró planeaba de día su escape y de noche mantenía a Irene al tanto y juntas hacían las modificaciones necesarias para que todo saliera a la perfección.

Por fin había llegado el preciado día de Irene, hoy escaparía durante una misión y nadie la detendría.

Se encontraba en la sala de preparación para misiones, con ella se encontraban no más de diez soldados de H.Y.D.R.A junto con Mark Jones y su madre Amelia Collins revisando los últimos detalles antes de partir a una misión donde el objetivo era asaltar una de las bóvedas presidenciales, algo muy arriesgado pero era lo que la Teniente del Invierno necesitaba para su escape.

—Muy bien, estos son los datos de la misión. La bóveda se encuentra ubicada en este banco que está a dos calles al norte del Central Park —iba diciendo Barnes mientras señalaba las imágenes que iban apareciendo en la pantalla—. Nuestro objetivo está en el subnivel dos y como es algo que le pertenece al presidente tenemos que seguir el plan al pie de la letra, cada quien sabe lo que le toca hacer. Me llevaré a la mitad del equipo porque considero que llevar mucha artillería solo dificultará el trabajo, comprometerá las vías de escape y en consecuencia habrá pérdidas; la Dra. Collins vendrá con nosotros en caso de que necesitemos alguna distracción. ¿Está claro? —dijo con voz autoritaria.

La Hija del Soldado del InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora