Capítulo 19

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Paris trató de mantener la calma.

Era una simple araña.

Una araña diminuta.

Y su pie era muy grande.

No había manera de que pudiera hacerle ningún daño.

Si se acercaba con calma y la pisaba...

SE HA MOVIDO.

-¿Se puede saber qué estás haciendo en puesto de prepararte para el instituto?- lo regañó su madre, entrando a la habitación. Hacía por lo menos veinte minutos que su despertador había sonado.

Paris estaba subido encima de la cama, como un niño pequeño al que le da miedo un monstruo dentro del armario.

-Hay una araña gigantesca debajo del escritorio, mamá...

La mujer giró la cabeza hacia el escritorio.

-Hijo, si a eso es a lo que consideras "gigantesca" tal vez deberíamos ir al oculista.

La señora Walls la aplastó con su pantufla.

-¿Alguna excusa más para llegar tarde a clase hoy, mi querido y aracnofóbico hijo?

Paris se bajó de la cama de un salto.

-Si la había de verdad, no puede ser una excusa- replicó él.

-Lo que tú digas. Pero no pienso acercarte al instituto en coche, así que ya puedes correr.

Salió a la cocina a desayunar. Se echó cereales en un bol y a continuación le quitó el brick de leche a su padre, que hablaba por teléfono y había dejado su café a un lado.

-Entiendo...- decía-. ¿Pero cómo va a estar por dentro? Es que si lleva años sin entrar nadie lo mismo hasta tiene termitas... No me gustaría que se no cayera encima con nosotros dentro.

-¿De qué habla?- preguntó Paris.

Su madre se encogió de hombros, diciéndole que desconocía la respuesta.

El señor Walls resopló, no muy convencido de lo que le estaban diciendo al otro lado del teléfono.

-De acuerdo, está bien- aguardó a que la otra persona respondiera-. Claro, ella es la que manda. Habrá que hacerle caso.

-¿Qué pasa? – preguntó Paris cuando su padre colgó.

-¿Sabes cuál es la biblioteca?

Paris masticó los cereales lentamente, como si así pareciera inocente de algo.

-Sé dónde está...Pero nunca he entrado. Porque nadie va nunca a la biblioteca... o eso me han contado, por lo menos...

-Pues eso va a dejar de ser así- repuso su padre-. Alguien ha comprado la biblioteca y la va a volver a poner en servicio.

-¿Pero de quién era eso?- preguntó Paris confundido.

-Del ayuntamiento, supongo. Ahora tendrá dueño o dueña, pero seguirá siendo pública. Supongo...

-¿Para qué querría alguien una biblioteca vieja?- preguntó la señora Walls.

-¿Se sabe quién la ha comprado?- preguntó al mismo tiempo Paris.

-Claro, el ayuntamiento lo sabrá, digo yo. Yo no tengo ni idea, en la comisaría nadie lo sabe. No nos interesa.

-Tengo una amiga a la que le gustan mucho los libros y leer y todo eso y estoy seguro de que le hará ilusión darle las gracias al comprador en persona.

-A ver si se te contagia un poquito de ella- musitó su madre.

-Tu amiga puede ir el día que la abran y hablar con el bibliotecario o con la bibliotecaria que haya.

-¿Y qué tienes que ir tú a hacer ahí entonces?

-Echar a los okupas, si hay, que mucho me sorprendería que no fuera así. Comprobar que los cimientos están bien. Eliminar plagas de animales. Ese tipo de cosas.

-¿Qué la van a comprar?- exclamó DJ en voz tan alta que medio pasillo del instituto se dio media vuelta.

Paris chistó para que bajara la voz. Él, DJ y Kim estaban junto a la cafetería. Todavía no había mucha gente por allí, pero si DJ se ponía a gritar...

-¿Sabes quién lo va a comprar?- preguntó Kim.

-Ni idea. Mi padre tampoco lo sabe.

-¿Creéis que es el otro autor? – preguntó DJ.

-No creo. Debe estar preocupado porque lo pillemos. Comprar la biblioteca sería como gritar a los cuatro vientos: "¡Eh! Venid a por mí"- dijo Kim.

-Sí, pero ¿y si ese autor sabe lo que tú vas a decirnos y que por eso vamos a dejar de investigar y lo hace precisamente por eso?- repuso Paris.

-¿Y si sabe lo que tú has pensado también y por eso no lo hace?- replicó Kim.

-Mi mente va a explotar como sigáis hablando de eso- protestó DJ.

Kim no pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa.

Lisa llegó dos segundos después.

-¿Dónde habías estado?- preguntó Paris.

-Tengo examen de Geología. Estaba repasando para sacar buena nota.

Al decir eso le dedicó una mirada a Kim, como si estuviera desafiándola a sacar mejor nota en Geología que ella. Pero Kim no estudiaba geología.

-Tal vez podríamos ir después de clase a avisar al autor de que tiene que salir de ahí- sugirió Paris.

-¿Salir de dónde?- preguntó Lisa, todavía ojeando sus apuntes.

Le explicaron rápidamente lo que había sucedido con la biblioteca.

La chica se inmutó muy poco.

-Sí. Tal vez podremos encargarnos de eso después de clase. Espero que no nos ocupe mucho tiempo porque pasado mañana hay un parcial de literatura y no quiero sacar baja nota- dijo Lisa.

Todos la miraron con el ceño fruncido.

Lisa guardó los apuntes en la mochila y les dedicó una sonrisa forzada.

-Deseadme suerte. El examen es ahora.

Nadie va a la bibliotecaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora