Capítulo 2

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-Sabía que ibais a venir-dijo el hombre. Estaba despeinado y llevaba una barba de varios días que le creía por las mejillas y el mentón. Su camisa estaba mal metida por el pantalón, pero no parecía importarle, y la chaqueta de cuero con coderas que llevaba encima estaba picada, como si tuviera muchísimos años.

Los chicos se miraron entre ellos sin decir nada. Kim lo seguía enfocando con su flash del móvil. La luz tampoco parecía molestarle. Parecía que nada le estaba afectando.

-Vamos, Paris. Es tu turno de hablar.

Paris se quedó blanco y sus recién estrenados amigos lo miraron. Quería dar un paso al frente, ponerse junto a Kim, preguntar cómo estaba tan seguro de que iban a estar allí y en cuanto estuviera dando su explicación agarrar a la joven y salir de allí pitando. Parecía viejo. No los alcanzaría si iban rápido.

La cuestión era: ¿cómo lo podía saber él?

-¿Quién es usted?- preguntó para llenar el silencio.

El desconocido, medio sonrió.

-Soy escritor.

-¿Escritor?- repitió con escepticismo Lisa-. ¿Y lleva tanto tiempo viviendo aquí? ¿Sólo? ¿Sin comida ni agua? Vale que le guste su trabajo, pero esto es ya pasarse.

Cuando el escritor la miró con sus profundos ojos negros, Lisa dejó a un lado su valentía y se refugió a espaldas de DJ.

-No me hace falta nada de eso- respondió sin más.

En la mente de Kim bullían los datos que conocía sobre casos en los que las personas no necesitaban comer ni beber. Y ninguno de ellos era bonito. Ni natural. Tal vez era un escritor fantasma. Los fantasmas no necesitaban nutrientes.

Fue cuando este último pensamiento le rondó la mente cuando el escritor, el fantasma o lo que quiera que fuera arrojó un libro de la estantería al suelo. Las solapas se abrieron y las páginas pasaron bruscamente de unas a otras.

-No soy ningún fantasma, Kim.

La joven cogió mucho aire. Llevaba tiempo aguantando la respiración.

-¿Cómo sabías...?

-¿... lo que estabas pensando? – una media sonrisa asomó por sus labios-. Fácil. Yo te escribí para que lo pensaras.

Kim fue a decir algo pero frunció el ceño y se calló.

-¿La... escribiste?- repitió DJ.

-Bueno, os escribí a todos en verdad- dijo alegremente. Se separé de los chicos y dejó de estar bajo la luz del móvil de Kim-. ¿Qué tal si os aclaro un poco las ideas?- dio al interruptor de la luz.

-O sea, que usted es escritor... y nos escribió a nosotros como personajes de su libro, ¿cierto?- repitió Paris de la explicación que le había dado el autor.

-Cierto- coincidió. Lisa estaba a punto de decir algo pero la interrumpió-. Ah, sí, ¿cómo era esto...? "¿No te irás a creer eso de verdad?"- imitó la chillona voz de Lisa, que se quedó con los ojos como donuts-. "Si es verdad que has escrito la historia en la que vivimos demuéstralo". Y bien, querida: ¿qué prefieres? Creo que tengo preparado un piano cayendo del techo, un extraterrestre, una sirena y.... oh, que el chico ese que te gusta tanto te invite a salir. En mala hora decidí escribirte así. Te volviste insufrible como personaje...

Nadie va a la bibliotecaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora