-Daniel.
El muchacho estaba durmiendo todavía. Eran las siete y cinco. Aquel día ya había clase, pero no se había puesto el despertador. Intentó a ver si caía la breva, pero su padre se tuvo que levantar para ir a trabajar, y pasó por su habitación a despertarle.
-Cinco minutos más y me levanto, te lo prometo...
-Escúchame.
-Lo hago.
-Para que te creas al menos deberías abrir los ojos.
DJ refunfuñó, pero se dio la vuelta y miró a su padre con un ojo guiñado.
-Buenos días.
-¿No tienes que ir al instituto hoy?
-Ups...
-Sí, ya ups...
-¿Me has despertado para echarme la bronca, papá?
-No te vendría mal, la verdad. Pero te despierto para que después de clase vayas a comer a casa de Thalia.
-¿De Thalia?
-Sí, Daniel, de Thalia. ¿La doctora Perkins?
-¿Qué, papá? ¿En serio vamos a ir a cenar a casa de tu novia y de sus hijos?
-Sí, Daniel. Era algo que teníamos planeado para antes, pero debido a lo de tu compañera Leslie, le dije a Thalia de posponerlo.
-Gracias por la consideración pero paso. Cenaré sólo.
-Esa no es una opción.
-Pero...
-O me confirmas que vas a casa de Thalia o paso a buscarte a la puerta del colegio.
-No eres capaz.
-Pruébalo.
DJ suspiró.
-Nos vemos a las seis y media.
Su padre empezó a salir por la puerta.
-¡Ni siquiera sé dónde vive!
-Te mandaré la ubicación.
Cuando llegó al instituto fue directo a su taquilla. Tres días sin clase y ya se le había olvidado lo que le tocaba a primera hora.
-Pareces cansado- le dijo Paris, acercándose a él-. Te necesitamos fresco para esta noche.
-¿Qué pasa esta noche?
-Tío, ¿ya lo has olvidado? ¡Lo hablamos ayer!
-Mierda... ¿A qué hora era?
-A las ocho.
DJ asintió.
-Tienes que venir. Necesitamos estar los cuatro.
-Ya lo sé... Lo sé. Puedo hacerlo. No os voy a dejar tirados.
Por primera vez en su vida, a DJ le habría gustado que las clases no terminasen nunca, estar sentado en ese pupitre durante un par de horas más, pero las clases llegaron a su fin. Apenas tuvo tiempo de darse una ducha y hacer un par de ejercicios de economía antes de tener que salir para casa de la doctora Perkins.
A DJ no le importaba que su padre se hubiera echado novia, pero ¿qué culpa tenia él?
-Hey. Hola Connor- saludó DJ cuando uno de los gemelos, hijos de la doctora le abrió la puerta. Parecían más pequeños de catorce años, pero era más o menos la edad que debían tener.
ESTÁS LEYENDO
Nadie va a la biblioteca
FantasíaParis quiere ver la biblioteca. Pero sus nuevos compañeros le dicen que nadie va nunca a la biblioteca. Ni siquiera los del club de lectura. Lleva cerrada desde... siempre. Ni siquiera hay ningún libro dentro ya. Las viejas leyendas callejeras dic...