Capítulo 3

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-Recordadme, por favor... ¿por qué estamos malgastando una magnífica mañana de sábado en la que aún no tenemos deberes yendo al museo? - pidió Lisa.

-Porque un viejo autor amargado nos ha amenazado con maldecirnos... o malescribirnos, si no lo hacíamos- respondió DJ.

El autor les había dicho que habían expuesto su pluma como una que permaneció a uno de los autores que se tendrán que estudiar para la clase de literatura, pero que en realidad no existía. Fue su último recurso al no ser capaces de romper la pluma.

-Tío, ¿crees que él sabe lo que hacemos ahora?-le preguntó Paris.

-¿Por qué lo dices?

-Nos dijo que nos ayudaría para que no nos pillaran. Y si él escribe la historia al fin y al cabo... Tiene que saber lo que decimos... ¿no?

Les había dicho que no los dejaría solos en el museo. Les ayudaría a que los guardias estuvieran despistados cuando ellos fueran a coger la pluma. A que las alarmas sonasen por otros motivos.

-Pregúntale a Kim. Ella es la que lo entiende.

No es que Kim lo entendiera mucho más de lo que lo hacían sus compañeros, pero era la que más libros había leído y por algún motivo daban por hecho que lo que estaba ocurriendo con ellos podría haber pasado en otra ocasión ya.

-Bueno si teóricamente él ha escrito nuestra vida cabe pensar que también ha escrito que tú dijeras eso, ¿no?

Sacó el dinero de los cuatro para pagar la entrada del museo y la recepcionista, que había escuchado sus palabras, juntó ligeramente las cejas. Kim no le dio la máxima importancia. Recogió las entradas y pasaron.

-Aunque... por otro lado, él no para de repetir que tienes que madurar y evolucionar y todas esas cosas que hacen que un personaje valga la pena- DJ asintió pero en verdad no estaba seguro de si la estaba entendiendo-. Así que creo que la libertad esa de la que nos habló también se refería a que, bueno podemos decir lo que queramos. Él sólo nos da las pautas.

DJ y Paris se miraron confundidos. Lisa suspiró y pasó de ellos, mientras avanzaba luciendo el modelito que llevaba puesto.

-A ver- suspiró-. Un autor digamos que es completamente libre de crear el mundo que quiera y los personajes que quiera dentro de él. Pero todo tiene que ser coherente. Imaginaos que el protagonista de una historia es el más tímido del mundo pero se presenta a... un casting para hacer un musical porque es la trama principal de la historia. ¿Tendría sentido? Pues no... Debería hacer a un personaje más extrovertido... O crear a otro personaje que le tienda una trampa.

-Entonces... tú crees...

Kim suspiró.

-Como estamos aquí metidos, técnicamente, él solamente puede escribir lo básico. Principio, nudo y desenlace. Cómo somos nosotros. Y a partir de ahí la historia va tomando sentido. Pero nosotros somos libres para decidir cómo ocurre.

-Entrecomilla libres- apuntó Paris.

-Lo entrecomillo.

-Así que si piensas que puede saber lo que está pasando- concluyó DJ.

-No me cabe la menor duda de que tiene entre sus manos un ejemplar de nuestra historia que se escribe por sí misma pero en la que él puede tomar ciertas notas.

Nadie va a la bibliotecaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora