CAPITULO 6
Otabek caminó con cautela el pasillo que daba de la cocina a la sala, con sus cinco sentidos alerta en todo momento, detrás de él venía Yuri quien se aferraba a su camisa con la mano en un puño.
Solo se escuchaba el ruido de la televisión encendida, Otabek llego a la sala y verificó en cada rincón, el gato de Yuri apareció detrás de un sillón y el rubio lo cargó abrazándolo contra su pecho.
El guardaespaldas se dirigió escaleras arriba, Yuri aun le seguía con el gato a cuestas, después de una rápida inspección, Otabek dedujo que no había nadie ahí.
Entonces le dio al rubio una dura mirada, Yuri, aliviado de que no le hubiera pasado nada a su gato, le respondió malhumorado.
—¿Ahora qué? ¿Irás a contarle al estúpido de mi hermano? Maldición, ahora tendré que decirle adiós a Egipto—. El canadiense frunció el entrecejo, pero no le dijo nada, cuando el rubio estaba por subir a su habitación, se escucharon un par de voces en la entrada, Otabek rápidamente se puso en guardia y Yuri no se detuvo a pensar que había bajado un par de escalones hasta quedar a un lado del canadiense, quien con un brazo le colocó detrás.
Viktor y Yuuri entraron a la casa, sus rostros se mostraban consternados por la extraña escena, el ruso fue el primero en hablar.
—¿Que ha pasado?
—Creo que alguien intento entrar en la casa— puntualizó Otabek, guardando su arma a un costado. —Debió ser en el último par de horas.
—¿No estabas aquí? Yuri... acaso tu...— Viktor sonó dos más dos y rápidamente dedujo que su hermano seguramente se había escapado y Otabek lo había seguido, fiel a su trabajo.
—Mira, Viktor lo que yo...
—En realidad me pidió que lo acompañara al parque, señor Nikoforov—. Intervino Otabek, ambos rusos lo miraron sorprendidos, el canadiense continuó, — dijo que estaba algo aburrido de estar en casa y quería tomar un par de fotografías...—Otabek tomó la pequeña maleta del rubio, sacando la cámara y mostrándole las fotografías, Viktor las veía distraído por lo que no notó la mirada entre estupefacta y molesta de su hermano.
Aun así, Yuuri si lo hizo, pero decidió no decir nada por ahora, quería ver cuál era la intención del canadiense.
—Ya veo... entonces, alguien intentó entrar aquí a la fuerza mientras ustedes estaban fuera- reflexionó- me alegro entonces que hubieran salido...— suspiró llevándose una mano a la frente, totalmente cansado y fastidiado, Yuuri le tomo de la mano, transmitiéndole apoyo.
—Creo que sería buena idea instalar cámaras de seguridad, ¿no lo cree, agente Altin?- preguntó el japonés amablemente, Otabek asintió dando algunas recomendaciones de marcas y que el mismo podría monitorearlas para que no hubiera más extraños rondando la casa, cosa que Viktor agradeció enormemente.
Yuri tomó su cámara de las manos de su hermano y subió entre ofuscado y confundido a su habitación sin decir nada más, en su mente solo había dos preguntas que le interesaba responder en lo posible: ¿Quién había entrado a la casa? Y ¿Por qué el agente Altin había dicho aquello para cubrirlo?
No sabía cuál quería responder primero.
-.-.-.-.-.-.-
—A pesar de que has sido un dolor en el culo desde que te conocí, debo admitir que tienes un excelente gusto musical— exclamó Yuri mientras revisaba la mini pantalla del sistema de sonido en el automóvil del canadiense. Otabek solo miraba al frente completamente concentrado en conducir.
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MI GUARDAESPALDAS
FanfictionOtabek Altin, un agente federal de la Policía Montada de Canadá se encuentra con el caso más difícil de su corta trayectoria: Proteger al rebelde hermano menor del embajador de la paz de origen ruso, Viktor Nikiforov durante su estadía en la ciudad...