Capítulo 25.5
Las mesas de la cafetería de la universidad estaban ocupadas por varios grupos de estudiantes, quienes, para combatir el estrés de los exámenes finales o hacer sus planeaciones, tomaron ese lugar como su punto de reunión.
Por esa razón, decidió tomar asiento junto a la barra, apartando otra silla a su lado para la persona que habia citado ahí.
Yuri sopló a su propia bebida, un cappuchino extra cremoso por el que se le hacia agua la boca, pero no podía dar un pequeño trago sin arriesgarse a quemar su lengua.
—Hola Yuri.
Yuri se giró hacia la voz femenina a sus espaldas. Sonrió apenas y extendió la mano hacia la silla quitando el abrigo del asiento.
—Hola... ¿Cómo estás?
Mila se acomodó un mechón de cabello detrás de la oreja, Yuri detalló que no había cambiado mucho, salvo que lo traía un poco más corto de la última vez que se vieron.
—¿Te cortaste el pelo de nuevo?— la pelirroja sonrió, mostrándose un poco aliviada al percibir que Yuri no estaba molesto, o eso creía.
—Ya sabes lo imposible que es para peinarlo, es más fácil así.
—Esta bien, supongo— el ruso se encogió de hombros, sorbiendo su bebida y ocultando la mueca de disgusto al descubrir que aún seguía caliente.
—Yuri
—¿Mhm?
—Yo en verdad lo siento.
El silencio se instauró entre ambos durante varios segundos, suspirando, Nikiforov negó con la cabeza, dejando el café sobre la barra.
—No es tu culpa. Yo lamento no haberte contado la verdad y que tuvieras que enterarte por las noticias.
Mila sonrió con incomodidad, Yuri extendió su café a la morena, quien le dio un pequeño sorbo, siendo más cuidadosa que él.
—Sala era mi amiga, pero tú eres más que un amigo, Yuri, eres como un hermano y... comprendo perfectamente que no podías decirme las cosas en su momento, aun así dolió que no me hablaras aun cuando todo esto ya había terminado— la tranquilidad que había demostrado en ese lapso se perdió tras decir aquellas palabras ya que su voz comenzó a quebrarse en un silencioso llanto.
Yuri apretó su mano en un puño, conteniendo las ganas de gritar y decirle a la pelirroja que ese no era su asunto, reclamarle cómo es que no había visto la clase de arpía que era su supuesta mejor amiga, despotricar contra ella por no comunicarse en cuanto estalló toda la mierda en las noticias...
Tragó duro antes de verla, con resentimiento y dolor en su mirada.
—¿Por qué no me hablaste? Si dices que no sabías nada y que significo mucho para ti... ¿Por qué no me llamaste? — después de calmar un poco sus sollozos, aún se le veía afectada por las palabras del más joven.
—Te conozco lo suficiente para saber que no querrías escuchar nada de nadie, Yuri, tu te cierras a la gente apenas demuestras un poco de vulnerabilidad... creí que, dándote tiempo y, sobre todo porque mi relación con ellos era cercana, seguramente terminarías odiándome a mi también...
—Tonta! ¡Nunca podría odiarte!— Yuri golpeó la mesa con su puño, sus ojos, enrojecidos por el llanto contenido, le veían con desespero. —Yo se que soy una mierda cuando las cosas me sobrepasan, como todo este desastre o lo que sucedió con mis padres— tomo una pausa antes de continuar— estoy intentando poner mi vida en orden, igual que mi hermano y el katsudon... pero es difícil y... te necesito, más de lo que creía...— esas palabras estaban atoradas en su garganta desde hace varios días y no había logrado sacarlas hasta ese momento, Mila dejó salir un ultimo sollozo antes de encerrar a Yuri en un fuerte abrazo y este, lejos de alejarla como normalmente lo haría, solo se aferró a este.
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MI GUARDAESPALDAS
FanfictionOtabek Altin, un agente federal de la Policía Montada de Canadá se encuentra con el caso más difícil de su corta trayectoria: Proteger al rebelde hermano menor del embajador de la paz de origen ruso, Viktor Nikiforov durante su estadía en la ciudad...