01.

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Unos labios se aplastan contra los suyos, frunce el ceño e intenta no corresponder al beso.

Eres delicioso, pequeño, ¿Lo sabías? —Dice aquel hombre, tomando su mandíbula con fuerza, mientras pasa su lengua por todo el delicado cuello; la voz del sujeto es grave y rasposa, le causa escalofríos; JiSung quiere gritar, pero sabe que hacer eso sólo trae más problemas.

En cuestión de segundos es despojado de su ropa de manera muy violenta, quedando completamente desnudo bajo el cuerpo de ese extraño.

Siente las manos contrarias acariciar su cuerpo de manera torpe, mientras va dejando besos sucios por su cuello y pecho, haciendo que JiSung intente empujarlo hacia atrás.

El hombre baja con rapidez sus pantalones, junto a su ropa interior y se adentra en el menor, sin preparación alguna.

Su rostro forma una mueca de dolor ante aquel acto tan brusco.

Las pequeñas manitas son aprisionadas sobre su cabeza por las del mayor, el frágil cuerpo se mueve al compás de las estocadas del adulto, rendido, mira hacia otro lado, cierra los ojos fuertemente, intentando no llorar, pero es inútil, sus primeras lágrimas comienzan a salir, en silencio.

Se siente tan impotente, estúpido.

Pero no puede hacer nada más que esperar a que termine, porque, al final, él está ahí para complacer a los demás.

Las embestidas comienzan a hacerse más rápidas y dolorosas, cierra fuertemente la boca para intentar callar los pequeños gemidos involuntarios que escapan de sus labios, porque es asqueroso cuando esos hombres creen que le gustan todas esas cosas que es obligado a hacer.

Un peso cae sobre él, y siente aquel líquido caliente y viscoso recorrerle la entrepierna.

Repulsivo.

El extraño rueda a un lado de la cama, seca su sudor y comienza a vestirse, mientras JiSung logra cubrirse con una sábana y se arrincona contra la pared.

Una de las peores partes es cuando es felicitado por ese hombre, porque él no quería hacerlo, no le gustaba en absoluto, sólo le dolía, en su parte baja y en su pecho.

Pero al fin puede respirar tranquilo de nuevo...

Al menos hasta que llegue su próximo cliente.

a million men | marksung. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora