El corazón de Mark parece estar ahogándose en felicidad; su pequeño niño está cumpliendo 16 años.
Lleva recorriendo varias tiendas en su visita al centro comercial, es el primer cumpleaños que JiSung puede disfrutar después de mucho tiempo y planea que sea tan especial como ese chico lo es para él. Pasan varios largos minutos y, por fin, da con el regalo indicado; duda un poco si debe comprarlo, pero su subconsciente le dice que eso es lo mejor que encontrará.
Horas más tarde llega a casa, tiene una pequeña caja de color azul cielo contra su pecho, la abraza tan fuerte como puede y procura no dañar la envoltura, también espera que lo que contiene ésta no traiga malos recuerdos a JiSung. El menor se encuentra en la habitación de Mark, y este último, al entrar al cuarto, sonríe instantáneamente al encontrarlo sentado a mitad de la cama como indio, sus codos apoyados en sus rodillas y a su vez, su rostro entre sus manos, concentrado completamente en la película que está en la televisión. Antes de que JiSung pueda verle, Mark esconde el regalo detrás de su espalda, luego piensa en que es muy tonto, porque aún se puede ver que hay algo ahí; se acerca de a poco, sentándose junto al menor, cuidando que la caja no fuera descubierta aún.
—¿Qué tienes ahí, Mark? —Los ojitos de JiSung buscan curiosos tras él, estirando su cuello para poder ver mejor.
—Un regalo... —Mark muerde levemente su labio inferior, intentando contener una pequeña risa nerviosa. —Para el rubio más bonito, que por cierto, está de cumpleaños.
—¿Para mí? —Sonríe enormemente y se acerca más al cuerpo del mayor al tiempo que intenta alcanzar la caja y un brillo crece en su mirada. —¿Qué es?
Tiende el objeto hacia JiSung y se aleja un poco, asiente con la cabeza y observa cómo el regalo es abierto con rapidez y los pequeños papeles de colores en el interior vuelan por todo el colchón mientras que él juega con sus propios dedos, inquieto ante todos los distintos escenarios que había estado imaginando.
—Mark... —La dulce voz suena sorprendida; saca un peluche de león que aún está cubierto de hojitas en colores pastel y se queda mirándolo por unos momentos. Siente como lágrimas se forman en sus ojos.
Dios, realmente está feliz.
—¡Es precioso! Gracias, gracias, gracias.
El mayor suelta un suspiro de alivio en cuanto los delgados brazos rodean su cuerpo y el delicado rostro se acurruca en su hombro.
—Sé cuán difícil fue perder a tu anterior león, ya que era tu única compañía, así que... quise... devolvértelo. —Aleja con cuidado su torso de la cara del menor, para que éste le mire. Pasa sus pulgares por debajo de sus vidriosos ojos y JiSung sonríe con las mejillas sonrojadas.
—Mark, no lo necesito si estás tú, te prefiero mil veces.
Desliza sus manitas hasta la nuca de Mark, enredando sus dedos entre los cabellos castaños. No puede quitar sus ojos de los del mayor y se da cuenta que su labio inferior tiembla.
JiSung, ¿Qué haces?, ¿Qué piensas?
Antes de que Mark articule palabra alguna, la distancia entre ambos es acortada en un suave y dulce beso.
JiSung espera con todas sus fuerzas, sea correspondido; una sonrisa se dibuja en su rostro al sentir como los delgados labios de Mark toman completamente los suyos, sin intención de soltarlos.
Ambos sienten como si el tiempo se detuviera mientras sus bocas permanecen juntas, tan lentas, disfrutando completamente del pequeño, pero a la vez, enorme contacto, detectando cada uno, el delicado sabor del otro. Cuando su noción del tiempo vuelve a su lugar, JiSung se separa con calma y el rostro completamente enrojecido, mira hacia todos lados, como buscando qué decir y el mayor al notar esto, acuna la carita de JiSung en sus manos y deja un beso en la punta de su nariz.
Eso es todo lo que ambos necesitan por ahora.
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a million men | marksung.
FanfictionTodo es bueno en el cielo, pero nunca lo conoceré.